Spider-Man 2 | POPCOKEN



“Cortesía de su amigo y vecino Spiderman”


Segundo asalto de Sam Raimi a las ordenes del trepamuros. Vuelve a repetir Tobey como Spiderman, aunque por poco. Por mucho que al final llegase a cobrar diecisiete millones de dólares, una lesión de espalda llevó al estudio a pensar que era una gran idea sustituirlo a media franquicia por Jake Gyllenhaal. Así que ya sabéis, cada vez que haya una frase de Peter quejándose de dolores de espalda, es una bromita de Tobey Maguire con Sam Raimi.




Lo que está claro es que 'Spider-Man 2', salió bien porque —además del trabajazo de Sam Raimi—el público quiso. De Sony sólo venían ideas raras como las siguientes: la empresa quería llamar a la peli The Amazing Spiderman, la cual iban a liderar como villanos Octopus, el Lagarto y la Gata Negra. En el guión original Octopus era un adicto a las endorfinas que se enamoraba de Mary Jane. Y no sólo esto, Octavius era el creador de la araña radiactiva, que a su vez implantó un chip en Parker para suprimir sus poderes y, además, ese sería el único elemento que los brazos mecánicos no podrían resistir en lugar de matar lentamente al doctor. Todo ello se fue directo a la basura, gracias a Raimi, que leyó las ideas y las convirtió en lo que son hoy, incluyendo colocar a Octavius como figura icónica para Peter, reforzando así ambos personajes.




No os voy a engañar, 'Spider-Man 2' es una de las películas que más me gusta ver. El personaje ha marcado gran parte de mi carácter y filosofía, pero está película —más bien esta saga— me tuvo atrapado durante años. Recuerdo pasar un verano con mi hermano, ver un videoclip en la MTV —'We Are' de Ana Johnsson— y fliparlo en colores.





 De aquella internet no estaba presente en mi vida, así que saber noticias sobre secuelas o cine en general era una misión complicada, relevada a revistas especializadas que yo no conocía aún. Este videoclip me voló la cabeza, pero la película transportó mi amor por Spiderman a niveles desorbitados. Tanto nos gustaba que mi hermano y yo acabamos llevando a un abuelo a verla en IMAX, quien por cierto odió todo en ella, menos el personaje de J. K. Simmons. Por no mencionar el juegazo homónimo de PS2.




Hoy en día vuelvo a ver la película y mi cabeza está en ese verano, suena Ana Johnsson en mi cabeza y todo lo que toque aquí Sam Raimi me parece perfecto. Luego enciendo el pilotito de criticar de mi cabeza y me doy cuenta de que, por mucho que sea la mejor película de Spiderman hasta la fecha 'Spider-Man 2' está lejos de ser tan buena como mi yo de trece años pensó en su momento.




Para la historia que cuenta, si lo pensamos bien, 'Spider-Man 2' es extrañamente larga. Dura media hora más que su predecesora, pero en ningún momento se hace larga, siempre y cuando nos gusten las películas de acción y aventuras, claro. Pese a los esfuerzos de Sony por meter la pezuña, Raimi se mantiene muy Raimi aún con Spiderman a hombros y no con Ash. Pero antes de desmelenarse decide retener la atención del espectador sobre Peter Parker, con más escenas de Spiderman que en su anterior trabajo. Pero las intervenciones del alter ego en mallas son más ligeras y cortas, manteniendo así un balance que le da buen ritmo a la trama. De esta forma, el espectador puede tener esa intimidad con Parker, sin aburrirse. 




Para que esto no ocurriera, sin usar a Spiderman, el guión tendría que ser la versión colorida de lo que escribieron los hermanos Nolan, y no lo que haría Marc Webb. Es decir, tendríamos que tener un guión que ahondase en el personaje, que plantease una moralidad y una piscología, más allá de meros acercamientos. Y eso con Spiderman es complicado de hacer, porque la tentación de hacer algo mucho más jovial y pop es fuerte al aproximarse al mundo del cabeza de red. Además estamos ante una película cuyo objetivo es ser la cima de lo mainstream.




 Por lo tanto, todo el trabajo de caracterización que se permiten con Peter es de agradecer. Toda la primera y segunda trama del filme están centradas en estrellar a Peter con la pared, sembrando de menos a más la idea de que Spiderman y Peter Parker no son compatibles. Y cuanto más duda Peter, más crecen Harry y MJ como elementos de choque constante. Siempre que nuestro héroe esté dudando sobre si asumir la responsabilidad de sus poderes o vivir su vida al margen, entran Harry y Mary Jane para darle la vuelta a su mundo y forzar esa decisión.




Lo que resulta verdaderamente agradable de ver, una vez acaba la película es que Harry y MJ no se solapan entre ellos, sus personajes tienen una importancia muy parecida y se les da la relevancia y tiempo en pantalla que necesitaban para seguir el ritmo de esta historia, según cómo está planteada. Al menos una última vez, antes de que Sony sí metiera la pezuña y saliera de todo ello 'Spider-Man 3'. Al menos aquí, la construcción de Harry, que en la primera dejaba un poco que desear, está a la altura y Mary Jane, por fin evoluciona en algo más allá de una recompensa.




 Ella no va a estar esperando eternamente a que Peter se decida, habrá idas y venidas y finalmente acabará por dar el paso ella, por muy paternalista que se ponga el chico. Luego contenta a todos los fans con la icónica frase, Spiderman se va y sobre su dubitativa mirada se funde la escena en un escala de grises. En resumen, sí, ahora están juntos, pero no va a ser un camino de rosas.




Pero no nos precipitemos todavía al final, volvamos a Sam Raimi. La escena del quirófano es la firma perfecta del director. Incluso hay una motosierra en toda la ecuación. Y ya no usa tanto el recurso de pegar clips para situar la estructura narrativa. Raimi ahora está más cómodo en la silla del director, incluso a veces se pone juguetón con las transiciones entre escenas. En cambio, casi todas las demás o no existen o no le da la gana de usarlas. Raimi no cambia de una conversación cerrada a un plano aéreo del siguiente lugar donde va a tener lugar la acción, en su lugar corta en crudo y la siguiente escena se lanza directamente desde los personajes.




 No sé si querían ahorrar tiempo de metraje o qué, pero resulta al tiempo forzado y muy sello de la casa, si es que eso tiene algún sentido. Porque todos estamos acostumbrados a sus gracietas, tanto las evidentes como las más para fans del cine de culto de este hombre, pero a lo que no estamos hechos es a que, de pronto asuma el ritmo de director serio y lo haga bien. Me refiero a la escena crítica de 'Spider-Man 2' la confesión de Peter a su Tía de que él fue el responsable de la muerte de su tío.




 Durante la parte cruda de la escena, Raimi no separa la cámara de la cara de Tobey Maguire, hasta las últimas palabras, las cuales veremos clavarse en el rostro de May. ¿Que el efecto hubiera sido más crudo con un mantenido mayor, pasando a May justo al final? Sí, pero es una aproximación a un cine más serio que efectista, y ese es un registro que es arriesgado usar si trabajas en una película que produce Sony, sobre un personaje de Marvel.




En esta segunda entrega, cada secuencia de balanceo por la ciudad es una delicia y debió ser un dolor de cabeza usar así las cámaras, o montar esas secuencias después para que todo resultase fluido —usando como pegamento extra la música de Danny Elfman—. Todo este trabajo, con dieciséis cámaras panorámicas trabajando al tiempo, que tan bien se refleja en toda la secuencia de la pelea en el tren —considerada una de las mejores de la industria— le valió al equipo ganar el Óscar a mejores efectos visuales. Si vemos la peli a día de hoy, muchos modelos de CGI de cuerpo completo dan un cantazo pestilente, pero es la cumbre de la tecnología de la época, si no que le pregunten a 'Matrix Reloaded'.




 Sin embargo, todo lo demás se ve muy bien hoy, con mención especial al diseño de los brazos mecánicos de Octopus, cuyas versiones digitales eran unos escaneados directos de los reales. Cada uno manejado por cuatro personas que ensayaban cada escena con Alfred Molina para resaltar que se movían con el cuerpo del actor. Pesaban sobre cuarenta y cinco kilos y Molina los bautizó como Larry, Harry, Moe y Flo. Por su parte el equipo de producción se limitó a llamarlos flores de la muerte. Yo me quedo con la versión de Alfred Molina.




Al final, aún recaudando más de setecientos millones de dólares en todo el mundo, 'Spider-Man 2' recibió muchos elogios por su puesta en escena y estética, pero no por su calidad actorar. Aquí no puedo estar más de acuerdo. Maguire funciona por que su presencia física aniñada encaja perfectamente, pero no su actuación. James Franco, directamente no parece la misma persona que es hoy, ni se entiende cómo puede ser eso posible.




 Y Kristen Dunst está ahí, hace su parte y no termina de ir a ningún lado, más que a dar la sensación —un poco como la peli en general— de que podía haber ofrecido más, si se hubiera trabajado más el guión. Aunque, conociendo a Sony, en cierta forma agradezco que no se dieran más vueltas al guión, cediéndolo en favor de la espectacularidad y el entretenimiento.




 Porque podía haber salido algo tan enmarañado y tontamente complejo como en las dos películas de Marc Webb. Aunque a eso ya llegaremos, porque de ahora en adelante, no quedan más que las versiones mediocres o malas de Spiderman en el cine, por mucho que eso me duela en el alma.

Nota: 7,9

Jorge Tomillo Soto-Jove




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