The Deep Blue Sea + retrato Tom Hiddleston


-Mucha oscuridad, poco romance.-

-Mi retrato de Tom Hiddleston-


El cine supera de largo a la pintura como el arte de las tragedias. Viven en una relación reciproca que les trae a los dos historias como la de hoy. Cuentos sobre la miseria de la humanidad. Somos aquellos que son incapaces de perdonar, nuestros corazones quieren ocupar un lugar diferente pero, en el tablero, le damos el rey al orgullo y la reina a la desidia. Los errores cometidos son parte de las relaciones entre personas y de eso es de lo que trata 'The Deep Blue Sea'.



El profundo mar azul, ese sería el nombre para nosotros y es así como se llama esta película. Tras su estreno original en 2011, llegó a nosotros de la mano del director Terence Davies ('Of time and the city', 'La casa de la alegría' y 'Voces Distantes' son los títulos más recientes de este experimentado cineasta residente en Liverpool) quien, junto a Terence Rattigan, ha escrito la historia para este profundo mar de desdichas en el que nos sumergimos por completo durante una hora y media -algo más- de naturaleza humana en estado puro.



 El trabajo de Davies en esta ocasión es quizá demasiado intimista y recargado, abusando en muchas ocasiones de planos oscuros. Los escenarios y los tiempos en los diálogos parecen mucho más propios de una obra de teatro.


-A ver si así entra algo de luz-

Nada más empezar, la banda sonora deja claro a qué hemos venido; los violines vuelan, las notas afiladas cortan el aire y nos preparan para una velada sobrecargada, con cierta exageración romántica, ideal para crear el ambiente de historia de amor condenada por su terrible iluminación, posiblemente pertrechada para ocultar unos decorados ineficientes y pobres, que causa en el espectador dejadez y amargor cuando aún no ha ocurrido nada.


-'Amargura' es solo una palabra ¿no?-


El primer acto es el eje de la película -bien situado en el centro o un poco antes hubiera causado más impresión-. Se trata de nuestra protagonista, Hester Collyer, interpretada por la talentosa actriz Rachel Weisz ('El legado de Bourne' -junto a Jeremy Renner-, 'Agora' y 'The Lovely Bones'), intentando acabar con su vida, asumida por sí misma como un desperdicio de tiempo para todos los que han participado de su farsa, o eso cree ella.


-Ahhh... luz al fin...-

Antes de llevar a cabo su plan, toma el relevo de la penetrante banda sonora y nos cuenta que está escribiendo una nueva carta de suicidio, salvo que en esta ocasión no es capaz de encontrar las palabras adecuadas para llenarla ya que, como ella dice "...seguramente sea porque en esta ocasión, realmente quiero morirme". Siendo estas las primeras palabras que fuerzan a tomar tierra en este viejo cuento, tantas veces contado, nos damos rápidamente cuenta del calado de la película. Al menos es lo suficientemente pronto como para poder decidir que este no es el tipo de historia que creíamos pagar por ver, coger decididos la puerta y rehacer nuestros planes.



El sonido del gas encendido en el cuarto comienza a invadir la estancia y Hester se queda a esperar a que llegue su hora para así poder olvidar. Su deseo no llega a verse concedido, pues es rescatada para su desdicha. Decide continuar su desliz amoroso con el galán Freddie Page (Tom Hiddleston, quien fuera el carismático Loki en 'Thor' y 'Los Vengadores', así como un impetuoso militar en 'War Horse' y Scott Fitzgerald en 'Medianoche en París'), del que toma su apellido para engañar a la casera de su piso, creyendo poder alcanzar cierta estabilidad en su relación. Sin embargo, sufren la misma condena que todos los amantes clásicos: una relación con un amante a expensas de un marido siempre llevará una fuerte impronta de caducidad.



El filme nos mantiene casi una hora ocupados con las riñas de Hester, su marido, el  buenazo del Juez Sir William Collyer (Simon Rusell Beale, 'Mi semana con Marilyn''Un marido ideal' y 'Orlando') y la madre de éste, que resulta una persona totalmente insoportable e insensible aún en una situación como esta. El Juez no tarda en enterarse de la infidelidad de su mujer, que en lugar de aceptar las culpas fuerza la situación para parecer víctima del asunto.



 Es ahora cuando llega el elemento desestabilizador, aparece el catalizador, la primera nota de la última marcha -de llegada temprana- en esta triste historia. Hester huye de su marido y recibe una carta dirigida a su amante, que acaba conociéndola pese a los esfuerzos de ella porque no la viera. En ella relata cómo su querida intentó suicidarse -no especifica en cuántas ocasiones-. Consternado, Freddie huye del hogar al bar más cercano para tratar de ahogar fútilmente sus penas.
En este punto la película ya está lo bastante complicada como para retener el interés de los espectadores en la sala hasta el final.



 Y es que, pees a su presentación como hombre deportista y sofisticado, que sale a jugar al golf con sus amigotes, la interpretación de Tom Hiddleston resulta apabullante. Con esta interpretación sella un curriculum tan variado que asusta; puede ser un psicótico, como tan pronto es un orgulloso enamorado que, por no ceder a sus principios, acepta un trabajo lo más lejos posible sentenciando así a la sufrida Hester.



La película resulta bastante compleja de seguir para quien busque del cine un mero entretenimiento sin nada más que una transición de eventos hasta llegar a un climax. 'The Deep Blue Sea' no va a desbancar a 'Orgullo y Prejuicio' como película de romance trágico por excelencia, pero sí que nos hará reflexionar. 



Pensaremos sobre los entresijos de las relaciones amorosas, sobre la infidelidad, el peso de los antiguos valores y, sobre todo, en el amor sacrificado por las necedades de los estilos personales radicales . Es una película ideal para pasar la tarde en el sofá pero, probablemente, no sea la mejor para ver en una butaca con una pantalla gigante.

NOTA: 5,9

Jorge Tomillo Soto-Jove


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