-Relevo generacional forzoso
(Hansolodependencia)-
Tras un año de intensa –y casi abusiva- publicidad, por fin
tenemos en nuestras salas de cine el episodio VII de Star Wars. La película de
J.J. Abrams es la primera secuela directa de la vieja saga que iniciara ‘La guerra de las galaxias’ / ‘Star Wars: una nueva esperanza’
(Episodio IV), hace casi cuarenta años.
Lo que el propio George Lucas hizo y
deshizo, creando tres episodios icónicos (IV,V y VI) lo derribó creando tres
precuelas que están más cerca de la autoparodia que de un producto serio y
firme (I, II y III).
Pero debido a su meritorio acabado visual –sobretodo de
las primeras, y más viejas películas- y al variopinto y rico trasfondo de su
propio imaginario cultural, la saga Star Wars, se ha convertido en un clásico
de la cultura popular; Se hayan visto o no sus películas, no hay casi nadie que
no conozca a Luke Skywalker, Obi Wan Kenobi, Han Solo y por su puesto, Darth
Vader.
No veo la necesidad de explicarle a nadie de dónde viene la
popularidad de esta saga, pero sí que encuentro necesario recalcar la
responsabilidad a la que se ha enfrentado, con valentía y buen hacer, el
director J.J. Abrams –bajo la atenta mirada de Disney-. No es algo con lo que
cualquiera hubiera podido y sabido mantenerse a flote, y desde luego Abrams ha
sabido manejar esta responsabilidad, como explicaré a continuación.
‘Star Wars: El
despertar de la fuerza’ es la primera película de Star Wars para muchos, y
no es para menos, la última vez que vimos el poder de la fuerza en el cine fue
hace casi diez años. En esta ocasión la premisa del filme partirá de una
premisa clara: la búsqueda de Luke Skywalker, que por motivos que el filme se
basta para explicar, ha desaparecido de la faz de la galaxia.
Pero no penséis
mal, la película está lejos de ir sobre Luke Skywalker. Aquí, el último de los
Jedi es sólo una excusa para emprender una colorida epopeya espacial que
polarice –nuevamente- a los fans y venda millones de juguetes y demás
sucedáneos.
Como viene siendo tradición, tras los míticos créditos
ascendentes y el ya conocido plano general introductorio, el despertar de la
fuerza no será menos y tardará bastante en presentar a los protagonistas del
filme, curiosa manía que aún mantiene Star Wars. Esto, junto a sus cortinillas
para cambiar de escena, la bso y tantas otras cosas spoilericas, demuestran el
cuidado trabajo que ha ejecutado J.J. al tomar el relevo al mando de la nueva Star
Wars.
Finn y Rey, que a priori parecen dos personajes sacados de la
manga sin justificación alguna, encajan perfectamente en este nuevo puzzle
galáctico. Fin es un stormtrooper no clon, que tras entrar por primera vez en
batalla, comprueba el horror que desata el nuevo imperio, consagrado para
destruir la república. Al emprender rumbo en dirección contraria conoce a Poe,
que más bien pasaba por allí, pese a iniciar el filme y a Rey, quien hubiera
sido la protagonista de no haber tirado de Han Solo.
Lo que todos sabíamos ya,
Harrison Ford da vida nuevamente a Han Solo en pantalla, aunque primero veamos
un abandonado Halcón Milenario, pronto tendremos sentado a los mandos a Han
Solo y a la propia Rey.
De esta forma comienza el apadrinamiento de Solo hacia
Finn y Rey. J.J. y Disney, han aprovechado, lógicamente, el carisma de Harrison
Ford y de su icónico personaje para ejecutar una jugada de tres caras muy bien
traída, que sin embargo de seguro deja alguna que otra cicatriz. ‘Star Wars: El despertar de la fuerza’,
para responder a la responsabilidad heredada, lanzará el relevo generacional,
planteando nuevas historias casi desde cero para poder así crecer sobre ellas,
y es ahí donde interviene el señor Ford.
En una galaxia muy lejana, dos
personajes nuevos, interpretados por dos actores tan jóvenes y desconocidos, se ven sepultados por el
peso de la trama gracias al inexistente y no planteado carisma de los
protagonistas, pero con un mentor senior, como es el caso de Han Solo,
consigues dar sentido a la orientación narrativa de los nuevo protagonistas al
tiempo que, por consecuencia directa, das motivos al villano para serlo.
A esta
jugada narrativa se le suma una a nivel comercial; gracias a traer a Han Solo,
que seguramente sea el más carismático personaje de Star Wars tras el propio
Vader, te aseguras de que los viejos fans –y los no tan viejos- quieran saber
qué es lo que tiene ese viejo Han Solo que ofrecerles a los nuevos héroes y a
sí mismos.
‘Star Wars: El
despertar de la fuerza’ es un ataque directo a la mayor tendencia de la
actualidad, la nostalgia. Tiene tantas similitudes con el episodio IV que casi
no hace falta ver esta película nueva para haberla visto realmente.
Al mismo
tiempo, trata de ser el inicio de una nueva saga, y eso incluye ser la carta de
presentación de los nuevos personajes y las historias que vienen con ellos, el
problema del filme,
es que, además de –como las demás películas- no ser una
gran historia, abusa de Han Solo hasta el punto de que él es el núcleo central
del filme, volviendo casi irrelevantes al resto de tramas de la película, hasta
que el climax final nos indica por donde van a ir los nuevos tiros.
Por lo demás, este séptimo episodio, compensa con un buen
ritmo, mejor banda sonora y un espléndido acabado visual, una historia pobre y
con trasfondo escaso que harán las delicias del público palomitero y amante del cine
comercial, aunque, de seguro, esta nueva saga polarizará a los fans, plagando
de encendidos debates todos los foros y futuras conversaciones cinéfilas.
J.J.
Abrams presenta: la altamente entretenida –aunque algo mediocre- película de la que vas a
acabar odiando oír hablar.
Nota: 6,8
Jorge Tomillo Soto-Jove
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