Dragon Ball Super: Broly | POPCOKEN



 ‘Go go Broly, go go Broly”


Me he reservado un tiempo para ver esta peli por la misma razón por la que no quise ir al cine a verla: Creía que no iba a merecer la pena, porque hasta ahora, todas las pelis de Dragon Ball eran Ovas venidas a más o a menos, o las últimas dos películas que, bueno… Meh. Pero con esta en concreto, estaba equivocado.



Nunca he visto nada parecido en toda la franquicia Dragon Ball, nunca. Entré esperando una Brolyiada y me he pasado toda la recta final, de unos cincuenta minutos, con sobresaltos y conteniendo el aliento. De hecho,  me he pasado los últimos compases dudando seriamente sobre si darle un diez o no. Aquí tengo que decir que se le ha escapado entre los dedos por, lo que yo entiendo que son problemas de producción. Sí, me refiero a esos “parches” en los que sustituyen esta magnífica animación por CGI.




 Encima se nota que se esfuerzan para hacerlo ver mejor de lo que es, pero cuando la cámara pilla los modelos CGI de lleno, uff duele un poco a la vista. Parece que de pronto estemos en un Tenkaichi y no en la única película buena de todo Dragon Ball. Otra cosa que me da un poco de pena es que el término Dragon Ball Super esté presente en esta producción. Eso significa que va a llegar un momento en el que esto se incluya en la serie principal y se destroce, perdiendo por el camino el detalle y respeto vertidos en esta obra.

A ver, esto es Dragon Ball. Que nadie espere encontrar aquí los pilares del humanismo o una trama compleja. Pero cada película exhibe su calidad a un baremo que se aplica a todas; la coherencia. Un equilibrio que se balancea entre los propuesto y lo contado. Es decir, que si una historia es fiel a sus propias normas y tono, puede contarte lo que quiera. Y ‘Dragon Ball Super: Broly’ ha aplicado eso y mucho más.  Pero luego miras en metacritic y la peli tiene un 59, lo cual me parece un despropósito, pero ese es un tema para otra crítica. No sólo esto es Dragon Ball, si no que es la mejor versión de sí mismo que ha dado hasta la fecha.




Uno de los pilares que hacen a ‘Dragon Ball Super: Broly’ tan especial, es el tono. Por una vez han tratado Dragon Ball con respeto, basando ese aprecio por el núcleo de lo que es Dragon Ball. Esta película, por primera vez en mucho tiempo ha decidido mostrar respeto por las transformaciones, que es algo que se había perdido desde la saga de Buu en Z. Lo que ha hecho Super con el Super Saiyan Blue, es deleznable. 




No sólo no sientes que tenga peso o valor, si no que cada vez que sale en escena se antoja un chiste. Pero ha sido verlo en esta peli y me ha puesto la piel de gallina. La transformación a SSJB es tremebunda. A la película le importa transmitir esta idea de que la siguiente fase que vamos a ver no es una cualquiera, si no que es lo más tocho que existe (porque, sinceramente, el Migatte no Gokui / Ultrainstinto me puede comer los cojones). Y cuando por fin se termina de fraguar, tiene importancia y se nota la ventaja ganada. Y es que estamos hablando de una película que basa su narrativa en lo que ocurre y no en decirlo sobreexplicadamente.




Este es otro punto a favor importante, ‘Dragon Ball Super: Broly’ no cree que sus espectadores sean tan lerdos como para no entender una andanada de golpes escalada como narración, cosa que ha hecho siempre el género shonen. Aquí no hay narrativa expositiva, ningún personaje va a saltar a la palestra a repetir lo que acabamos de ver. El problema es que los animes necesitan esto porque se embalan tanto en sus propias mierdas, que necesitan de un narrador que lo recalque todo para que se entienda.



‘Dragon Ball Super: Broly’ apuesta por una dirección de arte arriesgada que le va como anillo al dedo y con bastante buen gusto. Así, dada la buena mano en la construcción de las coreografías y cómo se van resolviendo, o el uso del color que se da en según qué momentos. El espectador sólo tiene que dejarse llevar por la extremada y trepidante fluidez de la acción. Esta es mucho más que la mejor forma de canonizar a Broly dentro de la nueva realidad de la franquicia, aunque también tiene un par de baches a la hora de tratar la historia, que me parecen insalvables. Todo el entrenamiento express para sincronizar el baile de la fusión, por ejemplo…es una chapuza. 




Lo han intentado salvar con gracia y con el comodín de ver a Golden Freezer morder el polvo espectacularmente, pero sigue siendo una chapuza. Así como el final mismo, que hubiera funcionado mucho mejor como una escena post créditos y no dentro de la propia trama. Pero al margen de esto, no tiene mucho más en contra, aunque los fans de Bardock se van a sentir estafados y yo lo entiendo. Pero la verdad es que me da bastante igual que tenga mucha menos presencia y no se cuente su historia. Por mi la podían haber contado, pero entiendo que recorten para llegar antes al climax y cerrar un presupuesto menos escandaloso.




‘Dragon Ball Super: Broly’ no es la cima del cine de animación, pero es una apuesta refrescante y arriesgada para lo que el género suele presentar como “producto acabado”, que suele ser poco más que una excusa para vender juguetes. Pero aquí han aunado un increíble trabajo de banda sonora —que se permite licencias como decir los nombres de los combatientes por megafonía como si estuviéramos en un ring— y una animación respetuosa con sus personajes, al tiempo que está totalmente focalizada a resaltar el dinamismo y la brutalidad de los combates y de cada acción violenta en escena.



No me voy a embalar más porque, con los antecedentes que tiene Dragon Ball, no me ibais a creer. Pero podéis verla cuando gustéis. Eso sí, en Inglés por favor, que son los que mejor representan la esencia y fuerza de los personajes. Pero sabed que me ha parecido un espectáculo que no pedí, ni vi venir y que agradezco. Aunque Dragon Ball Super se vaya a cargar todo lo bueno aquí acontecido.





Nota: 9

Jorge Tomillo Soto-Jove

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