-Sobrehumanizando a la diva.-
"Intenté ser como Grace Kelly, pero todos sus
looks se veían muy tristes".Así refleja Mika, en su canción 'Grace Kelly', la sensación general que
pudo llegar a transmitir esta mujer y toda su leyenda. Se puede ser actriz, se
puede ser modelo, se puede ser mujer, pero es muy difícil ser todo eso y además
ser una princesa de verdad -no como las que tenemos ahora, que solo saben
pasearse nadando en una opulencia otorgada-.
Por ello, la percepción que refleja
Mika no está tan desacertada como pudiéramos pensar en correlación con el
argumento base de 'Grace de Mónaco',donde
se expone la realidad tras la fachada de oro: una mujer con sueños como
cualquier otra.
'Grace de Mónaco' comienza su particular
revisión de esta historia cuando Grace Kelly, en la cima de su popularidad,decide
contraer matrimonio con el Príncipe Rainiero III de Mónaco. La presentación del
personaje viene precedida por su reputación. La cámara juguetea durante unos
segundos que se antojan interminables, mientras la protagonista desfila por los
estudios de cine. Acompañados por una voz en off que nos sitúa en el plano
temporal de la escena, se nos permite ver, al fin, a Nicole Kidman en plenos
poderes. Frente al espejo trata de sentarse Grace Kelly, o al menos esta
versión que se nos trata de presentar. Pero -y por desgracia- Nicole Kidman no
se llega a parecer en ningún instante a la Princesa de Mónaco.
-Woopsy!-
Uno no es capaz
de ver otra cosa en pantalla que a Nicole Kidman, tan bella y exuberante como
acostumbra. Lo cierto es, que aunque bien podrían disputarse entre Nicole
Kidman y Charlize Theron el título de la más bella y elegante de su generación
-no es que la cosa vaya de rubias, se trata de una realidad con la que solo
puede competir Angelina Jolie- ni aún con ese título puede llegar Nicole al
nivel de Grace Kelly. Bien sea por lo bien soldada que quedó su leyenda tras su
trágica muerte, o por esa apariencia impoluta, serena y hermosa que
acostumbraba a lucir, es imposible para otra actriz competir con eso. Puede que
realmente no sea por falta de belleza, sino porque no hay forma de competir
contra un mito.
Cuando contemplamos una foto de Grace Kelly de joven, no vemos
a una mujer ni vemos a una actriz, solo vemos su leyenda; de modo que la
partida está perdida de antemano.
-Grace Kelly actuando justamente en la misma carretera donde fallecería años más tarde-
La
película trae consigo una serie de incógnitas con las que uno no es capaz de tragar.
¿Por qué estrenar en el Festival de Cannes de 2014 una película sobre Grace
Kelly, cuandohan pasado 32 años desde su fallecimiento? De estrenarla ¿por qué
no es una biografía? No es únicamente que no sea una biografía rodada o
'biopic', es que se presentatan solo una pequeña historia sobredimensionada
para ensalzar la figura de la princesa Gracia de Mónaco en el contexto de un
conflicto real e histórico en que Francia bien pudo haberse llevado a Mónaco
por delante. Las respuestas caen por su peso ante una mínima investigación.
La
película lleva finalizada desde 2012 –año en que se cumplía el 30 aniversario
de la muerte de Kelly, una fecha mucho más apropiada y sonada para un estreno
así- pero se interpusieron las diferencias entre el estudio, el director Oliver
Dahan (también conocido por dirigir en 2007 'La
vie en rosa') y la casa real de Mónaco. Estos últimos acusaban a la
industria del cine de haber traicionado la confianza otorgadaal autorizar el
rodaje en las localizaciones auténticas de Mónaco. Según ellos, el filme no es
más que "una traición y una
profanación de la memoria de la Princesa Gracia de Mónaco", basando su
reproche en la adulteración de la figura de su serenísima Princesa. La duda
quequeda ante este conflicto casi irracional es si, realmente, tiene base tal
ofensa. De antemano, y con la película vista, tiende a parecer cierta la
perspectiva de la casa real de Mónaco.
La
película, recortada para ceñirse solo a unos años, trata de endulzar el proceso
de cambio y madurez moral que se vio obligada a acatar y asumir Grace Kelly.
Según este filme, Grace Kelly llega a Mónaco siendo poco menos que una paleta
maleducada que es incapaz de contener su pensamiento dentro de su boca.“Puede que en América pudieras decir lo que
quisieras, pero no en Europa”, cita polémicamente Tim Roth -el único que no
trató de dar a su personaje más importancia de la que tiene- interpretando a Rainiero
III, para acallar las subidas de tono de su orgullosa esposa.
Tras asumir su
posición y decidir finalmente que la industria del cine debe permanecer en su
pasado para poder ser realmente la princesa que ha de ser, Grace Kelly se
convierte en Gracia de Mónaco con mucha ayuda. La princesa acomete su empresa convenciéndose
de que su cuento de hadas -así es como ella quiere ver su vida, según esta película-
se basará en el papel más crudo y difícil que le ha tocado
como actriz: aparentar ser la Princesa que todos quieren que sea, actuando en
todo momento como ella sin brecha alguna.
-Hello bitches!-
La
película relata con una mínima veracidad un proceso político turbulento en la
historia de Mónaco y Francia, que se ve ahogado hasta la extenuación en un mar
de metraje bien surtido de una fotografía, un vestuario y una ambientación que
rozan la excelencia. Casi merecería verse 'Grace
de Mónaco' únicamente para disfrutar de estos elementos. En este maremágnum
de escenas de drama injustificado y drama mal justificado, se pierde
completamente Nicole Kidman.
Si no fuera por su imponente presencia y belleza,
estaría totalmente fuera de lugar en la cinta que firma, a regañadientes,
Oliver Dahan.
Nota: 6,6
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