—“Let me start… by asking a question”—
Lo
sé, lo sé, llego —casi— un año tarde. El 19 de agosto del año pasado comenzó a
emitirse el final de la cuarta temporada, que no es un final planeado si no,
asumido por cancelación y se le nota por mucho que me pese. ‘Halt and catch fire’ es para mi uno de esos refugios donde creo que
sólo he estado yo. Esa sensación me satisface y apena a partes iguales, porque
siento que tengo mi diamante en bruto y que nadie más lo ve. Pero al llegar a
la cuarta temporada, admito que no estaba entendiendo por dónde querían llevar
a los personajes. De seguir forzando la trama con constantes cambios, la
sensación de realidad se vería deformada hasta romperse.
Y en ese punto intermedio
de “no quiero cargarme la continuidad, pero la gente necesita su dosis de
azúcar” es donde navega el primer tercio de esta temporada final. Ese debate
interno asienta un tono confuso y que poco o nada aporta a la historia, es
aquí donde se nota que llega el machete de la cancelación. Pero gracias al
talento de los creadores de esta serie, vemos como, tras este fatídico golpe,
la serie se levanta mejor y más fuerte que nunca.
Nada
más comenzar la temporada tenemos a Cameron siendo insoportablemente Cameron
Howe. Por mucho que yo adore a Mackenzie Davis, tengo un límite claro done se
termina el fangirleo y comienza la realidad. Puede que sea el personaje que
peor parado sale de toda esta reescritura de emergencia para cerrar la
temporada con dignidad. Si echamos la vista atrás al acabar, no entenderemos
casi nada de lo que ha estado haciendo o para qué lo hacía.
El frente de
retratar la industria del videojuego con ella, se ve borrado abruptamente de la
palestra, y su ex junto a ella. Personaje que tuvo su peso en la anterior
temporada para ser tirado por la borda con poco o nada decoro. Por otro lado
tenemos a Gordon, que está un poco atascado, algo así como la propia serie,
pero siendo al tiempo el pilar de todo. Los que ya hayáis visto la temporada lo
entenderéis. Supongo que, cancelando la serie, esta era la única forma de
estructurar un nuevo núcleo con tan poca antelación.
Luego
tenemos a Donna, que es la cima de la temporada, lo mejor que tiene esta cuarta
entrega es ver a Donna convirtiéndose en el tiburón empresarial que es. Ya no
tiene ataduras y es más autoconsciente que nunca.
Donna ya no está para que la
pisen, porque como alguien le acerque un pie se lo comerá gritando Yahoo por
toda la sala, luego se reirá como si necesitase un psiquiátrico urgentemente,
para terminar la noche con un copazo de vino. Para cuando llega la ola de la
cancelación su personaje no sufre, si no los de sus hijas, a quienes se les
estaban abriendo unas líneas narrativas interesantes que nunca veremos.
Por
último tenemos a Joe. Porque sí, están los demás personajes secundarios, como
Bos, pero está tan acotado en sí mismo que poca cosa hace más allá de funcionar
y sacarle luces y sombras al personaje de Cameron, sin llegar a poder salvarla
por mucho que me quieran tocar la patata con su despedida en la finale. Aunque
esos diálogos parecían más una conversación entre escritores y espectadores que
yo he asumido con intimidad y unas cuantas lágrimas.
Volviendo
a Joe… al inicio de la temporada teníamos una demo de lo que era Joe, casi
parecía a veces un poco fuera de personaje. Era como si estuviera “castrado” de
su personaje anterior y sin haber pasado el tiempo suficiente como para que eso
fuera posible. Pero tras todo el asunto de Gordon, tenemos a Joe MacMillan de
vuelta, demostrando más que nunca por qué la gente ha tendido a comparar ‘Halt and catch fire’ con ‘Mad Men’. El trabajo de actuación
llevado a cabo por Lee Pace en la escena final, es la esencia misma de Joe
MacMillan. No podía contarse mejor con menos palabras, ni ser más justos con el
personaje.
Que
la serie haya cerrado de la forma en la que lo ha hecho, es lo mejor que podía
pasar, incluso a pesar de la cancelación. Es como si estuviéramos viendo lo que
podría haber sido de haber seguido en antena. Aunque en última instancia encuentra la forma de cerrar siendo totalmente fiel a su propia naturaleza.
Como toda la escena de Phoenix,
que no la ves venir y te clavan una obra maestra entre ceja y ceja cuando uno
esperaba que la serie sólo soltase sus últimos hálitos de vida, penosamente.
Durante este momento Cameron y Donna contrastan a sus personajes únicamente
mediante diálogos, sumergiendo al espectador en una proyección onírica de esto
mismo, del “lo que podría haber sido”. Es tan dulcemente irónico que hayan
planteado un momento como este, que a un servidor no le queda otra que
aplaudir. Porque de estas escenas tan potentes sólo queda la sensación de alas
cortadas, que es un poco la dinámica que ha perseguido siempre a una serie que —al parecer— no veía nadie.
En
definitiva ‘Halt and catch fire’
quedará para mi como esa serie de culto que mi corazón no va a olvidar nunca,
pero que, en cierto sentido agradezco poder ver terminar sin perder su calidad
o su esplendor. Dejan la sensación de que todos los personajes principales de la serie viajan
en un tren de largo recorrido; como fan uno llega a pensar que los va a ver
bajarse en paradas antes del cierre, que será el último en bajarse. Pero eres tú quien se baja, por la
fuerza y con la sensación de que el viaje de este tren aún va a ser muy largo.
No quieres dejar marchar a esos personajes, pero no te queda otra que
recrear cómo les irá en ese viaje de cambios sin fin en tu imaginación. Porque
‘Halt and catch fire’ ha sido siempre
eso, un espejismo. Una serie con una calidad muy alta, que nunca dio ese
despunte que tenía tan merecido, por razones que no alcanzo bien a entender.
Con
pena y mucho cariño, sólo me queda despedirme entre lágrimas de varios de mis
personajes favoritos de la televisión.
Nota: 7,9
Jorge Tomillo Soto-Jove
Para leer las criticas anteriores:
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