-J. J.
Jameson Vs Míster Fantástico-
En
el mundo del cine es mucho más habitual de lo que nos gustaría admitir la
iconización de la figura del genio. Un hombre, rara vez una mujer, que por una
suerte de características es absoluta e indiscutiblemente el mejor en su campo.
Este tipo de icono se ha visto alimentado por casi todos los medios y países,
da igual a qué parte del globo miremos, siempre hay un puñado de prodigios que
mágicamente y casi sin esfuerzo llegan a la cumbre de su profesión a una edad
temprana.
Es una especie de as en la manga para establecer una base según la
cual sea indiscutible todo lo que este talento pueda o vaya a hacer, de esta
forma, el público no tiene de otra más que asumir lo que se le quiera
transmitir por medio de esta figura todopoderosa.
Pero es aquí donde 'Whiplash' se vuelve tan interesante ¿Qué
pasaría si un genio no fuera reconocido? ¿Qué pasaría si una persona normal
trabajase duro para llegar a este estatus? ¿Qué pasaría si, aún esforzándose,
solo llegasen rencores y envidias? Bajo esta premisa establece sus bases 'Whiplash', que seguramente sea una de
las mejores y más injustamente impopulares cintas de la temporada.
'Whiplash' no se anda con chiquitas, no
hay prólogos interminables, llenos de historias sobreexplicativas. Simplemente
presenta el conflicto del que se nutrirá toda la trama en su primera escena.
Miles Teller y su batería será lo primero que tendremos ante nosotros.
Este
actor crecido en películas pequeñas o comedias que ni llegan a merecer su
nombre -si no contamos su participación en 'Divergente',
que se sitúa a la carrera entre un mal filme y un capítulo más de la eternizada
saga de bestsellers adolescentes adaptados al cine-, ha dado un golpe en la
mesa con su tremenda participación en 'Whiplash'
y próximamente se lanzará a la fama internacional encarnando a Reed Richards o
Míster Fantástico en el nuevo reboot de Fox.
Andrew práctica a destajo con la
betería cuando entra en el aula uno de los profesores más importantes de la
escuela. El señor Fletcher llega a la pantalla dotado de un tremendo carisma
por J. K. Simmons. Este actor, que está arrasando allá por dónde va, muchos lo
conoceréis por su interpretación inigualable del director del tabloide Daily
Bugle
-un servidor se congratula de reconocerlo por su poco conocida, y
terrorífica, interpretación en la serie presidiaria de finales de los 90, 'Oz'- . Como J. J. Jameson se dedicaba a
hacer la vida imposible tanto a Peter Parker como a su alter ego en mallas,
pero esta vez se lanzará con todo lo que tiene sobre Miles Teller y su
batería.
La
historia nos presenta a un alumno con un talento algo adelantado a su edad,
pero que tampoco resulta nada exagerado. Por este talento es elegido por
Fletcher para que sea el segundo batería en su banda. De entrada, la lección de
humildad deja confuso a Andrew, que se esperaba ser recibido como una estrella
fugaz por su recién reconocido talento, pero se encontrará pasando las páginas
de la partitura del batería principal de Fletcher.
Desde esa segunda fila,
Andrew podrá comprobar la disciplina de los integrantes de esa banda, que
atribuirá erróneamente al prestigio de la escuela. Fletcher se le antoja como
un entrenador estricto de un equipo de fútbol disciplinado para la música del
más alto nivel.
Desfilarán ante él comentarios críticos y chistes homófobos,
pero en una primera instancia todo parece normal, el típico jefe duro que te
provoca para que saques lo mejor de ti. Eso piensa Andrew hasta que el primer
batería comete un error, le toca sentarse en la batería, falla a ojos de
Fletcher y este le lanza una silla a la cabeza. Es en este momento donde
comienza el verdadero duelo entre los dos personajes.
Miles
Teller asume pronto el rol de primer batería y con ello, todos los balazos de
primera línea de fuego de su profesor. Simmons explota la veda de la crueldad
hasta puntos inimaginables, bajo el pretexto de que una banda bajo su
experimentado y reputado mando no puede permitirse cometer, lo que él
considera, fallos básicos.
Ante la reputación, talento y exigencia de Fletcher,
Andrew contrae una autoimpuesta obligación. Su deseo de llegar a lo más alto en
el mundo de la música a los mandos de una buena batería le llevará a soportar
todas las indecencias de su profesor.
Los ensayos a deshora, forzando hasta los
límites de lo físico sus propias habilidades, se convertirán en algo básico
para Andrew, que ante la presión de su maestro solo sabrá reaccionar de la
única forma que sabe: tratando cada día de superarse a sí mismo para mejorar y
obtener algún día el beneplácito de su tutor.
'Whiplash' poco tardará en coger carrerilla
y arrasar con todo. El duelo entre los dos protagonistas llevará a ambos a
extremos que jamás hubiesen imaginado. Llega un punto en el que el filme,
aunque no pierda fuerza ni interés, se vuelve completamente predecible, ya que
va dejando migas de pan de lo que está por ocurrir y cualquier espectador
mínimamente centrado en la trama se verá venir todo el pastel.
Al final 'Whiplash' funciona gracias a su
increíble duelo interpretativo, que saca a relucir matices que de por sí misma
la propia trama no hubiera tenido. También se agradece la labor de montaje que
hace que una película cercana a las dos horas sobre música no llegue a cansar en
ningún momento de su trama.
El único problema de toda esta gran puesta en
escena es que puede llegar a resultar muy exagerada y algo irritante, pero si
se entiende que la exageración es un medio para transmitir un mensaje de fondo
y se acepta su total musicalidad, se podrá disfrutar de una de las grandes
películas de la temporada.
Nota: 8,7
Jorge Tomillo Soto-Jove
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