Los Miserables (+ retrato Hugh Jackman)



-La injusticia de una vida justa y el reparto que sabía cantar-


-Hugh Jackman como Lobezno, su papel más conocido-



En toda sociedad aparece una época en la que el clima se vuelve confuso y turbio, afloran la pobreza y la desesperación dañando siempre al eslabón más débil, bajo y necesitado de buenos días, el pueblo de a pie. La gente trata de soportar las penas, quizás por miedo a alzarse o a que su situación pueda llegar a ser peor si no juegan bien sus cartas. De este modo, van tragando cuanto pueden. Pero llega un momento en sus vidas que la injusticia, al igual que las calles, huele a sangre emponzoñada, derramada a sabiendas del tinte que pudiera dar a los suelos y de las reacciones que pudiera provocar. Desemboca en esta serie de circunstancias una pequeña revolución inalienable , en cuyo seno comienza 'Los miserables'.



Jean Valjean (Hugh Jackman; 'X-Men origenes Lobezno', 'Australia', toda la saga de 'X-Men' y 'El truco Final') es el primer personaje con el que tomaremos tierra -más bien mar-. Es un hombre demacrado, el agua del mar corre por los surcos de su piel cincelada por una esclavitud impuesta por robar pan y agravada al tratar de fugarse en repetidas ocasiones. 


-La fotografía de Los Miserables, imperecedera e impresionante-


Valjean es observado, mientras trabaja como remolcador de barcos con otros hombres, por quien será su sombra desde el día en que termina su servicio hasta que crea que la propia muerte es mejor que escapar de él. Su nombre es Jarvet (Russell Crowe; 'Una Mente maravillosa', 'Gladiator', 'Master & Commander: Al otro lado del Mundo' y 'American Gangster'). Curiosamente, todas las ocasiones en que éste aparece explicándose a sí mismo -elemento recurrente en esta película- constituyen escenas para enmarcar.



Si hubiera que elegir las escenas de un personaje en solitario, serían las de Crowe. Cada vez que se muestra, la cámara se embelesa, se adueña de la situación, se sube a un lugar alto y canta con una voz inesperadamente bella y profunda.



 Volviendo a la trama, Valjean nos llevará siempre de la mano introduciéndonos en las memorias de otros personajes maravillosos. Pero, de momento, nos limitaremos a observar cómo trata de vivir su vida después de tantos años esclavizado. Debido a que en su documentación figura catalogado como un hombre peligroso, no consigue que le confíen ningún trabajo que pueda realizar y, tras recorrer medio país, acaba moribundo a las puertas de una iglesia, donde el párroco lo encuentra y le invita a entrar para compartir la mesa con él.



El personaje de Jackman se ve traicionado por la necesidad, robando de madrugada toda la plata del párroco. Para su infortunio, la policía lo devuelve frente al cura: "Tiene la osadía de decir que se la ha dado usted", exponen los agentes. "Así es", replica el cura para sorpresa de Valjean. Ante tal muestra de amor, comprensión y la posibilidad otorgada de un futuro mejor, se siente herido por una daga en su corazón, avergonzado por haber caído tan bajo. Debido a estos sentimientos, nuevos en él, encabezará su vida por un camino de honradez y bondad. Para ello, el nombre 'Jean Valjean' debe tocar a su fin.



En el mundo del cine es extraño encontrarse con una obra maestra, pero lo que es más raro aún es ir al cine una vez por semana e hilar dos obras maestras consecutivas. Diciembre de 2012 efue un mes para recordar en estrenos cinematográficos -todo lo contrario que acontece social y económicamente-. Primero parecía que 'El Hobbit: un viaje inesperado' se iba a coronar en solitario como firme candidata a mejor película del año, dejando atrás a 'Argo'. Pero llegó entonces 'Los Miserables' y todo ha cambió.



El director Tom Hooper trae de nuevo el sello tan característico que pudimos disfrutar en la oscarizada cinta 'El discurso del Rey'. Los primeros planos de los personajes a un lado de la escena constituyen uno de sus detalles más celebrados. Cuando la cámara se centra en la oratoria de un solo personaje en concreto, lo sitúa en un lado de la pantalla y no en el centro como suele ser habitual. Magnífico.



Otro de los detalles a resaltar -junto con el homenaje al género musical que supone la última canción- tanto de Hooper como del filme en sí, es la iluminación, que aún sin ser realista ambienta la historia en un clima maravilloso de tragedia y revolución.



Para acabar, debemos subrayar las grandiosas actuaciones de Hugh Jackman y Anne Hathaway, que tuvieron que adaptarse a los personajes a nivel emocional y personal. Les llegó a costar bastante tiempo superarlos, tanto física como mentalmente. Hay que añadir además que son los actores los que cantan en todo momento, adhiriendo así otro delicioso aliciente a esta oda a la revolución.



He de advertir que, al ser una película de alta calidad, se hace poco accesible para un sector del público escasamente acostumbrado a tener que deglutir lo que ve. Esta circunstancia hace de 'El Hobbit' y de 'Los miserables' dos obras maestras.



Y lo hace en cada elemento, en cada escena, no solamente en la trama. Con los miserables en particular, es mejor ir sobre aviso. Se trata de un filme que completa el 98 % de su duración -dos horas y media- en inglés y cantado. Con subtítulos, eso sí, pero dos horas largas de canciones en inglés no son plato de buen gusto para espectadores no curtidos en el mundo del cine de nivel. 



Por lo tanto, ver 'Los miserables' y terminar hastiado puede ser una reacción bastante común. Sin embargo, en mi humilde opinión, la duración de la película en ningún momento resulta excesiva, y esa extraña sensación de "falso 3D" que logra Hooper convierte el visionado de esta trágica historia en una auténtica delicia para el espectador avezado. Lo único que cabe lamentar es no disponer de espacio para extendernos un poco más en las espléndidas actuaciones de cada actor y actriz en este gran drama.



NOTA: 9,9





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