Harry Potter y el prisionero de Azkaban | POPCOKEN

“¡Especto Patronum!”

¡Por fin! He de reconocer que ardía en deseos de que llegase el momento de ver 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' y que también había pensado muchas veces en hacerle una crítica exclusiva. ¿De dónde sale todo este entusiasmo? Pues además de mi devoción y amor por el filme, con ese poder visual y narrativo tan potentes, viene de un vídeo de YouTube. 



Siempre he amado la tercera parte de Harry Potter por motivos que expondré más adelante, pero todo ese amor tomó forma con otra perspectiva. Concretamente la de Nerdwritter1, del cual os adjuntaré el vídeo tras este párrafo, ya que su análisis de la cinematografía y los motivos visuales de 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban', es una de mis influencias para darle otra vuelta de tuerca a los análisis de películas y lo que estas pretendan contar. Tras citar a Nerdwritter1 para que nadie me acuse de plagio (risas enlatadas), comenzamos con el análisis.


Volvemos a Hogwarts por tercer año consecutivo, bueno, a la vida de Harry Potter, que está revolucionado por las hormonas y por la inmediata incursión masiva en su universo. Surge ahora lo que ya dije en la primera crítica; y es que lo malo de Harry Potter, es que vaya de Harry Potter.




 Aquí se ve de lleno, porque la su historia es interesante, pero no lo es por el personaje en sí. Funciona tan bien por que en las dos anteriores se aseguraron de que el espectador se pusiera en la piel del joven mago. La empatía funciona y ahí, sobre esa base, surgen los personajes secundarios y todo el trasfondo que se va componiendo sin que nos demos cuenta. De largo esta es la película más ambiciosa de la franquicia. Todo en los personajes, en el maquillaje, en el vestuario son referencias a ese drástico cambio hormonal. 




Sin embargo, Cuarón trabaja otro tema por encima y por debajo de la adolescencia: el reverso oscuro de Harry Potter como franquicia. Todo lo propuesto por el primer libro, ese adorable y pequeño cuento, tiene ahora una nueva dimensión. Comienzan a brotar a su alrededor los dramas familiares, las traiciones y otros giros narrativos mejor traídos que nunca. Ahora los padres de Harry no son simplemente una motivación para que tengamos la figura trágica del héroe, ahora son personas con amigos y una reputación propia. 




Ahora suponen un peso renovado para el conflicto interno del protagonista. Todo se va desarrollando dejando a Harry sin posibilidad de controlarlo. Este nuevo mundo está enseñando sus cartas y no hay nada que pueda hacer para evitarlo. Esto ya no es sólo sobre él, ahora el foco se diversifica y eso le da —un necesitado— aire renovado al entramado de la saga.




Por otro lado, lo que también le da frescura es el tratamiento que han decidido darle a Hogwarts. De raíz estructura el filme mediante las estaciones; así cada conjunto de eventos que ocurren durante dicho clima se pueden interpretar y plantear como un arco argumental en sí mismo y no como una mera escena —transitoria— más. Se refuerza la narración. Ahora cada arco tiene identidad única, tono narrativo propio y un ligero uso del color diferente en cada una. El tratamiento del color en toda la película se contrasta con el de las dos anteriores.




 En ellas, teníamos el mundo de la luz ante nosotros porque Harry salía del pozo. Todo se antojaba para él un mundo de fantasías y poderosos pero bellos misterios. Ahora tenemos tonos relajados y colores suaves que indican que Harry y sus amigos, —aún estando en esa época explosiva dada por su edad— se ven superados por la exposición creciente de las fuerzas del mal. Debido a esa mezcla tenemos esos tonos apastelados y colores apagados.Podemos percibir también la apuesta, por cómo se nos muestra físicamente todo el colegio. 

En 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' veremos el castillo con cuerpo, casi como un personaje más en la trama. Ahora tendrá su propia y coherente geografía y todo se verá amplio. La dirección de fotografía del filme es tan bestia que todo el espacio parece el doble de grande de lo que es por cómo usan la cámara y cómo exponen la luz.




Sin lugar a dudas uno de los grandes puntos a favor de 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' es el trabajo de cámara y la dirección de actores. Cuarón deja claro que a partir de ahora Harry Potter es algo más que un pequeño cuento para niños y que va a estar mucho más cerca del tratamiento que se le da a una novela. No es sólo que Hogwarts ya sea mucho más que interiores bonitos y planos generales de decorado de obra de teatro. Ahora, uno puede reconocer estos lugares en su cabeza sin llevarse a mayores incoherencias, ni tanto tópico de cuento infantil.




 La forma en la que la cámara irá viajando durante la escena, sin detenerse, —hasta que haga falta para reflexionar sobre lo expuesto— aporta un dinamismo que la historia necesita para sentirse viva. Es una historia de un chico en peligro, por lo tanto el tratarla con esa mecánica, y exponerla constantemente a su propio reflejo, aúna esfuerzos. Ahora el contexto no es una perdida de tiempo, porque el filme le da un valor concreto con relevancia. Cuarón maneja los tiempos con mano diestra, dando a cada momento su importancia. La película no se siente acelerada y sentimos que las historias importan todas, aportando algo relevante al aparecer.




Una cosa que no puedo negar es que, con todos su méritos cinematográficos y su renovación brillante de toda la mitología Harry Potter, el filme se hace largo aún durando veinte minutos menos que las anteriores.





No lo voy a negar, 'Harry Potter y el prisionero de Azkaban' me encanta, pero tiene sus propias y evidentes limitaciones. Hay momentos en los que se entienden algunos cortes y transiciones sin dar más vueltas a algunas tramas y personajes que reciben menos atención de la debida. De haber dado un valor equitativo a cada subtrama, la película hubiera perdido totalmente el enfoque de “pasar por encima de Harry”.




 Pero al dirigirse tanto hacia Potter, el resto del entramado desluce un poco y se nota. Aunque igualmente este es un fallo muy menor para una película muy redonda, que merece estudiarse —como prueba el propio Nerdwritter1—, pero... ¿Es una buena película? ¿Funciona como entretenimiento? Total y completamente, a pesar de que se haga un pelín pesada, es una buena historia, con una película muy superior a la misma, salvo que este contraste está lo suficientemente bien balanceado como para que se la pueda considerar con una lectura más que positiva. 




Nota: 8,8

Jorge Tomillo Soto-Jove


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