Jojo's Bizarre Adventure: Battle Tendency | POPCOKEN ANIME

— “Tu próxima línea será: ¡¿pero qué le pasa a este señor con los Jojos?!”

Se dice, bueno, comenta el bachiller Sansón Carrasco en el Quijote que “nunca segundas partes fueron buenas”. El manga de Hirohiko Araki es antiguo, aunque no tanto, pero estoy seguro que de haber conocido esta serie hubiera retirado sus palabras al momento; 'Jojo’s Bizarre Adventure: Battle Tendency' es la caña. Personalmente, considero a esta segunda parte de las bizarras aventuras de la familia Joestar como volver a jugar a tu videojuego favorito tras un tiempo. No tienes que preocuparte excesivamente de los detalles, ya sabes como va el asunto. Un poco como acostarse en la cama con Max Power, te pones el capítulo y lo gozas.

Battle Tendecy supone un contraste brutal en comparación con Phantom Blood. Se demuestra la versatilidad de Araki, ya que donde en la primera parte había pureza, solemnidad y nobleza en esta continuación hay descaro, pomposidad y pillería. De los escenarios más ceremoniosos de la Inglaterra victoriana pasamos a vistosas localizaciones por todo el mundo. Una pequeña muestra de lo que harían las siguientes partes, tanto el viaje por Asia a Egipto desde Japón en Stardust Crusaders, como el bellísimo periplo por Italia de Vento Aureo.

El peculiar viaje de Joseph Joestar recuerda a las aventuras de Indiana Jones: tenemos a un protagonista carismático, yacimientos arqueológicos junto con artefactos legendarios. Ambientada en los años 30 con nazis de por medio y localizaciones muy conocidas para el famoso explorador como lo son México, Nueva York o Venecia. Y no solo en esta segunda parte de Jojo’s, sino que en la tercera, Stardust Crusaders, Joseph viste de manera bastante similar a Indy además de que su stand, Hermit Purple es, a efectos prácticos, un látigo.

Mientras que en el plano narrativo Battle Tendecy flojea, ya que ni innova ni tiene un desarrollo llamativo, es en los personajes donde brilla con más intensidad. Joseph Joestar se reúne con unos personajes secundarios de calidad y memorables: Stronheim, Caesar Zeppeli y Lisa Lisa tienen sus propias motivaciones, desarrollo y ambiciones. Una vez salvado el asunto de explicar qué es el Hamon (hecho en la primera parte), ese hueco se ve llenado por los entre manejes del trío protagonista. Incluso el elenco de villanos, aunque si bien es cierto que por separado flojean, como grupo aprueban notablemente.

Es precisamente el choque entre protagonistas y villanos donde más tiempo pasa la serie, enlazando un combate tras otro, siendo que tan solo respira en dos o tres episodios centrales, situados entre la presentación de Joseph y posterior batalla contra Santana, y el arco de los hombres del Pilar. Un ritmo frenético que conjunta con el tono excéntrico y llamativo de la serie: no hay tiempo para ver el entrenamiento, queremos acción y la queremos ya.

 

Hace muchísimos años Sun Tzu escribió ‘El arte de la guerra’. “La victoria se decide antes de que se libre la batalla”, cita uno de los proverbios del filósofo chino. Si bien es cierto que en la primera parte ya se avistaban ciertos rasgos con referencia a cómo ganar una pelea – a través del ingenio y superando psicológicamente a tu enemigo, no necesariamente con fuerza bruta – es en Battle Tendency donde, junto con otras características, este rasgo es llevado al límite. Y es más: no son solo dos personas peleando, son los ideales que mueven a estas batallando. Es por ello que se nos queda en la memoria los lloros de Esidisi, el orgullo del guerrero de Wamuu o la traición de Kars pese a no tener mucho trasfondo.

Es necesario valorar el impacto de esta parte con respecto al resto de la obra en su conjunto. Battle Tendency establece el tono desenfadado cuando es necesario, convirtiendo momentos supuestamente serios en algo hilarantes, pero dejando espacio también para la epicidad, el drama o la tristeza. Cada sentimiento tiene su espacio y tiempo, encontrándose agitados, que no revueltos.

La adaptación corre a cargo, como pasará con todas las partes hasta el momento, de David Production. El diseño de personajes se mantiene constante con respecto a la primera parte, sin embargo, esta vez se opta por una paleta de colores más viva y llamativa. Todo lo que sale en pantalla reluce y resalta más, sea una cueva en las profundidades de Roma o el pecho-cañón de un nazi ciborg. Las peleas lucen fluidas, aunque se sigue manteniendo la tónica de vez en cuando de ir cambiando de enfoque según ataque un personaje u otro, pareciendo a veces que no hay casi interacción.

Es cierto que el uso de Hamon llegó al límite en esta segunda parte. Los Stands le dieron un soplo de aire fresco a la franquicia, infinitas maneras de enfocar todo tipo de situaciones y se comenzó a utilizar la fórmula de mini arcos contra usuarios semanales, que se sigue aplicando hasta día de hoy en contraposición a los arcos más largos que vemos en Battle Tendency (y la segunda parte de Diamond is Unbreakable, diría). Son distintas formas de narrar una historia. Con estas dos reseñas, tan solo quería darle algo más de valor y justicia a las primeras partes de los Jojo’s, para animar a cuantas más personas mejor, que la vean y disfruten.

Nota: 8,5

Javier Tatay





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