El Don | POPCOKEN ENTINTADO

 


Vuelve esta sección a Popcoken, para nada más y nada menos que analizar lo nuevo y más fresquito de Isaac Sánchez, a quien muchos aún conoceréis como Loulogio. Como fan de su pluma (y sus colores) que soy, desde que descubrí El regreso del hombre pez, no podía faltar a esta cita. Ni pienso faltar a las próximas.

De nuevo, Isaac repite con Dolmen; unión que ya viene siendo símbolo de buenas cosas. Esta vez se aleja del folclore norteño para meterse de lleno en un género que nos ha acunado a muchos: el de los superhéroes, o más bien el de los superpoderes. El Don es un cómic cortito, de casi 200 páginas, que abraza la cultura del superpoder y la hace suya para así sacarle una nueva lectura. En este mundo tan español que nos presenta el autor, existe una enfermedad llamada el don, que otorga uno distinto a cada persona. ¿Problema? Que es una enfermedad degenerativa. Con el uso del don otorgado el cuerpo entra en una irremediable cuesta abajo que devorará más pronto que tarde a quien lo usa. Esta aproximación es el jugo y mayor interés de la obra. 

Normalmente, cuando uno piensa en superpoderes piensa en este glamour y excepción a la norma que recrea constantemente el mito del superhéroe. Piensa en las capas, la gente sexy y los trajes ridículamente ajustados, placer culpable de tantos y tantos. Pero salvo un puñado de autores, en el comic mainstream apto para todos los públicos, el mito de "los superpoderes te hacen diferente, por ende más guay" no suele verse expuesto muy a menudo a revisiones profundas, y menos que renuncien a ese aura grandilocuente.

Isaac, somete al superpoder a examen y lo sume en la clase curranta española, que protagoniza y redondea esa idea del superpoder como enfermedad. Nuestros protagonistas son dos personas normales que tratan de salir al paso cada día, con los sueños y caprichos que eso deja, como la idea de querer ahorrar para ser una familia. Si en este marco el superpoder es una enfermedad, para la historia no iba a existir nada que se acercase a lo idílico, por eso uno de ellos "contrae" el don, cambiando sus vidas para siempre. Hasta aquí estamos todos en la misma página; la historia se presenta y lo hace bien. Isaac nos atrapa y compramos con todo, porque esto es lo bastante superhéroe y lo bastante tebeo español como para que esa mezcla funcione a modo de... ¿a modo de qué?

Una vez leído el cómic cuesta decir cuál era el objetivo real de esta historia. No sé si es hacerse un hueco entre esos autores que añaden su gotita a revisar el mito o si es realmente una propuesta que, creciendo sobre eso, quiere presentar su propia versión. No me malentienda nadie, es una historia completamente disfrutable y hasta cierto punto, está bien escrita. Precisamente por esos motivos, creo que se le podía haber exigido un poco más. Concretamente, haber sido un poco más específico. El Don es un cómic que dispara al aire demasiadas veces.

 De entrada, le cuesta elegir quién es el personaje que hace avanzar la trama. ¿Es Edu? ¿es Patri? no es ninguno de los dos, pero igualmente la obra se sube a los hombros de ella, aún cuando la tiene de personaje estético sin definir. Porque de entrada estamos en team Edu para que sus primeros compases le sirvan para colocarse de interlocutor y presentarnos las reglas de este mundo de enfermedad y persecución fascista, como no podía ser de otra forma en españa. Una vez logrado eso y con toda la atención del lector, la trama se bifurca y abandona a sus personajes, que ahora sólo sirven para que la trama los aplaste por el camino. Además resulta excesivamente insistente en su "represento a la clase media, quiéranme", para ser un cómic autoconclusivo de menos de 200 páginas. 

¿Esto es necesariamente algo malo? si y no, sin ser nada grave. Es problemático porque cuesta saber qué y para qué. Si, está la trama de un futuro mejor para nuestros hijos, pero pierde fuerza al estar atrapado entre dos tonos que no funcionan bien juntos. El Don es un drama serio y una comedia forzada, sin entenderse del todo por qué. Entiendo que al ser un autor primerizo y que aún arrastra la reputación de Loulogio, Isaac Sánchez autoreferencie los lugares comunes de su propia mitología. Unas veces como homenaje a amigos, otras como cameo estrella para el fan más acérrimo. Pero para mi, El Don era esa primera gran oportunidad real de divorciarse definitivamente de la imagen de Loulogio y de abrazar la de autor de comic, pero supongo que ese es un asunto que no es mío y que el autor aún tiene que dar una vuelta más. Por que este tipo de guiños me hacen gracia cuando son sutiles, como Roque y su podcast. Pero no me hacen gracia, cuando me tira a Kion o Auxilios a la cara, como si yo fuera una foca amaestrada para dar palmas. 

Mi problema con El Don, posiblemente sea yo mismo y mis expectativas. Taxus era un buen cómic, cuya comprensible evolución durante su propio desarrollo lo limitaba a la vez que lo engrandecía. El Don, por su parte, parecía una mirada mucho más crítica y específica, que se libraba de lo accesorio y estético para meterse de lleno en contar bien una historia. Y... sí, es un gran paso como narrador y como autor, pero le faltaban minutos en el horno y no sólo en el guion, hay muchos paneles que están abandonados a su suerte y que necesitaban más trabajo, aunque hay que entender los plazos y que a veces no da para más el tiempo. Aunque uno no puede negar el gran trabajo que consigue Isaac con la elección y su uso de los colores para dar fuerza y asentar el tono de cada escena a un nivel estético, que traslada realmente bien el sentimiento al lector en momentos cumbre.

El Don es un buen cómic y una mejor promesa, teniendo en cuenta el temprano desarrollo de la carrera del autor como escritor de cómic. Lo interesante, por encima de toda la historia y la propuesta, es la narración. Isaac, consigue crear unos puntos fijos autocontrastados en el tiempo que dura El Don, con esos planos de Patri. Esa mirada íntima al personaje, además de servir para que el lector pueda respirar unos segundos, parándose junto al autor a contemplar al personaje, sirve para empatizar con ella. Además establece puntos cumbre en la estructura, que separan en bloques los ritmos de la misma de una forma brillante. Estos planos reflejan, no sólo talento puro y duro, si no una gran seña de un autor que sabe tomarse su tiempo para mirar a sus personajes. Aunque sólo sea a ratos, dejándose llevar en exceso por querer contar (y abarcar) demasiado en poco tiempo.

Jorge Tomillo Soto-Jove


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-Dolmen Editorial

-Akira Cómics



2 comentarios:

  1. Muchas gracias por esta crítica. Estaba pensando comprarlo y ahora tengo más ganas que nunca de hacerlo y así poder leerlo.

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    1. Pues a disfrutarlo, es un buen cómic y si te gusta el estilo del autor. Buena compra.

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