-‘Gravity, 12 años y el cuarto strike de Leo’-
La noche del 2 de marzo ha
llegado a su final. No ha sido un final cualquiera para el mundo del cine. La
que puede que sea la gala más importante, dentro del mundo del cine –a nivel
comercial- no ha faltado a su cita número 86 en el Dolby Theatre –más conocido
como Teatro Kodak-. La alfombra roja se abalanzó sobre el asfalto de los Ángeles;
las cámaras y los micrófonos trataban de devorarse unos a otros con la primaria
intención de hacerse con el momento más poderoso. Los vestidos y las
entrevistas volaban; atraparlos llegaba a parecer una carnicería.
-A esta carne le falta sal, MUCHA sal-
Poco a poco las estrellas se
fueron situando en sus butacas y el primer Óscar salió a jugar a la cancha.
Jared Leto fue el ganador a mejor actor de reparto de calle por Dallas Buyers Club’. Cualquier otra
posibilidad se hubiera antojado un despropósito. No es que el trabajo de
actores como Michael Fassbender fuese peor, es que el de Jared Leto resulta indiscutible;
es el secundario del año y el reconocimiento no podía negársele.
Después, cayó
otro indiscutible, ‘El gran Gatsby’
se llevó el vestuario. Al poco, entre documentales, llegó la hora de la
animación, y aunque Pixar no estaba presente en las nominaciones, sí que lo
estaba Disney y ‘Frozen’ confirmó
también su favoritismo. He de admitir, que al igual con Jared Leto, no pude
evitar agitar mis manos en el aire y celebrar la entrega de este Óscar.
-Frozen, detrás de la magia-
Cuando uno parecía empezar a
amodorrarse en la silla, entre tanto ‘selfie’ y un poco de tontería, llegó otro
de los premios más importantes; Aunque, por un año, Jennifer Lawrence sí que se
merecía el Óscar, Lupita Nyong'o -la actriz en la sombra de ’12 años de esclavitud’- se llevó un
premio que, antes que repetir con Lawrence ganando dos años seguidos, mejor
meter un poco de diversidad en la gala. Es sabido, que a la academia le gusta
curarse en salud de una posible imagen de racismo y, los escépticos dirán, que
este “señor de oro” fue para Lupita Nyong'o antes por su color de piel, que por
su actuación. De ser cierto, sería igual de triste no dar un premio por racismo,
que para quitarse la imagen de racista. Desplazando así, al que debiera ser el
verdadero motivo para una recompensa como esta, el talento.
-justo ¿no?-
'Gravity’ comenzaba a acumular premios técnicos. Con un presupuesto
aproximado de unos 550 millones de dólares, todos los reconocimientos al
trabajo informático y de puesta en escena que dirigió Cuarón, se comenzaban a
ver justificados, al menos a este nivel. La ceremonia acababa de pasar de su
mitad y los pesos pesados debían aún asomar la patita.
Antes de continuar, me veo
obligado a reconocer el talento como ‘showrunner’ de Ellen Degeneres. Con su
dinamismo y sus divertidas ocurrencias –como llegar a repartir pizza entre
varios famosos, que debió ser todo un susto para más de una y su vestido-,
llegó al extremo de, mediante sus fotos individuales o grupales con famosos,
colapsar twitter.
A lo largo de la noche
la atención de la red social fue creciendo y creciendo, hasta el punto de
llegar a ser imposible entrar en la misma y batir records ostentados por el
propio Obama. Un punto para ti Ellen. Enlazo con otro punto que se lo lleva la
voz de la imponente cantante Pink, que, en su homenaje a ‘El mago de Oz’ –por sus 75 años- demuestra que su capacidad para
reinventarse a sí misma a base de golpe de talento es muy meritoria.
Para dar continuidad a la noche,
el Óscar a mejor diseño de producción, al igual que el de vestuario, recayó en
‘El gran Gatsby’ cuyo diseño y
ambientación son de una belleza y de una calidad abrumadoras. Dentro de la
decadencia prepotente que retrata, sabe encontrar un punto de estilo y clase
que le dan ese aire tan especial.
Entre números musicales y méritos
extraordinarios para alargar una gala que ya se acercaba a su hora final, se
abrió una, tristemente larga, lista de conocidos rostros fallecidos este año.
La emotiva exposición se cerró, como no podía ser de otra forma, con el rostro
sonriente de Philip Seymour Hoffman, que junto a ‘Capote’, ‘Esencia de mujer’
y ‘The Master’ nos dejó entre
problemas de adicción con unas ganas de más, que nunca se verán saciadas. Sentido
adiós a todos estos grandes actores y actrices que se fueron este año. Reina el
silencio y la gala continúa entre lágrimas, rumbo a su hora final. Y en el
comienzo de esa hora final, el Óscar a mejor banda sonora fue para engrandecer
la leyenda de ‘Gravity’ aunque es
curioso que una peli casi sin música alguna gane a mejor BSO, pero ahí queda
eso.
-im ooover theee raaainboooow...-
Las cosas volvían a su cauce
cuando el Óscar a mejor canción original lo devoró ‘Frozen’ por el tierno y pegadizo tema ‘Let it go’ que tan bien simboliza la revolución femenina
adolescente.
Acompañando a ‘Frozen’ llegó la recompensa a mejor guion adaptado a las manos de John Ridley, por ’12 años de esclavitud’ y el mejor guion original para Spike Jonze por ‘Her’ que dentro de su estilo indie, resulta de lejos la más original. De esta forma el apetito ya comenzaba a ser incontrolable, el deseo por saber dónde aterrizarían los grandes, resultaba ya ineludible.
-Casi se olvidan de mi, casi...-
De esta forma, acompañado de
Angelina Jolie y Sidney Poitier, Alfonso Cuarón se convirtió en el mejor
director de 2014. Y es cierto que con ‘Gravity’
Cuarón demostró un buen estudio de cine a todos los niveles orientado al ámbito
comercial, el estilo “Spielbergriano” hace de este Óscar una entrega merecida y
reconocida.
Solo quedaba felicitar e irse a por los últimos grandes. Justo después de un momento de alegría llegaba uno de desagrado, al llevarse Cate Blanchett el Óscar a mejor actriz por interpretar a Woody Allen en una peli de Woody Allen. Viva lo hipocondriaco.
Tras este mal trago llegó de nuevo la mano de la academia para pasar por la cara de Leonardo DiCaprio, que tuvo que ver subir a Matthew McConaughey con todas las de la ley, ya que era el único que se lo merecía igual que él y no cabe discusión posible. Un servidor, lamenta no poder celebrar por Leonardo DiCaprio profundamente.
Solo quedaba felicitar e irse a por los últimos grandes. Justo después de un momento de alegría llegaba uno de desagrado, al llevarse Cate Blanchett el Óscar a mejor actriz por interpretar a Woody Allen en una peli de Woody Allen. Viva lo hipocondriaco.
-Mi... tessoro-
Tras este mal trago llegó de nuevo la mano de la academia para pasar por la cara de Leonardo DiCaprio, que tuvo que ver subir a Matthew McConaughey con todas las de la ley, ya que era el único que se lo merecía igual que él y no cabe discusión posible. Un servidor, lamenta no poder celebrar por Leonardo DiCaprio profundamente.
Para acabar, la academia tomó la
decisión más neutra de todas, la más políticamente correcta. ’12 años de esclavitud’ se coronó con el
óscar a mejor película, ante una ‘Gravity’
que parecía ir a arrasar con todo y llevarse a todos por delante, pero
seguramente, de ser así, hubiera sabido a poco y dar un premio a ‘El lobo de
Wall Street’ será ensalzar a un villano. Por otro lado siempre estaba ‘Her’ que desde el principio había sido
ampliamente repudiada en las nominaciones. Por el resto, ciertamente no merecía
la pena preocuparse.
Como siempre la academia vuelve a
apostar por valores seguros, deja lugar a la libertad de coronación en papeles
controvertidos para nominaciones menores. En cambio, para las principales
vuelve a asegurarse una elección completamente conservadora. Un año más la gala
de los Óscar vuelve a ser un abanico de luces y sombras, donde los más
importante parece ser dejar de lado el riesgo y abrazar las opciones
popularistas.
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