-La
historia que creíamos conocer: Eddie Redmayne engalanando al científico.-
Esta
semana, mientras todos parecen disfrutar con la polémica de los Óscars y bajo
la impresionante sombra que proyecta 'Birdman',
tenemos aún algunas cosas que merecen ser analizadas. Cuanto menos merece ser
catalogado como injusto, que 'La teoría
del todo' -y otras compañías, 'Whiplash'-
esté pasando desapercibida o, sin llegar a tanto, no esté teniendo un
reconocimiento que otros, aún jugando en el mismo terreno, si han tenido.
Quizás se le otorgue la atención que merece, cuando se revise bien este biopic, sin mayor
pretensión que la de revisar una historia harto conocida desde un punto de
vista diferente. Incluso el propio Benedict Cumberbacht ha interpretado a
Stephen Hawking en 'Hawking' una
adaptación de la BBC para la televisión Británica,
que repasaba sin mojarse los
aspectos académicos y la ineludible enfermedad. Tenemos ante nosotros una
historia que todos creíamos conocer, pero que bien merece un repaso desde la
otra esquina del ring, donde se libró otra batalla.
Eddie
Redmayne, actor de moda que diera un gran salto a la fama con su impecable
-aunque secundaria- actuación en 'Los
miserables' es el encargado de dar vida a Hawking. No se sitúa a la sombra
de nadie y parece que va a cumplir con una arriesgada a puesta, que pocos
pensaron posible, dada la diferencia entre actor y científico.
Lo curioso, es
la facilidad con la que tanto la película como el propio Eddie Redmayne, se han
sabido sacudir su imagen de galán de moda, situándolo así en una posición
perfecta para asumir una personalidad mucho más humilde.
Redmayne, una vez
caracterizado -peinado, traje y maquillaje- es idéntico a la versión joven de
Stephen Hawking. Sigue siendo cierto, que es mucho más atractivo que el propio
Stephen, pero se parece lo suficiente, en esencia, como para que el público
olvide el nombre Eddie Redmayne y escuche el de Stephen Hawking.
Comienza
'La teoría del todo', con un joven y
entusiasmado Stephen Hawking sumido en el principio de sus estudios. La trama
correrá siempre en torno a Stephen y la chica que conoce en su fiesta de
cumpleaños, Jane Wilde, trasladando el aspecto más académico del científico a
un plano casi terciario. Sin embargo, el matrimonio y la constante
contraposición de las creencias de ambos nutrirá el núcleo de esta apasionante
historia de superación. El biopic pierde fuerza y viralidad,
contradictoriamente, al tratarse de una celebridad actual.
Es como si su éxito
solo se pudiera justificar por la morbosidad y la tragedia. El panorama se
tercia plagado de este tipo de historias, un hombre enfermo, un genio que trata
de superar sus limitaciones a todo coste, pero la ventaja de 'La teoría del todo' le viene dada
precisamente porque solo cumple con ese tópico en apariencia. El verdadero
argumento de esta película es la superación de una enfermedad contra todo
pronóstico -o el sobrellevarla, ya que Hawking nunca ha sido capaz de
sobreponerse médicamente a la enfermedad- , pero desde el amor de una pareja.
Nada
más arrancar esta historia difícil de contemplar sin pasar un mal rato,
podremos ver que, no narra el tema de la enfermedad desde un punto de vista de
un asalto repentino, como suele ser en este caso en el cine. Todo lo contrario,
desde un primer minuto vemos como el jovial y siempre sonriente Stephen, padece
signos menores de lo que estaba por sucederle.
A veces es una taza de café que
se le resiste, un escalón demasiado empinado o una firma que de pronto no es
tan fácil de escribir. Son estos pequeños detalles premonitorios los que hacen
aún más humana esta historia, ya que cuando llega la hora de la derrota, llega
con mucha más fuerza.
Pero
no es solamente un buen planteamiento de guión lo que surte este pequeño filme
-que tampoco intenta ser grande, ni lo necesita, solo establece un punto de
inflexión a la hora de contar la vida de Hawking-, hay mucho más aquí. Pronto
nos percataremos de que este chico, al que muchos no conoceréis, está bordando
un papel muy complejo. Eddie Redmayne trae de vuelta a una película el talento
que desbordó la cámara en 'Hick'
(papel en el que forzaba constantemente los límites de personaje con su talento
mal orientado, como si intentase abarcar más de lo que podía coger.
Debido a
esta actitud, quedó a la sombra de Chloë Moretz y Blake Lively, quien aportaba
una de sus pocas actuaciones decentes en un filme), para esta cita con el
celuloide, Eddie ha sabido estudiar el personaje y adaptarlo a su registro
interpretativo, con una excelencia que le hace merecedor de todos los premios
-el óscar puede resistírsele por su juventud y la falta de morbo del filme,
además de la durísima competencia en su categoría-,
por momentos llegaremos a
creer estar viendo al propio Hawking, si el doblaje lo permite (en esta ocasión
el trabajo de Roger Pera como voz de Hawking infantiliza por momentos al
personaje, desubicando así el trabajo de Redmayne y condenando al espectador al
visionado en versión original)
Junto
a Eddie Redmayne, se situará Felicity Jones. Quien, aunque sí que hace una
interpretación sólida y con un buen registro, determina como único logro, el
poder mantenerse al mismo nivel que Redmayne, siendo así dos los protagonistas.
No es que esté fuera de lugar o que sea una cuestión machista, simplemente no
está a la altura de lo que propone el personaje. Parece, a juicio de este
crítico, infundada la fama y popularidad otorgadas a esta joven.
Desde luego,
lo que resulta innegable es que, es ella el catalizador de Redmayne. Si ella no
hubiera llegado a A, él no hubiera desarrollado B. En cierto modo, sí que se
hace valer, pero nunca en el sentido que están enfocándolo los medios. Jones
tiene un futuro prometedor, de eso no cabe duda, pero su interpretación de la
esposa estoica y sufridora que siempre estuvo ahí, no establece nada que transmita
esa verdadera dedicación.
Este es uno de los fallos de la película, el guión
plantea una cosa, pero la ejecución falla. De esta forma, en momentos del filme
la trama se muere y adolece de telenovelesca. Parece un drama de televisión de
sobremesa. Es como si todo lo bueno que habían sabido plantear con
anterioridad; con valores y grandes dosis de belleza y moral renovada, se
perdiera por los derroteros de la sobre-sensibilidad y los líos de sábanas
totalmente innecesarios.
En
definitiva 'La teoría del todo' es
esa película pequeña que logra hacer de sí misma una gran obra que uno no
podría perderse -no como 'Boyhood',
que es de lejos el telefilme más cutre, topicazo y sobrevalorado del año- y si
además de disfrutar de la visual, por un momento escuchamos, nos veremos
embriagados por una magnífica banda sonora que recreará perfectamente la
ambientación tonal que el filme desea transmitir. Una digna merecedora de todo
premio y reconocimiento que se le otorgue.
NOTA: 8,6
Jorge Tomillo Soto-Jove
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