-Las
ventajas de ser un marginado-
-Mi ilustración de Naruto 'Gracias por todo', más aquí -
Hace
casi diez años que conozco a este dicharachero chandalero y, por mucho que haya
pasado el tiempo o perdido en calidad, no me arrepiento. Naruto, aunque naciera
en 1999 de la mano de Masashi Kishimoto (bajo la editorial Shūeisha y la Shōnen
Jump, como no podía ser de otra forma), no llegó a nuestras tierras hasta el
año 2006. Toda la historia de sus mangas, se reparte en dos series de
televisión; la primera 'Naruto',
consta de un total de 220 capítulos y la segunda, 'Naruto Shippuden', a día de hoy está cercano a los 400.
Naruto
llegó a nuestros oídos bajo la sombra de Dragon Ball Z, que experimentaba en
España una nueva época de fama gracias a la saga Budokai de Playstation y la
casi constante re-emisión del anime. Este es un fenómeno al margen que debe ser
entendido en sus propios términos y que yo trataré de resumir lo más rápido que
pueda.
Dragon Ball es para España uno de los símbolos televisivos más
característicos. Surge en la televisión entre 1988 y 1990, llegando a ser uno
de los mayores hitos televisivos y temáticos de España y a posteriori el resto
del mundo, ya que fuimos de los primeros en comprar los derechos. El boom de
Dragon Ball fue de dimensiones inusitadas y ha de ser comprendido en su
contexto, ya que de aquella no había internet, pero sí un país abriéndose a
cosas nuevas.
Lo irónico del lanzamiento de Naruto en España, bajo la sombra de
Dragon Ball, es que el propio autor de la serie reconoció la influencia de
Dragon Ball en su historia. Si se es un poco observador encontraremos varias
referencias, tanto a nivel estético, como argumental.
Naruto
es una serie sobre un chico huérfano -casi parece que Marvel hubiera diseñado
el personaje- que vive en una villa ninja llamada Konoha, dentro del país del
fuego. Este muchacho de aspecto alemán y costumbres japonesas trae de cabeza a
todos sus vecinos. Es un vándalo en toda regla, alborota, hace pintadas y va
gritando sandeces por las calles de su villa.
Hace todo lo que haga falta para
llamar la atención en su camino para ser ninja, ya que los habitantes de la
villa no tratan con él, cuando no lo ignoran, lo repudian o lo insultan.
Podría
decirse que el estado de marginación de Naruto es el mejor de los males,
teniendo en cuenta el miedo y odio que despierta entre los habitantes de
Konoha.
El problema -que Naruto desconoce- es que justo el día de su
nacimiento, años atrás, un misterioso hombre domó al zorro de nueve colas -una
bestia infernal, la encarnación del odio en la tierra- y atacó la villa,
matando así a miles. Esa misma noche, el cuarto Hokage -Hokage es el título que
recibe el líder y protector de la villa- selló en el interior de Naruto a la
bestia de nueve colas y todo el mundo lo supo, menos el propietario de la
bestia. De esta forma Naruto pasa a ser el huérfano marginado y repudiado, al
que todos creen un estúpido y una lacra por algo ajeno a él.
La
serie se nutre de sus principales protagonistas y sus relaciones, tanto entre
sí como con el resto de secundarios. De esta forma los vacíos estructurales o
los argumentales en los protagonistas se ven complementados por las historias de
los que viven a su alrededor. Naruto es el héroe infravalorado por antonomasia,
que refleja el trato clasista de la sociedad japonesa -y de casi todas- hacia aquellos que han
sido categorizados como diferentes.
El segundo en la línea de fuego es Sasuke,
el rival que crece y hace crecer al protagonista. Es una constante exposición
del propio Naruto mediante la realidad de Sasuke. En multitud de ocasiones
acaba por ser el protagonista temporalmente ya que es el personaje mejor
construido de la serie y el favorito del propio autor.
En medio de los dos
cabezas de serie -y a veces por encima de ellos- se encuentra Kakashi, primer maestro
del equipo. Es una recreación de los valores y defectos de la amistad en sí
mismo. Este hombre misterioso y sumamente interesante, tratará de reconstruir
el camino andado con sus alumnos, para redimirse así de sus propios errores de
juventud.
Como último escalón de este cuarteto, se encuentra Sakura, la flor
del cerezo. Sakura es al tiempo una constante recreación del machismo y un
fallido intento de reivindicar tópicos poco sólidos del feminismo.
-El modo interno de Sakura 'la otra sakura' fue erradicado de la serie con el paso del tiempo, quitando así el único aspecto interesante del personaje-
Este equipo
desnivelado, viajará a través de los valores más clásicos de las series para
niños y explorará otros para algo más mayores. Es aquí donde se produce el peor
de los fallos de esta historia; el no saber decidirse por ser una cosa o la
otra.
Tan pronto sorprende con historias elaboradas y propias de un público
adulto, como se nutre de reiterativas directrices únicamente diseñadas para el
público de menor edad y el fortalecimiento descarado del merchandising.
Con
la historia ya terminada podemos apreciar la evolución constante de la serie.
Es una exposición de los valores que aporta el no rendirse nunca y el hecho de
confiar siempre en el potencial de uno mismo, diga lo que diga el resto del
mundo. Además de la confianza y del poder de perdonar a los demás, 'Naruto' es también el reflejo del fruto
de la perseverancia para con los demás. Si hay algo que Naruto ha podido
enseñarnos, es el no dar nunca a un amigo por imposible.
Puede
que su historia no sea la mejor, aunque tenga pinceladas mal aprovechadas sobre
política, crítica social y terrorismo, pero sí que es una buena forma de que
los más jóvenes aprendan valores básicos que parecen caer en desuso.
Bien es
cierto que el exceso de violencia siempre dará de que hablar y que, el posicionamiento
como inferior de la mujer no se corrige hasta el final -si es que se llega a
corregir del todo-.
Pero, si tenemos la mente abierta y sabemos aprovechar las
cosas buenas que cuenta esta historia -plagada de simbolismo y mitología-, tendremos ante nosotros una entretenida
historia de superación que, aunque pobremente concluida, seguramente nos dejará
un buen sabor de boca.
que buena ilustracion
ResponderEliminarmuy buena ilustracion
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