El viaje de Arlo (The Good Dinosaur) | POPCOKEN


-La tormenta proveerá-

Recientemente se ha estrenado en nuestro país El viaje de Arlo’, una de esas películas cuyo título original (‘The good Dinosaur’) se ha españolizado para recalcar lo evidente. Lo hace a la sombra de otros estrenos de, en principio, mucha más tirada comercial, como la tediosa ‘Los juegos del hambre, Sinsajo II’, la tardía ‘El puente de los espías’ y la posible sorpresa: ‘En el corazón del mar’. 



Pero algunos, puede que algo nostálgicos, aún creemos que las pequeñas historias también merecen un hueco igual de digno que cualquier otra producción.



El viaje de Arlo’ es una de esas películas de Pixar con un sabor concreto, agridulce y especial, muy de sus principios. Esto es una alegría tanto para los fans como para la propia empresa, ya que, tras enfrentar una demanda por acordar no contratar empleados de empresas de la competencia, ‘El viaje de Arlo’ vio su estreno traspapelado dieciocho meses.



 A consecuencia de esto, Pixar terminó despidiendo al 5% de su plantilla y cerrando su sede canadiense para poder así focalizar esfuerzos en la sede principal. Y no es de extrañar, pues Brave’, ‘Monstruos University’ e ‘Inside Out’ (en orden de estreno y, al tiempo, de peor a mejor) son el mayor ejemplo de crisis creativa dentro de la empresa.



La diferencia radica en quién firma ‘El viaje de Arlo’, aunque la dirija el director de ‘Ratatouille’, ‘Los increíbles’ y la propia ‘Monstruos University’, Bob Peterson, guionista de ‘Toy Story 3’, ‘Monstruos SA’, ‘Up’ y la más representativa en este caso concreto, ‘Buscando a Nemo’. Con un curriculum así, poco más.



El viaje de Arlo’ es un “What if” en toda regla. Su historia nos plantea qué hubiera pasado si, hace 65 millones de años, el meteorito –asumiendo esta teoría como la más viable- hubiera pasado de largo. El resultado es una tabla en blanco para que los chicos de Pixar hagan delicias con ella. Conoceremos pronto a la protagonista familia de dinosaurios (tan pronto, según internet, son brachiosaurios como diplodocus, pero asumiremos diplodocus por su mayor parecido, aunque en la peli nunca se llega a decir) y a sus recién nacidos hijos.



 De entre todos ellos destaca Arlo, pero por ser miedoso, pequeño y torpe, justo lo contrario que el resto de su familia, especialmente su padre. Si fuésemos un poco quisquillosos diríamos que, tras la pronta y altamente predecible marcha del padre, vemos cómo la madre se muestra débil y torpe sin su pareja, como si él fuese el verdadero pilar de la familia y no la unidad de ambos. Pero eso, si fuésemos quisquillosos.



Arlo cumple pronto con la condición experimental del filme cuando se convierte en el primer dinosaurio en haber conocido a un ser humano. Un humano odiosamente tierno y adorable, que le llevará lejos de su casa accidentalmente. Inicia así el viaje de redescubrimiento personal que el sector español creyó conveniente remarcar aún más en el título del filme, por si el simbolismo fácil de seguir y la metáfora evidente no fuesen ya lo bastante claras.



 Tomo este tema para dejar claro al público que El viaje de Arlo’ es ante todo una película, un cuento para niños, que enmarca la unidad familiar y el redescubrimiento personal en la infancia como núcleos centrales de su ser. Todo esto no implica que los mayores de la casa no tengan su hueco en esta historia. Es más, si algo hace de esta nueva entrega de Pixar su verdadero resurgir, es que tiene un lado muy maduro y realista. Quizá un punto ligeramente negativo sea eso, su crudeza.



 Hay momentos en que las situaciones en las que se ve sumergido el pobre y torpe Arlo llegan a resultar asfixiantes y crueles. Cierto que la vida puede ser así, y que  no edulcorarla puede hacer más fácil el adaptarse a ella para las generaciones que crezcan con Arlo, pero eso no significa que sea fácil verlo en pantalla.



El mundo es grande y terrible, está lleno de rincones oscuros donde, sin una mano amiga, nos acecharía una muerte segura detrás de otra. Pero dentro de toda oscuridad siempre hay un punto de luz y ahí es donde entra el pequeño niño humano. El niño, cuyo nombre dejaré que averigüe el espectador, hará las veces de guía y de compañero fiel, así como de representante en pleno de la elegante línea narrativa del filme.



 El señor Peterson nos presenta una historia con gran calidad narrativa, ya que ha conseguido que el filme no necesite diálogos en off para encuadrar la historia, ni presentaciones narradas de sus personajes para ubicar al espectador. En ‘El viaje de Arlo’ todo funciona mediante la visualidad de sus personajes, que se presentarán a sí mismos e irán contando la historia mediante la construcción del diálogo sin necesidad de nadie que nos diga a dónde o qué mirar en todo momento.



 Puede sonar bobo, pero conseguir que la línea estructural de acontecimientos funcione de forma fluida y constante sin un narrador es un gran logro de cine de altura, al que la animación no está muy acostumbrada y menos si Disney anda por medio.




En definitiva ‘El viaje de Arlo’ sí es una nueva gran película de Pixar y no ‘Inside Out’; sus diferencias esclarecen toda duda sobre su categorización. Mientras que ‘Inside Out’ era deliberadamente un producto infantil, diseñado meticulosamente para vender juguetes, ‘El viaje de Arlo’ es un gran relato didáctico que remarca los valores de la unidad familiar y la superación personal mediante la amistad por encima de todo.



 Y aun siendo consciente del producto primario que es, sí que intenta satisfacer la necesidad de un público algo más curtido que es sabido que disfruta con la animación bien contada y no solo con un gran acabado visual, sino con un trasfondo y algo que contar, así como con la infravalorada virtud de saber cómo contarlo.

Nota: 8,4

Jorge Tomillo Soto-Jove

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