—De clones y hombres—
Hace
unos años se estrenó ‘Jurassic World’
una película que lo tenía todo en contra y que se acabó alzando como uno de los
mayores éxitos del cine actual, al menos en cuanto a lo que a taquilla se
refiere. Quizá fuese su consabido apelo a la nostalgia o el hecho de que era
realmente esperada, pero ‘Jurassic World’
conquistó al público. Aunque no tanto a la crítica. Lo malo de este
resurgimiento de la franquicia es asumir continuar lo planteado. Siendo justo
este el mayor problema de su secuela, ‘Jurassic
World: El reino caído’.
La
película se divide en dos segmentos muy claros y muy diferenciados. En el
primer arco argumental tenemos todo el asunto de la isla/el volcán y en el
segundo el evento de la mansión, el cual no describiré con mayor detalle para
no caer en spoilers. Aunque sí diré que es el tramo más flojo, confuso e
irregular del filme. Nada más comenzar tenemos una escena dentro del propio
parque que, la verdad se la podían haber ahorrado en un par de líneas de
diálogo, pero el ritmo que marca y el nivel en el que hace empezar la película
me dejaron francamente sorprendido y agradado.
Lo malo es que una hora después
ese aura de ilusión se desvanece y va a otra película que no es esta. De alguna
forma convencen a los personajes con motivos flojos —costumbre de la casa— para volver a sumergirse en Jurassic World, y
evidentemente estos van, eso sí, con el porcentaje racial sustituyendo a los
niños, de quienes nadie se acuerda. Así nos encontramos sumidos en la que yo
pensaba que iba a ser la parte de menor calado y calidad, la del rescate y el
volcán, que se convierte en lo mejor de la película. En este espacio de tiempo
tendremos la sensación de que nunca hemos dejado la primera película. Todos los
patrones de ritmo y espectáculo por encima del valor de la propia narración
están tan marcados y bien utilizados que no le puedes discutir realmente esta
serie de decisiones.
Además de que gracias a la primera película sabemos que no
hay que esperar grandes cosas del equipo de guionistas. Aunque esa aceptación
no les va a salvar de ninguna manera del arítmico segundo acto, pero eso ya
llegará. Por ahora tendremos un desfile de dinosaurios, uno detrás de otro, que
harán un gran favor al tono y ritmo planteados. Es como si en una peli de
acción las escenas de explosiones se fuesen dando el relevo de una palmada tras
otra.
Toda
esta cadena de espectacularidad y acción para en seco con una escena de esas
que te arañan el corazón. Explicaré por qué en el resto del párrafo, así que si
te quieres ahorrar spoilers salta hasta el siguiente bloque de texto. A JW le
gustan los paralelismos con otras pelis de la saga, así que cuando Owen y
Claire están viendo el final de la isla desde el barco, ven acercarse al muelle
a un rezagado, un bachiosaurio. El dinosaurio se sabe atrapado entre el océano
y la lava que lo acecha, el humo empieza a rodearlo y el animal grita de
terror. Y para nosotros nos queda contemplar su final, escuchando sus lamentos
y viendo cómo el fuego lo consume, mientras hace un último gesto, calcado al
que hacía en ‘Jurassic Park’ como
apertura del filme. Un golpe duro para los fans acérrimos de la saga, Bayona
sabe donde duele.
El
resto de la peli, ‘Jurassic World: El
reino caído’ adolece en exceso de no saber qué quiere hacer con su
franquicia; porque de haberlo sabido esta era la película en la que tendrían
que haber establecido unas bases más afianzadas, además de su clara proclama contra el
maltrato animal y los mercados negros. Pero no sabe por donde tirar, ni sobre
quién enfocarse y todo se convierte en una serie de baches uno detrás de otro
con un ritmo atroz. En cuanto la expedición de protagonistas se encuentra con
la noche en la mansión la película va cuesta abajo y sin dirección clara, como
dando bandazos para esperar entretener con ellos al espectador. Pero para mi no
funciona más allá de un entretenimiento vago y sin fundamento, uno que propone
de más unas veces y que no sabe como tratar lo propuesto.
Si
nos centramos en lo que propone esta película, nos encontramos con que
‘Jurassic World’ introdujo en la saga el motivo visual de los reflejos y que
ahora Bayona ha introducido el uso de la luz como motivo, tanto estético como
narrativo. Hay unos cuantos momentos donde un ligero parpadeo de luz nos
muestra un “flashazo” sugiriendo la silueta de un dinosaurio. Y hacer eso como
recurso, como motivo propio para establecer tensión con el espectador, es el
mayor logro del filme y es una gozada de ver. Pero si obviamos todos los ecos
que hace esta película y que casi es una revisión de ‘Jurassic Park: El mundo perdido’, si dejamos todo eso al margen y
nos fijamos en qué nos queda, en qué es lo que propone esta secuela como propio
y como aprendizaje de este camino recorrido, no encontraremos nada.
Si esta
película no se hubiera dado, no se notaría en la franquicia, porque no existe
un aprendizaje. Sus personajes no superan un obstáculo para alzarse con un
nuevo objetivo o una experiencia adquirida, no. Es más, se encuentra todo en el
mismo punto no ya que ‘Jurassic World’,
si no que en ‘Jurassic Park III’. Y
todo esto para justificar la inclusión de “World” en la franquicia. Ya que, al
igual que el debate sobre si los dinosaurios son seres vivos o no, ya se había
contado este tema en la película anterior.
Su predecesora sugería que ahora los
dinosaurios eran un problema y una parte del mundo entero, de modo que volverlo
a hacer ahora, sin aportar nada nuevo a la fórmula se antoja innecesario y
repetitivo. Pero claro, luego uno piensa en la maravillosa construcción visual
y en la fuerza que tiene por momentos tanto la dirección como la banda sonora,
que no queda otra que pensar que ‘Jurassic
World: El reino caído’ es una película espectacular, sí, pero también
terriblemente confusa.
Después
de verla sólo me queda una sensación acrecentada de la que tuve al ver la
anterior, que es que ojalá no hagan más películas de Jurassic World, no así
desde luego. Porque esta secuela nos deja con un fregao encima, que el que
tenga que escribir el guión de la tercera parte, o hace malabares con todo este
“casi desastre” o nos cuelan una secuela más de Resident Evil. Si sois de esos
que van al cine a que les “desconecten” del mundo real, os va a gustar. Si, en
cambio, esperabais un crecimiento natural venido de una secuela y un poco de
coherencia o un mejor guión, os vais a sentir al salir con un mal sabor de
boca, como entre he visto algo guay, pero me ha molestado verlo de alguna
forma.
Es como si Jurassic fuese ahora una franquicia que o vive de la
retroalimentación constante —ya que no paran de hacer paralelismos entre
escenas y motivos visuales de toda la franquicia— o no sabe proponer nada nuevo
de valor, ni sabe qué hacer con su personajes.
Nota: 6
Jorge Tomillo Soto-Jove
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