The imitation game (Descifrando Enigma)


-Cuando algo no encaja y se nota-

Tras las festividades, con el cine plagado de grandes estrenos -y con unos cuantos más aún por venir- uno tiene que seleccionar qué ver y que no. Esta semana ha pasado ante mis ojos la historia de Alan Turing. Me dispuse a analizar, y disfrutar, de casi lo único por lo que había ido a esa sala de cine: Benedict Cumberbacht -aunque después fui descubriendo que aquella película tenía mucho más que ofrecer-

-En 12 años de esclavitud-


 Para los que no les suene este nombre ni este apellido, (que es mejor no intentar decir en voz alta) espero que se vayan acostumbrando a su sonoridad, pues temo, y espero, que vaya a estar muy presente en el futuro de cualquier buen cinéfilo.



 Los aficionados a las series (las nuevas "series película") ya lo conocerán o, al menos, les resultará familiar su viperina cara -sin acritud-. Si la respuesta fuera negativa, con 'The imitation game (Descifrando Enigma)' tendrán la perfecta carta de presentación para sumarse a la legión de fans del hombre que pasó de ser Sherlock Holmes, a la voz del dragón Smaug.



Concedidos los debidos halagos hacia el buque insignia de esta aventura, prestemos atención a la historia que está por contar. 'The imitation game (Descifrando Enigma)' es una adaptación del libro 'Alan Turing: The enigma', de Andrew Hodges. No es extraño que una película se base en un libro, casi va de la mano. Lo raro es que este guión estaba terminado desde 2011 y no parecía tener un dueño claro. Tras varios años de batallas judiciales, The Weinstein Company se llevó los derechos por, aproximadamente, siete millones de dólares (cifra récord hasta la fecha).



Tras esta compra multimillonaria, es natural que el estudio eligiera a uno de los actores más populares del momento, cuyo talento parece no tocar techo, para dotar de mayores posibilidades a su producto en taquilla. Tras una abrasiva campaña publicitaria parece que la jugada ha salido bien, ya que se sitúa en las quinielas para los futuros premios como una de las favoritas.



Conocidos todos los antecedentes, pasemos a la historia en la que se centra este filme. Esta película es, antes que nada, un análisis parcial sobre una etapa concreta de la vida de Alan Turing. Matemático y criptógrafo de profesión, Alan Turing se nos presenta como una persona celosa de su intimidad que padece graves problemas para socializar y empatizar con quienes le rodean. En primera instancia encontramos a Alan Turing en la escena de un robo, en la que no falta nada. En esta escena existe una sutil referencia sobre el final de la película, durante la cual incluso el propio Cumberbacht se detiene un instante para hacer hincapié y seguir así con sus labores.



 La película presenta desde un buen principio varios frentes narrativos que se entremezclan, creando confusiones ocasionales sobre la línea temporal que está siendo narrada. Cuando el final esté cerca podremos haber atado cabos sin mayor problema, si es que no nos hemos perdido algo por la distorsión previa.



Pronto vemos cómo un Alan Turing lleno de tics y manías propias de un severo trastorno obsesivo compulsivo, se presenta ante el cuerpo militar de Inglaterra para una entrevista de trabajo. Es aquí donde comienza, sumido en el secretismo más absoluto, su verdadera carrera como criptógrafo. El objetivo de su misión -junto con un equipo de criptógrafos- es el de interferir cuantos mensajes alemanes sea posible, para ganar la guerra.



 La desvinculación de Turing con sus compañeros es casi inmediata. Pronto comprende el alcance del poder alemán y el de los pocos hombres que trabajan junto a él, concluyendo que lo mejor que puede hacer es sumergirse de lleno en el diseño y planificación de una elaborada máquina de descifrado. La idea no es bien recibida, resulta demasiado cara. Alan despierta pocas simpatías entre sus compañeros y menos aún entre sus superiores.



 Con todo en contra, Turing se hace con el favor del ministerio -de una forma que la película nunca llega a explicar- y se pone al frente de la misión, aunque todo lo que hace es volver a trabajar solo en sus cavilaciones. La desconfianza hacia todos los que le rodean se va viendo mitigada cuando conoce a una mujer de gran inteligencia -superior a la suya, según los propios términos del filme- que lo devuelve a la sociedad.



De esta forma aparece Keira Knightley en escena, convenciendo a Turing para que comulgue con la sociabilidad y el compañerismo. Es entonces cuando el equipo realmente comienza a funcionar, solo que están a años luz del ingenio alemán. Enigma es el titánico enemigo a vencer.



La película trata de establecer varios puntos sólidos y diferentes sobre los que construir la trama. Lo malo de su variedad argumental, es que no termina de construir ninguna de estas ramas narrativas con suficiente fuerza para que se sostengan por sí mismas, provocando que únicamente funcionen en conjunto como un puzle que no termina de encajar. Además de esta extraña forma de hilar hechos históricos, tenemos fallos graves en los personajes; fallos de coherencia.



 En muchas ocasiones, se nota que es el narrador el que habla y no el personaje, perdiendo así gran parte de su credibilidad. Es como si tomásemos 'Una mente maravillosa' y la aplicásemos a la ingeniería electrónica y a una fallida reivindicación sobre los derechos de los homosexuales.



'The imitation game (Descifrando Enigma)' no funciona como una exposición del personaje del que trata de hablar, ni tampoco como crónica de guerra -de cuya victoria atribuyen gratuitamente todo el mérito a Inglaterra (todo ello sazonado con unas fatales escenas bélicas de transición virtuales)-. Al final es una extraña mezcla de todo lo que propone, tratando de atribuir méritos inciertos a Turing sobre el origen de los ordenadores.



 Se sostiene por una buena edición y el propio Benedict Cumberbacht, que acaba dejando a la  película en un segundo lugar.

NOTA: 8

Jorge Tomillo Soto-Jove

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