-Claustrofóbico silencio-
Con la llegada de octubre podemos
dar por finalizado el verano, y ya era hora. Un verano como este,
cinematográficamente, se hace espantosamente largo. Meses y meses recordando lo
buenas que fueron ‘Superman: Man of
steel’, ‘Kick-Ass 2’ o ‘Pacific Rim’
y no necesariamente por lo buenas o malas que han sido, sino por lo pésimas que
fueron el resto. En esta racha oscura llega ‘Gravity’
de la mano del director Alfonso Cuarón, que participó casi por última vez en la
tercera parte de la saga Harry Potter haciendo de ‘El Prisionero de Azkaban’. La mejor –de calle- de la saga, tanto
por su artística e innovadora forma de presentar Howarts, como por manejar los
tiempos de manera impecable en una historia compleja, que podía haber aburrido
y no lo hizo.
La línea argumental de este
curioso film narra la historia de varios astronautas, acompañados de una
doctora (interpretada por Sandra Bullock, dentro de un estilo correcto pero que
no termina de destacar) que, tópicamente típico, está ahí justamente culminando
un trabajo de larga duración cuando las desgracias sobrevienen: un misil
destruye un satélite vecino, causando mareas de asteroides con manía
persecutoria.
Mientras trabajan en armonía, se nos presentan los escasos personajes de la
película –que en español son aún menos pues Control, en versión original, es Ed
Harris, pero debido a que Clooney y él comparten doblador y solo aparece uno de
ellos, se le asignó otra voz- compuestos principalmente por Sandra Bullock , el
cameo ocasional de George Clooney –que va y viene en la trama- y un tercer
astronauta, al que vemos la cara la primera vez, atravesada por el centro junto
a una foto de su familia. La delicadeza es un extraño factor que, al igual que
Clooney, se ausenta a conveniencia.
Tan pronto estamos ante escenas
presentadas con sumo cuidado, llenas de cientos de detalles que frustran al no
poder parar la peli para verlos y, de pronto, caos. Todo se vuelve una locura,
cualquier elemento del que pudiéramos disfrutar en los minutos de calma, se ve
trastocado con brutalidad. Quizá el factor que hace que los momentos de tensión
sean tan extremos, obviando los increíbles efectos especiales, es la ley del
silencio.
Una ley que Spielberg aplicó con maestría en la escena principal de ‘Jurassic Park’. Los coches están
parados, la lluvia cae, el T-Rex ataca, pero durante toda la secuencia no hay
nada de fondo, solamente escucharemos la lluvia caer y al monstruoso dinosaurio
blandir sus fauces sobre los coches. ‘Gravity’
aplica el mismo método para acometer con eficacia probada el desarrollo de los
elementos de mayor tensión de la película. En primer plano tenemos a un
astronauta, de fondo, la estación espacial, cuando, brutalmente, la nube de
meteoros creada por los restos de otra nave arrasa cada centímetro de la estación espacial, en
silencio. Solamente las voces de los actores destacarán entre ese silencio
tenso y sepulcral.
Volviendo al tema de George
Clooney, se trata de un personaje particularmente carismático que,
probablemente, no sea más que el propio Clooney dando mucho de sí mismo. En los
pocos minutos en que aparece, roba la escena todo el tiempo a Bullock, en tanto
que se sitúa como elemento introductor del verdadero personaje principal.
Cuando
todos pensábamos que iba a ser George Clooney, nos topamos con que todo el peso
argumental recae sobre los hombros de Sandra Bullock. Y bien empleado que ha
sido, porque realza completamente el sentido de la película. Siempre es más
fácil para el público identificarse con ese personaje inexperto, rodeado de
expertos. La clave está en conseguir que el personaje no resulte cargante
dentro de su continua lista de torpezas y meteduras de pata, y que, al tiempo,
parezca creíble que se las arregle por sí mismo hasta llegar a una progresión
ascendente hacia salvar el día. Ese es otro de los méritos del director mexicano.
Por pocos minutos que disponga un personaje o por muchos -casi excesivos- de
los que disponga otro, ha conseguido a la perfección que cada uno cumpla su función.
Clooney ejerce involuntariamente de peldaño para que Sandra Bullock se corone
como completa protagonista hasta que, poco a poco, pueda ir desarrollando un
dominio de sí misma que la lleve intacta al final de esta historia. Una de las mayores curiosidades,
y uno de los elementos más impactantes de la trama, es la casi total ausencia
de rostros. En muy pocas escenas se verán claramente los rostros de los
personajes hasta que, mediante un zoom dramático, nos colocan sobre los hombros
de Bullock –de los cuales no nos bajamos- y, a partir de este punto, sí que se
centrará la cámara en mostrar las emociones de Sandra Bullock concluyendo en la
llegada del posterior climax. Otro punto curioso y de interés está en las
abundantes escenas POV (point of view; punto de vista) que sitúan siempre la
cámara desde la primera persona y no la tercera, como estamos acostumbrados.
De
esta forma, muchos de los momentos críticos de la trama los vivimos desde los
propios ojos de los personajes. Sean o no recreaciones virtuales, estas escenas
en POV no pierden detalle ni realismo respecto a las escenas con actores. Otro
punto a favor de los efectos especiales. Destaco este tipo de escenas en
primerísima persona por el hecho de que ‘Gravity’
se estrena en 3D y, aun no siendo muy fan de las 3 dimensiones –ya que se
suelen usar como excusa para encarecer la entrada y nada más-, he de reconocer
que invertir mi dinero en ver ‘Gravity’
en 3D, ha sido una buena decisión.
En definitiva, ‘Gravity’ es una recreación de los
miedos más íntimos del ser humano: la oscuridad y la soledad. Todo ello
acompañado de inmensos mares de silencio claustrofóbico y grandes momentos, con
una BSO ajustada a la perfección a la idea a transmitir: por muy solos que
estemos, nunca hay que perder la esperanza de ir a más.
Nota: 9,8
Jorge Tomillo Soto-Jove
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