Popcoken: Pacific Rim

-Del Toro asesina todos los precedentes en la ciencia ficción, pese a un guion predecible.-

En el mundo de la ciencia ficción hay unos clichés básicos –superhéroes, aliens, robots…- pero, ¿qué pasaría si alguien decidiera tomar uno de ellos con seriedad y buen hacer? ¿qué pasaría si se tomara en serio uno de esos míticos clichés? El resultado es evidente: con talento, se puede convertir hasta la más predecible de las historias en un espectáculo para la vista.

-Esta peli es la leche-

Me confieso ilusionado. Después de haber contemplado ‘Guerra mundial Z’ con el convencimiento negativo de serie, me disponía a pasar página, madurar y ver esta distópica historia –por decirlo de una forma breve y agradable- y, pese a salir contento con el resultado (incluso habiendo disfrutado de él), vi confirmadas mis negativas predicciones.

-No fue culpa mía... No toda-

Pese al buen recuerdo que guardo de Guillermo del Toro por nuestros anteriores encuentros, me dirigí al cine con la misma sensación de pesadez. Para la fortuna del honor de mi bolsillo, mi percepción dio un vuelco en menos de cinco minutos, pegándome al asiento y deseando que no llegara el final. Es esta sensación de sorpresa y buen gusto la que paso a explicar con todo el rigor que soy capaz de alcanzar. Comenzamos.

Como primer apunte de rarezas, sugiero una lista de casualidades que he ido apreciando a lo largo de la trama, todas ellas relacionadas con elementos concretos de lo más profundo del “frikismo” de la cultura pop. La historia basa toda esta titánica batalla apocalíptica –cliché infalible; sin fin del mundo no hay película de ciencia ficción, al parecer- en la que, en un futuro no muy lejano, vemos uno de nuestros más viejos temores cumplido: una horda de monstruos nos invade.

Al contrario de lo esperado, la invasión no viene del espacio, si no del Océano Pacífico. Allí surge un portal que une dos mundos diferentes, el de los kaiju –referenciando toda la cultura japonesa sobre monstruos cinematográficos-, y el mundo donde vivimos. El nombre del portal, Garganta, coincide con el que le da Tite Kubo al portal que se utiliza en ‘Bleach’.

-En Japonés venían a decir 'Garuganata' pero ellos lo intentaban-

Como respuesta al ataque alienígena, la humanidad une recursos económica y políticamente, creando así una fuerza de choque llamada Jaeggers. Esta fuerza de respuesta rápida, es un escuadrón de robots que comparte nombre con el protagonista del anime-manga ‘Shingeki No Kyojin’ –‘Ataque a los titanes’- Eren Yeagger (pronunciado Jaegger). La temática tampoco anda lejos.

Al mismo tiempo, el diseño de los robots y su manejo mediante una interfaz –cuyo doblaje es en extremo similar, en castellano, a la voz de GLAdos, del juego Portal 2- que es controlada por la mente de los tripulantes, hace que el robot (Mech/Mecha en Japón) ejecute con precisión las órdenes de su piloto.

Es casi digno de ser acusado de plagio del concepto creado en el anime-manga ‘Evangelion’.

-Nada más ver un rato de la peli esta idea queda descartada, es solo un homenaje señores-

Tan presente está la cultura japonesa en este filme que, además de mantener varias conversaciones en japonés, la coprotagonista lo es también. Se trata de Rinko Kikuchi, que coprotagonizó la adaptación de la novela de Haruki Murakami ‘Tokio Blues’ para la gran pantalla, con escaso éxito.

En ‘Pacific Rim’ uno, que es muy “friki”, no puede evitar acordarse de Faith, del juego ‘Mirror´s Edge’; el peinado y la cara encajarían perfectamente con este personaje en la propia Rinko.

-Casi hay que estudiar para entender todo el espectro de la peli-

Después de las innumerables referencias al mundo nipón, tenemos el gusto de presenciar una brutalmente espectacular escena de apertura, en la que el robot Gipsy Danger –Gitano Peligro en español- se enfrenta a su primera derrota, falleciendo el copiloto y hermano del protagonista. Durante los años venideros, la decadencia de los Jaeggers llega a su punto más crítico. Ya no son una fuerza de defensa efectiva, los Kaijus han ido aprendiendo a identificar los puntos flacos en las defensas de los pesados armatostes.

En esta cinta, Guillermo del Toro ha trabajado con algunos nombres importantes del mundo del cómic, lo que se nota en el diseño de los monstruos, “gadgets” y demás. Al ver al Jaegger caído, sin diversas partes del casco y con un brazo menos, arrodillado en una playa nevada, el espectador comprende el trabajo tan cuidado que ha llevado a cabo el equipo de ‘Pacific Rim’.

Durante las algo más de dos horas de duración de la película podremos disfrutar de una serie de escenas apabullantes, que deberían destinar a esta cinta a ser una película de culto en el género de la ciencia ficción y los robots. Dentro de las películas de acción debería llevarse una nota muy alta, debido a que cumple perfectamente con el patrón; un argumento con poca densidad narrativa plagado de escenas de combate, que bien justificarían el pago de una entrada 3D.

Sin embargo, si nos paramos a analizar esta historia al detalle, vemos que es realmente simple, que tanto cachivache bien pudiera ser solo un bonito envoltorio para ocultar las flaquezas de este poco interesante relato. Ojo, esto desde el punto de vista estricto de la historia en sí, que cambia radicalmente si es Guillermo del Toro el que se pone al frente en la dirección.

En definitiva, ‘Pacific Rim’ no es la típica película de acción. Todos los añadidos de la cultura nipona y el evidente homenaje al género, sumado a la dote artística de Del Toro, hacen del apartado visual una verdadera delicia que en más de una ocasión llega a ridiculizar a ‘Avatar’ de James Cameron y que, rápidamente, desbanca a cualquier otra película de “si-fi” como mejor del género, al menos en su año y muy posiblemente en general dentro de esta categoría.

Por el contrario, si no se está muy acostumbrado a toda esta terminología, o bien las ‘pelis de robots y monstruos’ no acaban de encajar bien en nuestro espectro, esta no será una excepción, ya que es el perfecto homenaje al género. Aún con su predecibilidad, ‘Pacific Rim’, gracias a las buenas artes de Del Toro, se convierte en una peli de visionado obligado, incluso con el inoportuno cameo de Santiago Segura. Sello caprichoso del director mexicano.