28 días después | POPCOKEN


Crónica de un zombie optimista



Igual hace más de diez años que vi esta saga por primera vez, pero hoy he revisitado su primera entrega por un concurso que hice en twitter, faceboook e instagram. La idea consistía en que los lectores propusieran películas, de entre las cuales salieron en claro: Watchmen, 28 días después y Regreso al futuro. La primera y la última quedaron en empate y 28 días después se quedó atrás bastante rezagada. Por ello he decidido que las empatadas tengan una vídeo-crítica cada una y que esta la tenga escrita, así todos contentos.




Antes de nada tengo que decir que no recordaba para nada la primera secuencia del filme, y me alegro. Es de lejos lo peor de la película. Es corto pero intenso y bastante estúpido, quitándole casi toda la entereza a todo lo que está por venir. Pero si se hace el esfuerzo de retener lo mínimo de esta cosa de monos y gente ridículamente tonta, se empieza con más  o menos buen pie. ¿Recordáis esa apertura de ‘Jurassic Park’ —que casi nadie ha visto, porque casi todos la vemos en la tv— donde un velocirraptor se come a un trabajador y los gritos de “¡disparadle!” se te clavan en la sien con una tensión que no has visto venir? Pues aquí se imita todo eso de la forma más pobre y autoparódica posible.





He intentado traeros un párrafo o dos con la típica retahíla de curiosidades, pero no he encontrado más que los tres finales de la película. Pera hablar de ellos hay que exponer mi argumento base para diferenciar esta cinta de el resto de cine sobre zombies: el optimismo. Danny Boyle y Alex Garland trazaron otra historia en la mesa de borradores y pocas semanas antes del estreno la cambiaron. En la original, y todas sus variantes, Cillian Murphy se moría a base de bien.




 En uno de estos finales Murphy acababa falleciendo en una cama de hospital para dar un cierre circular a su historia. Pero todo esto a los grupos de espectadores beta se la vino sudando muy fuerte. Con la muerte del personaje de Jim, les parecía que todo el argumento de un futuro posible y los atisbos de esperanza se veían truncados y malditos; carentes de sentido. 




Supongo que la trinidad familiar se les quedaba coja y no les gustaba, o igual dos mujeres sin un hombre no representaban un futuro post-apocalíptico viable para esos grupos de espectadores. El caso es que lo cambiaron por el que tenemos hoy. Que queda un poco ñoño pero a nadie le molesta, porque por una vez, en una peli de zombies hay luz al final del túnel.



Toda la aventura para esta primera entrega transcurre en Inglaterra y, por mucho que esta peli lleve la firma de quien la lleve… Se le nota que hace malabares por ser un blockbuster con un presupuesto modesto. Y  sí, 5 millones me parece modesto ya que esa cifra es lo mismo que costó la escena de ‘Soy leyenda’ —cuyo presupuesto total fue de 150 millones aproximadamente— donde se derrumbaba el puente de Brooklyn, por poner un ejemplo dentro del mismo género. Que la película omita mediante el personaje de Jim la caída de la civilización es la mejor muestra de esto. 




Al mismo tiempo son lo suficientemente inteligentes de mostrarnos los estragos de la infección. Así, cada lugar que viste Jim o el grupo que vaya surgiendo en torno a él, nos contará una historia. Veremos cómo ha muerto esa gente y qué pudo pasarles, lo cual le da una sentida sensación de perdida y de apocalipsis. La trama va avanzando y cada vez nos muestran más claramente la idea central sobre la que pivota el filme: la familia. Y mediante la familia el futuro, porque los humanos necesitaremos siempre de semejantes para no perder la cordura y por tanto que pueda existir un futuro al que aferrarse.




 Esa es la lectura que podemos sacar de todo esto cuando el grupo, en su punto más álgido de estabilidad, y casi felicidad, ven a los cuatro caballos retozando en la naturaleza. Intactos, sin contaminar y unidos, como una familia. Este simbolismo sencillo, pero bien presentado, será el último momento en el que parezca que las cosas vayan bien, no volveremos a ver nada parecido hasta el final de la película. Ahora toca revelarse la naturaleza humana, o una de sus caras. 



Ya que no va a haber futuro por delante, los hombres seguirán consumiendo a los hombres —y a las mujeres más—, como dice el militar al cargo de la mansión. Dentro de su normalidad matar y consumir todo lo que tengan a mano para mantenerse como únicos individuos es lo más lógico porque son los protagonistas de sus vidas. O eso creen estos militares, hasta que le toquen los cojones a Cillian Murphy.



Al margen de estos tres o cuatro momentos bien narrados la película no tiene mucho más y se tambalea especialmente al llegar su tercer acto, tras la escena de los caballos. No dura mucho pero dan ganas de quitarla por el peñazo que es la presentación de este último arco. A partir de ahí nos quedará una buena película dentro del género y en general una película disfrutable, pero sin demasiado brillo, ni muchas ideas que contar.




 A mi personalmente me gusta, por cómo quiere vendernos ese optimismo hasta en los albores de la humanidad y, aunque me cueste creérmelo, tengo la sensación de que funciona, si salvamos dos tropiezos tontos que tiene. Más allá de eso, tildarla como más que efectiva o como menos que buena película sin pretensiones, sería salirnos mucho de madre.




Nota: 6,1

Jorge Tomillo Soto-Jove



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