Los odiosos ocho (The hateful eight) | POPCOKEN


-Tarantino contra viento y marea. La carta de Lincoln-


Toda esta historia se remonta a hace –cuando se estrene en España- casi dos años. Las noticias de todo el mundo se llenaban con la afirmación de que lo nuevo de Quentin Tarantino, su nuevo capricho en forma de Western, había nacido muerto; su guión se había filtrado a los medios. 



Con no pocas razones para estar enfadado, Tarantino decidió –temporalmente- cancelar toda idea de producir su caprichito Western, pero, un tiempo más tarde –y con unos cuantos cambios no declarados de por medio- la producción volvía más fuerte que nunca, hasta se anunció su formato de 77mm para que “la gente pudiera ver cine” –cómo debe verse- “en el cine”.



 Y, aunque dicho formato sólo se pueda disfrutar en algunas selectas salas de cine (España incluida, por una vez) el resultado general del filme ha sido grabado en modo ULTRA PANAVISION de 70mm, término que comprenderán los cinéfilos algo entrados en edad o los mu técnicos –los demás podemos googlearlo con tranquilidad-.



Hasta aquí llega el lado dulce de la historia. Justo después de manifestarse contra la violencia policial en estados unidos, todo parece querer torcerse para el director. Tras esta exposición pública, el propio cuerpo de policía llamó al boicot de la nueva película de Quentin Tarantino, pero no acaba la historia con en esta impía, irrisoria y estúpida jugada, si no que fue la propia Disney quién dio el primer palo a Quentin.



 Con el estreno de ‘Star Wars: El despertar de la fuerza’ encima, Disney impuso su película a la de Tarantino en los cines que él ya tenía contratados para su particular estreno, amenazando a la cadena de cines con retirar el filme galáctico de todas sus salas si respetaban el acuerdo con Tarantino. Pero, el día de su estreno en estados unidos, el pasado 25 de diciembre, llegó el verdadero golpe.  La película fue subida a internet por una fuente –a fecha de hoy- aún desconocida.



Pese a toda la irreal epopeya narrada anteriormente, ‘Los odiosos ocho’ es un filme con una calidad tan evidente, que merece ir al cine en más de una ocasión –si el bolsillo lo permitiera- para poder disfrutar de la, reencontrada, sutileza de Quentin Tarantino. Con ‘Los odiosos ocho’, el director y escritor nos presenta su octava (de diez, supuestamente, totales) enmarcada en la nevada estampa de un western post guerra de secesión.



 Además de –según se dice- hacer rodar al equipo de actores en el clima nevado, sin simular el frío, Quentin Tarantino nos trae una de sus historias tan características y absorbentes. La narrativa bien construida es una de las herramientas que mayor coherencia se puede aportar a una historia, ya sea en un campo literario o en uno cinematográfico. 



Esta comparación no debe sonar tan lejana al leerla; el cine y la literatura son primos hermanos que llevan dándose la mano desde los comienzos del séptimo arte. Por lo tanto, exigirle a un filme, que tenga calidad literaria, debería ser, una forma constructiva y coherente de analizar su línea narrativa y argumental.



Quentin Tarantino vuelve a apostar pos las escenas largas, de gran calidad fotográfica, y bien planteadas, con mucho trabajo en sus diálogos. La evolución que los mismos van aportando al propio filme, es un factor a tener muy en cuenta. Nada más comenzar es de lo primero que nos vamos a dar cuenta, si a esto le sumamos la banda sonora del compositor clásico del western, Ennio Morricone, nos iremos poniendo al tanto de que estamos ante otro clásico moderno de Tarantino.



 Aunque en su filmografía no es todo oro, como su anterior producción, ‘Django desencadenado’; muy por debajo del nivel habitual, algo por debajo de lo exigible y contentando, de pleno, a casi todo el espectro del término “fanservice”, academia de los Óscar incluida. 



Lo que hace de ‘Los odiosos ocho’ una película mucho más firme, sutil y narrativamente coherente, es que al plantear sus pequeñas historias –que siempre terminan en un intencionado descalabro visual, narrativo, o ambos- son los  personajes que van describiéndose sin necesidad de narrador alguno, aparte del buen oído del espectador, los que construyen el filme desde dentro. Esto, normalmente, consigue que por encima de todo, prime la historia y no el reparto.



 Cuando la coralidad de todas las historias de los personajes convierten al filme en una obra digna del culto que le va a suceder, es porque, al contrario que con ‘Django desencadenado’, sus personajes no se imponen a la historia a contar. A este filme, se le puede acusar de que, bien mirado, todo su planteamiento sea una locura intrascendente que sólo existe, y se desarrolla con laboriosidad y lentitud, para acabar en una orgía visual, que consienta a su creador –encumbrado por legiones de fans, ávidos de un poco más de lo mismo- .



 La acusación es plausible, sí, pero no es la realidad del filme. La realidad de esta película es la de convertir una historia en teoría inocua, en una bola de nieve absorbente, con momentos recordarán a los tintes que Agatha Christie regaló a Hércules Poirot, en cierto tren, también sumido en la nieve.



 Si llega a parecer una novela de misterio es por la tremenda evolución que sus coherentes y poderosos diálogos, otorgan al filme, línea a línea y escena a escena. Además, para esta ocasión, Tarantino ha sabido mantener todos los egos controlados y los personajes mejor administrados y no tan autocomplacientes como para reventar la coherencia narrativa, como ya le pudo pasar en la ya mencionada Django y Jackie Brown’.




En resumidas cuentas ‘Los odiosos ochoes esa historia de tres horas por la que merece la pena tener paciencia y pagar dinero, que no debería pillar a ningún espectador sensible por sorpresa.

Nota: 8,8

Jorge Tomillo Soto-Jove

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