The Umbrella Academy | POPCOKEN



—The hazy shade of winter—

Ya he visto y leído ‘The Umbrella Academy’ (al menos lo que respecta a la primera temporada de Netflix, basada en el arco argumental suite apocalíptica) y tengo que decir que me ha parecido una serie muy notable, sobretodo una vez leído el material fuente.




Por que si, ‘The Umbrella Academy’ se basa en un comic de Gerard Way —y Gabriel Bá—, apadrinado por Grant Morrison, pero es mucho más que eso. De hecho está a mundos de distancia. En contexto, no se puede decir que la serie sea mucho mejor, pese a que sí que sea más entretenida. El cómic tiene que contar toda la suite apocalíptica en algo más de 200 páginas —contexto, creación de mundo, construcción de personajes y resolución del conflicto incluidos—. El medio le permite a Gerard Way licencias que Netflix no puede usar. Como que Monóculo, el padre adoptivo de toda la academia, tiene el pelo rosa y es un alien, sin ningún tipo de explicación. 


Como que Klaus vuele o tenga poderes psíquicos. También las motivaciones son completamente opuestas: Cinco es un recurso más para Gerard y en la serie es el núcleo troncal —hasta que nos damos cuenta de por qué han contratado a Ellen Page en todo esto—. Lo que quiero dar a entender, es que el cómic es un mundo diminuto, encorsetado en las limitaciones del medio para y por el que transmite su historia. Mientras que Netflix tiene diez horas para deconstruir toda esa información y adaptarla a un formato televisivo, que bebe del cinematográfico constantemente. Crear contenido nuevo no ha dado la sensación de que Netflix maltrate o mal use el material original, de hecho… es todo lo contrario.

Netflix nos presenta una serie nada atípica, pese a esforzarse por serlo. Más bien es lo que debería ser una adaptación, si el adaptar una historia se hiciera objetivamente y cuidando de tus personajes. Pero Netflix no sólo respeta sus bases, si no que les saca brillo. Aunque he de admitir que ocurre un inesperado eco constante con el cómic. Si lo habéis leído seguramente os pase como a mi: antes de leerlo los personajes me gustaban, pero no eran importantes para mí. Tenía la sensación de que algo no calaba del todo porque quizá había algún detalle que no estaba entendiendo. Tras leerlo en un par de horas y ver los últimos compases de la serie… era como sí lo que había leído y lo que estaba viendo funcionasen en paralelo y a la vez. No llegué a cogerles cariño a los personajes hasta no saber todo de ellos, porque…


Admitámoslo, la serie se refugia en la imagen colectiva de los X-Men para alzarse con sus propias historias. Los parecidos son innegables, hasta sigue el mismo camino que un par de historias clásicas. Es una elección comprensible, pues el cómic tarda muy poco en dejar ese fantasma a un lado, pero recogerlo para la Tv es una forma de que tu público entienda más rápido tu mensaje. Aunque una vez acabada la primera temporada, lo que me asusta un poco es la supervivencia de la propia serie, debido a la cantidad de información que se dejan en el tintero sin explicar —y que no creo que retomen—.


 ¿Qué tipo de información? Pues casi todo lo que da contexto y motivaciones a los personajes. Sí, están mucho más elaborados aquí, pero muchas veces lo más que hacemos es dar pinceladas sobre su personalidad. Después se cruza alguna conversación, puede que algo que tenga que ver con la trama principal, y aquella historia tan interesante se desvanece. Como por ejemplo todo el tema de Klaus y Vietnam. Entiendo que la serie no podía detenerse más, pero al igual que con qué narices le pasó a Ben, me hubiera gustado más de todo eso. Pero de pronto vuelve a surgir el tema del ojo, que al final no vale para una mierda y…pues me siento confuso con muchas cosas.



Me encantan detalles como el truquito de magia que se marca la serie para introducir a Klaus (los cambios de persona de primera a tercera sin que se vean cortes en la imagen cuando le dan la moneda en desintoxicación), o los usos de la cámara en el primer y el último capítulo en general. Pero siento que no se han priorizado bien todas las historias. Nos pasamos media serie creyendo que es Cinco quien lleva los mandos de la nave, para abandonarlo a su suerte y a ser una distracción menor en la recta final. Cuando al tiempo se va revelando que es realmente Vanya quien corta el bacalao, peeero, también es para nada. A menos claro que la segunda temporada coja el testigo de todas estas manos tendidas y le sepan dar sentido.



También espero que sepan tener la buena mano con la música que han tenido en esta primera temporada. Ya que la música no es sólo un recurso estético, como en la pelea en la cafetería, donde la canción Istanbul sirve como divertimento que asienta el tono. Cuando usan bien la música, la letra coincide con lo que ocurre; como en mi escena favorita en el primer episodio, donde todos se echan a bailar.


En general, y resumiendo lo dicho. Me ha gustado ‘The Umbrella Academy’ pero siento la cuerda floja dentro de sus posibilidades y me da miedo lo que esté por venir. La serie tiene muchos méritos, y ha logrado reconstruirse a favor de una historia que beneficia al formato y al entretenimiento general, pero se deja cosas coleando por el camino y le pesan un poco. Aunque también tengo que decir que el episodio piloto y el último no tienen taras mayores, de hecho son lo mejor de la serie. 



Sin embargo en medio se pierde un poco, y sin llegarle a pesar su duración, se acaba volviendo cuestionable, así como hay varios momentos que, con más valentía, hubieran marcado mucho más la serie (especialmente el momento Dr. Manhattan frente a Allison).  Al final del día me quedo con este nombre grabado a fuego en mi mente y con ganas ardientes de que me den más y más de lo mismo.


Jorge Tomillo Soto-Jove

Nota: 7,2


1 comentario: