Jojo's Bizarre Adventure: Phantom Blood | POPCOKEN ANIME



— “Pensabas que era la imagen promocional del anime… ¡Pero era yo, Dio!”—

Dos estrellas están viajando a través del cielo abierto. La luz y la oscuridad se arremolinan convirtiéndose en una sola pronto, mientras sus ondas resuenan juntas, reluciendo cada vez más y más. El brillo del sol en el cielo guía al hombre que camina la senda del honor, pidiendo sacrificios a todo aquel que persiga su ambición. Su ardiente coraje le marca el camino que debe seguir adelante. Se alza, sin duda alguna, aceptando su destino… ¡El destino marcado por su sangre! Hoy hablamos de Jojo’s Bizarre Adventure: Phantom Blood.


Recientemente, en la comunidad anime de habla inglesa –con la cual tengo una relación de amor y odio a partes iguales– se volvió a discutir sobre si se debería poder empezar a ver las bizarras aventuras de JoJo desde cualquier saga. Si bien es cierto que todo Jojo’s está estructurado de forma que la gran mayoría de las diferentes sagas se puedan disfrutar sin perder excesivamente muchos matices, yo recomiendo encarecidamente ver la primera parte. ¿Por qué? Es simple: es divertida y, además, súper corta.


Phantom Blood es una saga hija de su tiempo. Concebida originalmente a finales de los ochenta, bebe de tres fuentes fácilmente identificables: el puño de la estrella del Norte, la novela Drácula de Bram Stoker y las películas de acción protagonizadas por Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Este cóctel de inspiraciones baña el periplo del héroe que recorrerá Jonathan en su batalla contra Dio.


Sería injusto juzgar la estructura narrativa y personajes con los ojos de hoy en día. Sin embargo, tampoco se pueden pasar por alto sus debilidades: Jonathan es un personaje plano, el poder del Hamon está muy limitado, enemigos secundarios fácilmente olvidables y tiene una historia que ya ha sido contada mil veces.


Se establecen las bases de este shonen con características de Araki: un jojo protagonista, su jojobro, que las batallas se ganan por el ingenio más que por la fuerza bruta y ligeros toques de ese tono tan característico que mezcla comedia y epicidad a partes iguales. Realizando los sacrificios que hagan falta (por ejemplo, por qué Dio no acaba con Jonathan a poco que tiene la oportunidad, o que el abdomen de Speedwagon sea capaz de dar calor a la mano congelada de Zeppeli). Hay que aceptar esta moneda de pago a cambio de disfrutar la experiencia.


Imposible sería no comentar el desarrollo del personaje de Dio, siendo este el más interesante. Al principio se nos presenta como un niño que, debido al maltrato de su padre acaba siendo malvado por ese trauma infantil. Sin embargo, durante el capítulo tres se produce un punto de inflexión, narrado a través de Speedwagon: él ya nació siendo malvado, es momento que deje de mostrar esa falsa máscara y se muestre como es. Y a partir de aquí es cuando más se acentuarán las contradicciones en comparación con Jonathan.


Dio pasa de envidiarlo por el estilo de vida que lleva el joven Joestar, a envidiarlo por sus valores. Coincido bastante con este análisis que se suele hacer del vampiro; pasando de ser un villano más básico a tener una motivación real y plausible. Da a pie a crear al personaje carismático que veremos brillar y que tanto ha enamorado al público. Araki menciona en algunos extras que el personaje que tenía más en mente al escribir esta parte era Dio, teniendo en mente cuán lejos puede llevar la ambición a un hombre. Con razón le hizo volver para la parte tres.


Pero hablemos también del apartado técnico. El trabajo de ‘david production’ es notable, consiguiendo adoptar un estilo artístico ideal para plasmar el dibujo de Araki en movimiento. La paleta de colores cumple, siendo algo sombría, aunque también he de decir que adecuada para una clásica historia de vampiros. Más adelante esta sobriedad se cambiará por tonos mucho más resultones. Las batallas parecen un poco estáticas, siguiendo el típico esquema de enfocar a los personajes de frente cada vez que hacen un movimiento, pero apenas con movimiento en conjunto.


No suelo hacerlo, pero creo que es necesario pararse un momento en el apartado sonoro. Si no fuera poco tener uno de los openings más reconocibles y cantados de toda la historia, su soundtrack empieza a despuntar, sumado al excepcional trabajo de los seiyuus. Takehito Koyasu, quien da la voz a Dio es uno de los actores de voz más prolíficos de toda la industria y una voz que difícilmente olvidas. Todo el elenco principal se encarga de asegurarse de subir la emoción del espectador, aunque sea lanzando un solo puñetazo.


En definitiva, con esta crítica tan solo quería rendir un pequeño homenaje al inicio de esta saga que tanto ha aportado a la cultura pop actualmente. Como ha sido remarcado anteriormente, Phantom Blood es una saga que se le notan los años, tanto para bien como para mal. Sin embargo, sigue sobresaliendo por encima de muchos animes de temporada, y esto es algo que pocas series pueden presumir. La próxima reseña irá dedicada a Battle Tendency, por ser otra de las partes que más se suele comentar que se puede pasar de largo. Hay que poner remedio a eso.

Javier Tatay
Nota: 7,5


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