Animales fantásticos y dónde encontrarlos | POPCOKEN


Vuelve la magia al cine


Vamos a ser sinceros. Cuando supe que iba a haber una nueva película del universo de Harry Potter —pues sí hay algo que está de moda ahora es los universos temáticos— fui totalmente escéptico, casi sonaba mal.



 La propia saga tuvo más de un tropiezo en las salas de cine, llegando a parecer más una serie episódica larga que una saga de películas. Que adaptasen un libro tan corto —noventa y dos páginas— como este, parecía el inconfundible color verde de la codicia que un proyecto serio, aunque realmente hay magia en todo ello.



Comenzamos nuestra aventura con una pequeña presentación del villano, que gracias a un guiño/confesión —fotográfico— totalmente voluntario por parte del filme, nos spoilearemos a nosotros mismos con precisión su verdadera identidad. Tampoco era muy difícil. Tras esos segundos de metraje, conoceremos a Newt Scamander.



 Es un personaje extravagante, no podía plantearse el personaje protagónico de otra forma; si nos volvían a introducir la dinámica del héroe abnegado, el filme se hubiera venido abajo. Scamander tocará tierra pronto en Nueva York, allá por mediados de los años veinte, por lo que ver a cualquiera de los protagonistas de la saga Potter quedará un poco lejos, o quizás no tanto. 



Eddie Redmayne dará vida a este extravagante y entrañable Newt, así, además de lucirse un poco, Redmayne le dará ese toque tan británico y caricaturesco al mago zoologista, para que contraste con sus compañeros Estadounidenses —contraste que matará casi completamente el doblaje—.



Newt se convertirá pronto en una especie de Don Quijote británico, ya que le colocarán, sin discreción ninguna, a un Sancho Panza en toda regla, a su lado para que le saque las luces, las sombras y el timing a su personaje. Estableciendo a un sidekick graciosete —y gordo— frente al estrafalario —y delgaducho— Scamander, el filme consigue que el personaje luzca el doble. 



Cuando en solitario se hubiera vuelto cargante y esperpéntico, Dan Fogler —El Sr. Kowalski en el filme— consigue dosificarlo. Así el tiempo que Newt aparece en pantalla se ve inteligentemente manejado, dejando ante nosotros a un personaje menos heroico —hablando del término más tradicional— y poco o nada cargante. No como la trinidad de Harry Potter, que en muchos momentos resultaban insufribles y cansinos.



A la película le cuesta un poco acostumbrarse a sus nuevas reglas de juego; como si divorciarse de las viejas reglas Potterianas, así como entender si quiere priorizar el captar a público joven o el nicho de fans originales, le llevase un tiempo que luego le cuesta recuperar. 



El guión va a cargo de J.K. Rowling y nadie mejor que ella para esa tarea, pero a la dirección se sienta David Yates, quién ha brindado momentos brillantes a Harry Potter y también ha arrastrado la saga por el fango —La orden del fénix, una de las peores películas que se han hecho nunca— y luego ha ejecutado su tránsito digestivo sobre ella, riéndose mientras lo hace.



 Yates conoce bien el universo de Harry Potter, tanto sus altos como sus mayores bajezas, por eso quizás le haya salido tan bien esta jugada. Al no cargar con la “responsabilidad Harry Potter” —no al menos en toda su totalidad—, Yates ha podido obrar con menos agua al cuello y hasta resarcirse de pecados pasados.



 La trama es sencilla, tenemos a Newt y su maletín lleno de criaturas mágicas al más puro estilo Mary Poppins y, ¡mala suerte!, se abre y hay que recuperar a la gran mayoría. Pero este es sólo un velo que planea por encima de la verdadera trama. Un hilo conductor, que nos llevará hasta las profundidades de Nueva York, y que se acercará en ocasiones a un aspecto más político, que de haberse desarrollado más hubiera subido el interés del público más adulto del filme, perdiendo a las nuevas generaciones.



 Rowling sabe muy bien cómo contar una historia a sus fans, una trama suave y agradable llena de cosas bonitas que se va complicando hasta volverse un poco más seria, pero sin perder su candor y su magia —a menos que hablemos del tramo final de Harry Potter, donde todo era tragedísta y necesitado de oscuros dramas—.



Animales fantásticos y dónde encontrarlos’ es un viaje afable, al que le cuesta establecer su objetivo durante la primera hora, que luego sorprenderá a más de uno. Incluso se permite varios recursos visuales muy concretos que darán destellos de grandeza al filme —la escena de la joyería y la de la taza de té, concretamente—.



 Eso, junto a la más que correcta fotografía, la muy buena ambientación, y la sorpresa que dan tanto Ezra Miller como Colin Farrell, hacen que el conjunto esté por encima de la media de Harry Potter y que ver su universo extenderse —así sí— es muy agradable. 



Casi da pena que acabe y desprenderse de esa sensación de magia que inundó la infancia de muchos, aunque luego uno recuerda la fugaz y denigrante aparición de Johnny Depp en el filme y se le amarga el sabor de la boca como para bajarle un punto entero a la media de la película. No es nada personal, es que su fama vuelve a lo que interpreta secundario, rompiendo así el ambiente y coherencia del filme por momentos.




Animales fantásticos y dónde encontrarlos’ es un entretenimiento ligero y sin pretensiones. Una agradable experiencia, donde sus efectos especiales pudieran haber sido mejores, pero cumplen. 



Como su trama, que, aunque hacia el final va ganando enteros, se deja por el camino varias oportunidades importantes, así como la habilidad para construir mejor a algunos personajes, más allá de lo visual.



 Como curiosidad destacar, que hay alguna que otra incoherencia en la —poca— historia que tiene en común con el libro, pero a los que no damos importancia a que se calquen algunos detalles, nos dará totalmente igual. Con películas así, da gusto pasar una tarde de domingo en el cine, ya que no nos dolerá el bolsillo por pagar el precio de su entrada.



Nota: 6,8

Jorge Tomillo Soto-Jove


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