-Yo primero, que el futuro está ‘mu’ negro.-
Llega a popcoken, el retorno al género de acción del actor Matt Damon. En su
día dejó el listón alto con las películas que más le dieron a conocer: la saga
Bourne. Y es que, aunque llevaba ya un buen tiempo circulando con grandes
películas como ‘El talento de Mr.Ripley’
o la excelente e icónica ‘El indomable
Will hunting’ –con ésta ganó su primer óscar al mejor guion, compartido con
Ben Affleck-,
-Cómo pasa el tiempo-
es cierto que, pese a su talento, no parecía llegar el momento de
auge de Damon. Llegó, sin embargo, cuando encarnó al rencoroso e imparable
Jason Bourne. Ese fue el instante en el que Matt se llevó, a todo riesgo, el
título de superestrella de Hollywood –y del resto del mundo-. Sin embargo,
habiendo demostrado que es sobradamente válido para otros géneros, como pudiera
ser la comedia –un poco cogida por los pelos- en la saga de atracadores de
casinos de Ocean’s, o que es perfectamente capaz de colaborar al mismo nivel
que consagradísimos actores como Jack Nicholson o tan talentosos y carismáticos
como Leonardo DiCaprio, bajo las órdenes de grandes nombres en la industria
como Martin Scorsesse ¿de qué película hablo? Quienes la hayan visto se relamerán
del gusto al haber ido juntando piezas del puzzle. Me estoy refiriendo al
desafío que supuso para Damon la cinta ‘Infiltrados’,
que al mismo tiempo fue su confirmación como importante, y versátil, actor de
drama.
Conocidos ya los abundantes
antecedentes de Matt Damon, podemos disponernos a comenzar el análisis, lo más
crítico posible, de ‘Elysium’. El
título de la cinta viene de la utopía en que se basa la trama.
En un futuro que
no se antoja nada lejano –contando con el apetito egoísta de la humanidad- los
humanos han consumido el planeta en el que han vivido siempre hasta sus
límites. Ante las difíciles medidas a adoptar para una salida humanitaria que
pusiera a todos al mismo nivel, la gente pudiente ha vuelto a tomar la medida
que tomó siempre: ‘yo a lo mío y tú a lo tuyo’. Bajo esa acertadísima premisa,
nos encontramos con que los pobres cada vez son más pobres y tienen derecho a
menos y que los ricos viven mejor que nunca, con derecho a todo lo que el
dinero no compartido puede generar.
Es tanta la diferencia, que podríamos
establecer nuevas categorías sociales: pobres, clase media, ricos y Elysium. Desde
aquí la narración se parte en dos pedazos, uno más grande para Matt Damon y
otro, más pequeño y de difícil justificación argumental, para Jodie Foster, que
más bien podríamos decir que estaba de paso para, con su nombre, atraer a un
público que no esperase encontrarla en una película tan marcada por los
distintivos cánones del género de acción futurista.
Matt Damon no es más que un
hombre corriente, con problemas por todas partes –como todo el mundo en una
situación así- y Jodie Foster es una líder sin escrúpulos que aplica una
agresiva política de control de inmigración, cuya máxima es exterminar a todo
el que se acerque a la estación espacial de Elysium. Justificando sus acciones
en un temor a perder el futuro de sus hijos, Foster comete todo tipo de
genocidios contra los inmigrantes ilegales, hasta que sus superiores lo consideran
moralmente inaceptable ¿Conclusión de Jodie Foster? Lo mejor será cambiar a los
líderes por unos nuevos, por ejemplo… YO.
Mientras en los cielos se teje
una torpe treta para dar un golpe de estado, Damon sigue siendo tan normal como
siempre. Un currante que va a trabajar, le pagan poco y tiene algún que otro
lío con la ley –por decirlo de una forma amable-, algún amor perdido por recuperar
y toda una suerte de clichés, hasta que la película tira de estilo agresivo y
cruel (como ya ocurriera en ‘Distrito 9’,
obra regia del mismo director, que planteaba una posible convivencia humana/
alien tanto a nivel político como civil y militar, desde un prisma brillante y
agresivo).
Damon se ve infectado por una dosis irreversiblemente mortal de
radiación en su trabajo, que le deja con cinco días de vida restantes y el alma
en los pies. No le queda otro remedio que pedir ayuda a su amigo, interpretado
por Diego Luna (‘Mi nombre es Harvey
Milk’ y ‘La terminal’).
Los dos,
dirigidos por un mercenario llamado Spyder, se dirigen a la aventura,
intentando una última infiltración en Elysium robando los códigos de reinicio
que planeaba usar Jodie Foster para colocarse en el trono. Es así como se unen
estas dos tramas. Para llevar toda esta odisea a cabo, Spyder embute a Damon en
un exoesqueleto paramilitar –una operación poco higiénica que no deja nada a la
imaginación- haciendo así de nuestro protagonista un intento de héroe fallido.
Damon tiene ahora la misión y la
posibilidad, así como la inspiración para lograr su objetivo, que nunca hubiera
deseado perseguir si su inminente muerte no lo hubiera empujado a ello. Este es
el punto interesante del personaje de Matt: aunque se vende como un romántico,
es un ser tremendamente egoísta que en ningún momento mira por nadie más que
por sí mismo. Llega a desoír todos los ruegos de Diego Luna para volver a casa
y buscar ayuda o, incluso, acaba por abandonar a la mujer que ama, excusándose,
más ante él que ante ella, en que es lo mejor para ambos.
Si Damon llega a
hacer algún bien común es porque se encuentra ante una muerte innegable, nunca
por caridad o humanidad.En definitiva, en esta película
visceralmente humana no encontraremos demasiadas novedades. Si estuviéramos en
el año 2152, posiblemente se daría una historia como esta, basada en egoísmo
extremo y falsos heroísmos. Esa es la virtud y el motivo del lento arranque de ‘Elysium’, que tiene más de ‘Distrito 9’ de lo que le gustaría,
tanto a su director como al público en general.
Nota: 6,8
Jorge Tomillo Soto-Jove
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