Aquaman | POPCOKEN


No sé bien qué acabo de ver


Suspension of disbelief o suspensión de la incredulidad; es una expresión que representa la voluntad de un sujeto para dejar de lado (suspender) su sentido crítico, ignorando incoherencias o incompatibilidades de la obra de ficción en la que se encuentra inmerso (como por ejemplo la existencia del unicornio), permitiéndole adentrarse y disfrutar del mundo de ficción expuesto en la obra. En consecuencia, el escritor debe esforzarse por hacer realista lo irreal”.



He sacado este fragmento de la definición de Suspension of disbelief  para recalcar que, una vez que uno lo lee y toma cuerpo en su mente, coño, si es lo que hacemos todos una vez pasamos las puertas de la sala de cine. O nos sentamos y ponemos Netflix, con mucho o poco chill, o cualquier domingo por la tarde, vaya. Nuestro cerebro asume que, durante un rato, puede dejar de lado la realidad para sumergirse en una historia. El problema, es que algunas películas rompen esa ilusión. Y otras, como ‘Aquaman’ toman este concepto y deciden que sólo quieren ver el mundo arder.


Aquaman’, cuando se anunció, apuntaba a ser un ñordo de proporciones tipo muralla china. Luego salió el tráiler y… ESA ESCENA. La de Mera corriendo por los tejados de a saber donde. La forma, la paleta de colores, el trabajo de cámara, la coreografía… Salvo la peluca ondeando al viento todo era perfecto. De hecho bastante mejor, parecía que alguien en ‘Aquaman’ tenía buen gusto. Lo malo de verdad, es que eso en parte sigue siendo cierto. Pero es como si buscásemos una perla diminuta en la más infernalmente grande de la más deforme de las ostras.


Yo de verdad quería amar esta película tanto como a Amber Heard y a Jason Momoa ¡DE VERDAD QUE LO INTENTÉ! Pero la peli es un desastre. Lo cual… no quiere decir que sea todo malo, eso es lo que me duele, que hay visos de maestría por momentos, por efímeros momentos.


La película tiene una primera hora rocambolesca y estúpidamente adireccional. Es como si hubiera varias películas en una sola. A ratos presenta personajes, a ratos te cuela fragmentos que no sirven para nada y que se podrían haber solventado de otra forma. Incluso hacia la mitad se convierte en una película de terror, que termina en el momento más brillante de la peli, la escena de la bengala. 


Tendremos escenas estéticamente fascinantes o de un total y absoluto cringe, como toda la secuencia del acuario. Luego alguien hablará de un tridente mágico y, los malos serán malos porque el héroe al principio es idiota, pero luego no… Este guión es un lío, y parece que lo haya escrito un mono. De hecho si sólo nos fijásemos en el guión, tendríamos cine basura ante nosotros, PERO.
Y aquí llega un gran pero.


No sé si es cosa de James Wan o de su director de fotografía o de ambos, pero cuando la película superpone lo estético a su tonta narrativa expositiva, es una obra totalmente diferente. Como sus escenas de acción , que parecen dirigidas por otro director y que destilan un trabajo de cámara y fotografía impresionantes. Lo malo es que es una de las películas dentro de ‘Aquaman’ y siempre entra mal y a destiempo.



 La estructura básica del film son muchos actos, completamente desestructurados que responden a: presentación, narración expositiva y, para cuando este recurso tan pobre se está asentando, posiblemente entre una explosión en pantalla. Es como si creyeran que el público no puede pasar más de minuto y medio recibiendo su dosis mal contada de pobre trasfondo y BAM, ostias, OSTIAS PARA TODOS  y JOD-DER CÓMO MOLA. 


Mola que te cagas, cada pelea, cada combate, cada guerra, dios es que si esto lo ha dirigido realmente James Wan es que le chupaba la cara. Una vez relajado el corazón, he de decir que mucho de esto es cómo coloca la cámara en modo peonza en el centro de la coreografía, pero sumado a la profundidad de campo de la lente y cómo han tratado el color y la imagen en postproducción…¡Dios, es que se ve muy bien!.



Y no solamente se ve bien la acción, lo cierto es que todo el apartado técnico está muy por encima de lo que esperaba, aunque también hay que decir que las escenas bajo el agua siguen siendo extrañas pese a que se agradezca el esfuerzo. Lo único que realmente le sigue costando a todo lo que sea en 3D es el pelo. Ya sea en videojuegos o en cine, cuando hay una escena CGI es el pelo lo que da el cantazo y aquí lo hace aún más.


Otro de los problemas del filme es que el protagonista no es Aquaman, es Black Manta. Bueno, sí le interesara a la peli, porque tan pronto le dan espacio para crecer como personaje, como se libran de él rozando el ridículo. En última instancia al único personaje que la película no trata como protagonista, sino simplemente como accesorio, es la que debería tener el rol de protagonista si la peli fuera justa. Hablo como no de Mera.



 Yo esperaba que fuera a ser el florero de la cinta, pero es el único personaje con carisma, ya que Nicole Kidman y Willem Dafoe estaban aquí para pagar sus facturas y que el cine no los dejase demasiado de lado. Amber Heard es el corazón de la película, incluso cuando no tenga sentido que lo sea.



 La única vez que Aquaman se impone como verdadero centro del filme es tras la guerra final, que da gusto verle. El resto del tiempo es, como personaje, la cara de la película, osea un meh bastante grande. Pero uno también bastante descerebrado y que no se habría mantenido unido sin el trabajo enorme de edición y postproducción.


En líneas generales tengo que admitir que, por mucho que me guste decir que la prensa odia todo lo que venga de DC… ‘Aquaman’ se esfuerza mucho por que rompamos la Suspension of disbelief. Tanto que acaba por convertirse en un tira y afloja, a ratos te engancha y después siembra el desconcierto otra vez. Warner y DC siguen sin saber qué hacer y se les nota. Sólo espero que Wonder Woman 2 no arruine la primera.




Nota: 6

Jorge Tomillo Soto-Jove




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