Para muy, muy fans.
Aterriza la nave inter-espacial Prometheus. Ridley Scott aúna sus fuerzas y potencial económico para esta "precuela" de la saga Alien, el octavo pasajero, con el buen hacer de los guionistas Damon Lindelof (colaborador con J.J. Abrams en la archiconocida serie de televisión, de polémico final, "Lost" Perdidos) y John Spaihts (escritor de La hora más oscura, película de pobre reparto, que pasó sin pena ni gloria por nuestros cines en 2011). La gesta que nos mostrarán en estas algo más de dos horas de cinta, relata los hechos y deshechos de las aventuras que vive la tripulación de la nave que da nombre a esta película, ambientada en un futuro no tan lejano.
Sus tripulantes, entre los que habrá geólogos, paleontólogos y demás científicos, se verán llevados al límite tanto física como éticamente, mientras tratan de investigar un planeta extraño, ciñéndose a los descubrimientos de Elizabeth Shaw (Noomi Rapace, protagonista de la saga Millenium y cameo ocasional en Sherlock Holmes) y Charlie Holloway (Logan Marshall-Green, Los amos de Brooklyn). En Escocia y otros lugares del mundo encuentran lo que debiera ser una invitación de los creadores de la raza humana para ir a su planeta e intercambiar conocimientos. Se verán financiados en este ambicioso proyecto por Meredith Vickers (Charlize Theron, Hancock y The Italian Job) compartiendo escena con el que seguramente sea el personaje más destacado de toda la película por su intrigante y siniestra forma de ser: David (Michael Fassbender, Jane Eyre y X-men: Primera generación) un cyborg dotado de apariencia humana que presupondrán carente de sentimientos. Tendrá un importante papel en la historia, en contra de todo pronóstico, llegando a robar escenas a la propia Elizabeth, protagonista de la trama casi sin competidores.
Tras las presentaciones amistosas,
debemos meternos en materia. Prometheus no es una película con un reparto del
que vayamos a cansarnos al escuchar sus nombres, si bien son actores que o han
dejado la juventud hace poco o la están abandonando (o son Charlize Theron, que parece no dejarla nunca atrás) y que no
son demasiado conocidos. Sin embargo, ese es un punto a favor. Ridley Scott nos
introduce, así, nuevamente en su poderoso universo de ciencia ficción,
forzándonos a redescubrirlo mediante las actuaciones de este reparto con tanto
potencial. Tampoco hay un villano que vaya a pasar a la historia del cine. Por
otro lado, cabe decir que el director escogió bien a sus actores, pero tarda
bastante en mostrarnos algo interesante en escena. Las escenas en plano abierto
del espacio, las naves espaciales y los mapas del universo son dignas de verse
en 3D. En versión digital te dejan pegado a la pantalla con su espectacular
acabado y un muy cuidado, a la par que elegante, colorido en 3 dimensiones. Creerás
estar volando tu mismo por extraños y fríos parajes con infinitos misterios por
descubrir.
La trama avanza espesa, aunque pronto
el espectador se conciencia. En esta historia, nada es de color de rosa. Esa es
una sensación que llega rápido. También llega veloz el sentimiento de que, en todo momento, hay
algo que estás haciendo mal, no te estás enterando del todo de lo que habla
esta gente y desconoces la razón. De entrada la historia se plantea bastante
simple, aunque con aires bien presentes de sofisticación. Tratarán de hacer
avanzar todo esto con diálogos algo confusos y situaciones rebuscadas, todo
ello aderezado con escenas duras, difícilmente soportables incluso para los más
experimentados. Los fans que vengan buscando escenas fuertes, muertes crueles y
sangre por doquier, van a salir del cine con una sonrisa en la cara, los demás
quizá salgamos blancos, o bien indiferentes. Una más, nos diremos.
En resumen, de Prometheus cabe decir
que es una película destinada a un público muy concreto. Ridley Scott no parece
aprovechar del todo a los actores que maneja, ni concede la importancia
necesaria a algunos momentos cumbres de la película, que acaba resultado un
tanto monótona, como un pase de diapositivas grises y tétricas.
Desde el
principio se intuye que no es una historia demasiado positiva. Cada vez que
creemos haber digerido la escena anterior, un nuevo golpe se abalanza sobre
nosotros con realismo y crudeza atronadores. La cámara no se aparta ni un
segundo de la sangre en escena, la censura no tiene cabida aquí. Por el
contrario, quizás seamos nosotros los que apartemos la mirada en más momentos
de los que reconoceremos a posteriori.
Nos encontramos ante un apocalipsis
cruel, crudo y sin esperanza aparente, catastrofista hasta el extremo,
necesitado de un heroísmo que no acaba de llegar, en el que gris y amarillo son
los únicos colores que veremos tintarse de rojo en una aventura en la que casi
todo parece inclinarse por inercia hacia la irracionalidad. Prometheus dejará
indiferente o incómodo al público en general y posiblemente con ganas de más a
los fans de Alien, la ciencia ficción y Ridley Scott.
Jorge Tomillo Soto-Jove
Nota: 4
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