El viento se levanta | The Wind Rises | Kaze Tachinu


-Cine para ingenieros. Miyazaki se despide-

En España sucumbimos con avidez a películas con un largo recorrido comercial –previo estreno- como pueden ser todas las cintas que firma Marvel Studios o la factoría Disney, pero cuando tenemos otras películas algo más ligeras, que tienden más hacia un espectro artístico que a uno palomitero, se nos olvidan los tiempos, no corren las prisas, ni pasa nada, simplemente tenemos otras prioridades.



 Como pudo ser el sangrante caso de ‘Flores para la guerra’ película del director Chino Zhang Yimou, que pese a un argumento impresionante, una puesta en escena balanceándose entre licencias artísticas y una lograda fotografía, sumado a un Christian Bale en la cima de su carrera, no llegó a nuestro país hasta que pasaron dos años desde su salida a nivel internacional –y que ni siquiera se estrenó más que en los cines secundarios-.



No tan acusado –llega un año tarde-, esta es una situación que ‘El viento se levanta’ vive también. Ni aun cuando fue una de las principales candidatas a los Óscar, en un año que de no ser por la arrolladora fuerza de ‘Frozen: El reino del hielo’, se lo hubiera llevado todo de calle. Ni siquiera parece que la retirada de un hombre tan influyente como Hayao Miyazaki, que hizo volver a creer a algunos cuantos que aún tenía cabida en el cine de hoy la sensibilidad artística, y que el celuloide, era algo más que una cartera de valores.



‘Kaze Tachinu’ o ‘The Wind Rises’ o ‘El viento se levanta’, como queramos llamarla, pero esta carta hemos de recordarla por ser lo que es, el punto y final –supuestamente, eso dice él por ahora- de Hayao Miyazaki como director, tras finalmente decidirse por acabar su carrera en el cine y volver al mundo del manga, de dónde nació su carrera.


-Escena del Manga en el que se basa la peli-


 Esta carta de despedida nos relata las trasnochadas aventuras de Jirô Horikoshi –a quien da voz en la versión en inglés nada más y nada menos que Joseph Gordon-Levitt-un niño que sueña con ser un hombre, un hombre que disfruta soñando como un niño. Este chico no desea otra cosa que llevar sus fantasías a su realidad más cercana, al cielo.

-'Joe' Gordon-Levitt en el proceso de doblaje-

Desea ser ingeniero aeronáutico al nivel del hombre al que corona como su maestro e ídolo incondicional, Gianni Caproni,- a quien todo el filme rinde homenaje a su vez- pero teme que taras tales como la miopía tirarán su futuro aeronáutico por la borda. Se equivoca.



Su maestro es un elemento recurrente en el filme, que acude a él como un último hálito de esperanza, en esos momentos en los que los objetivos parecen más difíciles de lograr que nunca. A su vez, el elemento conductor que introduce a Jirô siempre a estas ensoñaciones optimistas es el verdadero personaje principal de la película, el viento. Este es el mayor mérito en esta ocasión tanto del propio Miyazaki como de su querido estudio Ghibli. Han conseguido darle la autoría de personaje a un elemento que debería pasarse totalmente por alto, sin embargo, aquí el viento es mucho más que una fuerza de la naturaleza, es un mensaje, un empujón hacia el camino de baldosas amarillas. Un simple “Whoooo” se traduce mediante el metalenguaje de ‘Kaze Tachinu’ en un “Sigue adelante, levántate y sigue adelante”. 



El mensaje claramente optimista de la película viene envuelto por el característico aire y tono de todas las producciones del estudio Ghibli, todas con ese aire que convierte cosas sencillas en mágicas y misteriosas.


-Escena de 'El viaje de Chihiro'-


Puede que no sean las películas más fáciles de ver, sobretodo porque por muy docto que se cree estar en la materia, la idea del colectivo siempre, tarde o temprano, acaba calando en uno “estoy viendo dibujos animados” pero hemos de desechar ese sentimiento con rapidez, al igual que pasa con casi toda la filmografía de Miyazaki (con inevitables excepciones como las más flojas ‘Mi Vecino Totoro’ o ‘Ponyo en el acantilado’)Sí, son películas de animación, más concretamente son películas de Anime, pero ofrecen siempre dosis generosas de contenido visual para que los niños puedan seguirle el ritmo y contenido regio y con corazón para que los adultos puedan sentirse satisfechos al verlas.



 Es aquí donde el estudio Ghibli le ha ganado siempre la partida a las películas Disney en su propio terreno: si Disney llega a conseguir una profundidad argumental de 7, Ghibli, con la misma historia conseguiría esa nota más 2, es así. Son expertos en manejar este clima de realismo fantástico hacia un tono de dos caras en las que conviven la viveza del color y la profundidad puramente artística de una historia sencilla.



Esta tendencia artística llegó a todos nosotros antes de que nos diéramos cuenta. Yo creía haber descubierto a Miyazaki y su estudio con mi favorita, -y su único óscar- ‘El viaje de Chihiro’, pero al revisar su filmografía con la boca seca en busca de más, me topé con que este señor bajito había tenido una importantísima participación en las series ‘Heidi’ y ‘Marco’ (donde conoció a Isao Takahata, con quién fundó los estudios Ghibli) que marcaron –negativamente- mi infancia y la de mucha gente más en este país. 


-Escena del comienzo de 'El castillo ambulante'-

Después tuve el gusto de toparme con obras tan importantes como puedan ser ‘La princesa Mononoke’(que digan lo que digan tiene exceso de metraje) y ‘El castillo ambulante’. También tuve mis momentos de desengaño, creo ser el único, pues parece que por donde pisa Miyazaki crecen briznas de hierba doradas.


-Escena de 'La princesa Mononoke'

Mi frustración llegó con obras sobrevaloradas como ‘Mi vecino Totoro’, ‘Arriety y el Mundo de los Diminutos’ hasta hartarme con ‘Ponyo en el acantilado’ cuyo nivel es tan ,tan bajo a nivel argumental, que el estudio Ghibli debiera replantearse el retirar su distribución. Tras un tiempo desencantado de Ghibli, Miyazaki, Miyazaki y Ghibli retomé mi periplo con dos dulces en la boca Nicky: Aprendiz de burja’ y ‘Porco Rosso’ cuyos ambientes fantásticos a la par que ciertamente románticos me han traído, haciendo algunas paradas hasta este punto y final que tantos fans van a lamentar durante años.


-'Ponyo en el acantilado'-

En definitiva ‘El viento se levanta’ no es la mejor producción que ha llevado a cabo el estudio Ghibli y, aunque tenga mucho que nos haga acordarnos de ‘Porco Rosso’ o de ‘La Tumba de las luciérnagas, puede que sea de las que mejor aúna este reino de fantasía en el que viven todas su películas, con una realidad romántica que trata de sobrevivir a golpe de bombazo a la cruda realidad.



 En los albores de la segunda guerra mundial Jirô pondrá en contraste una actitud puramente pacifista, de amor a la belleza de la ingeniería aeronáutica, con la dura realidad bélica de la utilidad de su trabajo soñado. Toda esta paradoja artística y moral, en conjunto con una historia de amor que de primeras parece metida con calzador, pero que acaba sembrando unas poderosas raíces que nos harán replantearnos hasta qué puntos y qué calados podía llegar Hayao Miyazaki. Reflexión que seguro lleva a más de uno a revisar sus favoritos o toda la filmografía de este director, que con esta oda al arte, al optimismo y al romance firma una carrera envidiable ante la cual solo queda aplaudir, admirar y estudiar.

NOTA: 7,8

Jorge Tomillo Soto-Jove



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