-Sonrisa adolescente, dolor
presente-
-Mi retrato de Emma Watson, más aquí-
"Escuchar esa canción que te
gusta, con la gente que quieres... somos infinitos". Esta es la firma de
las memorias de nuestro adolescente, un mensaje radical y esperanzador con
mucho recorrido por delante para mejorar o empeorar, pero eso es lo que
significa ser joven: vivir para cometer los errores que siempre te dijeron que
cometerías.
Logrando además reírte de ti mismo cuando has aprendido a
cometerlos con tu propia voz e ideas. Ser joven es tener la energía y el tiempo
para hacer lo que hay que hacer, viviendo todos los días sin hacer nada de eso,
quedando únicamente en la autosatisfacción por el descubrimiento continuo de
uno mismo. Pero cuando hemos acabado de satisfacernos, es cuando 'somos
infinitos'.
La idea de un adolescente
completo está bastante lejos de la forma en que conocemos a nuestro protagonista,
Charlie (Logan Lerman, quien, pese a su juventud, ha compartido pantalla con
grandes como Christian Bale y Russel Crowe en 'El tren de las 3:10 a Yuma', ha sido el hijo de un paranoide y
magistral Jim Carrey en 'El número 23',
o ha protagonizado junto a Sean Bean como Percy Jackson en 'Percy Jackson y el ladrón del rayo'). Es el perfecto chico sombra
de instituto, con una única ventaja: sentarse en la esquina y observar a los
demás jugar sus cartas. Pero desconoce si algún día llegará el momento de jugar
sus propias cartas. Sumido en una timidez extrema, vive dentro de su mundo
lento y solitario.
En su esquina está solamente él, un poco de música, algo de incomprensión
paterna y largas tardes en silencio escribiendo cartas a un amigo imaginario en
la mesa de su cuarto, acompañado únicamente por su reflejo en la ventana y un
flexo que ilumina su cuaderno. Todas estas características desdichadas, y la
completa interpretación de Logan Lerman, hacen de Charlie un personaje con el
que es fácil identificarse o, cuando menos, alimentar la esperanza de escuchar
qué tiene que decirnos y observar cómo encuentra su camino esta oveja
descarriada.
-thi is 'my way'-
El primer día de instituto llega
para Charlie y ni su hermana ni sus viejos amigos de secundaria quieren
compartir mesa con él, como si un chico que porta un viejo libro como compañía
fuera a causar daños irreparables frente a los nuevos "yo" que han
creado para el instituto. Queda así Charlie relegado a una mesa vacía; por amigos
su viejo y querido libro y el bullicio de los 'populares' de fondo. Lo que
nuestro amigo no se plantea es que, si eso es ser popular, quizás no merezca la
pena serlo, pero aún le queda un largo camino para averiguarlo.
Aunque sabe las respuestas, en
clase se queda callado en su sitio para no exponerse a las miradas de las demás
y a sus opiniones. Su profesor, pese a vendérnoslo como carismático, capaz y
comprensivo, no llega a tener ninguna importancia real en ningún momento del
filme. Puede que sea solo un personaje más, una justificación para que Charlie
no ocupe todas las escenas.
-Hey 4chan, wassup?-
Los días van pasando y nuestro
alumno especial los cuenta uno por uno. Tiene todo bien medido para intentar
estar un poco más cerca del año escolar y ningún amigo aparece en su haber. Hasta
que se topa en un partido de "fútbol" al chico guay de la clase, al
chistosillo Patrick (interpretado por Ezra Miller, quien tiene como mayor logro
una aparición en 'Ley & orden'),
un muchacho desinhibido y fresco que parece tener todo el mundo en su mano,
listo para darle un buen mordisco que resuene. Todos podrán oírlo y verle
sonreír. Esto se refleja en los ojos de
Charlie cuando es invitado a compartir asiento con este joven tan popular. Lo
curioso es que un asiento le sobra a los timoratos cálculos de Charles.
-Amigos ¿eh?, yah-
En ese
instante y de una culada, hace su entrada la hermana de Patrick, Sam (Emma
Watson, en su primera película con un papel importante fuera de la saga 'Harry Potter', donde era la sabionda
Hermione Granger; la actriz pretendió distanciarse de este rol desde su
participación en 'Mi semana con Marilyn'
aunque su aparición era de menos de cinco minutos, en esta ocasión toda una declaración
de intenciones).
-Jiji, carne de tumblr, jiji-
Esta chica se presenta ante el espectador con un extraño poder
para romper prejuicios. ¿Creéis que las mujeres necesitamos una larga melena
para ser femeninas? Error. Emma Watson se basta y se sobra con sus ojos y su
sonrisa para ser todo lo femenina que ella quiera ser.
Patrick y Sam se convertirán
desde este momento en los introductores de Charlie en el mundo real, fuera de
sus libros, de sus largas tardes de música y de su introvertida actitud hacia
sus padres. Hay algo más, está el mundo de los jóvenes: fiestas, música y todo
tipo de drogas. Prejuicios al margen, lo único que hay en ese universo es una
larga carretera para recorrerla divirtiéndote con tus amigos. 'Las ventajas de ser un marginado' puede que no sea la película más
grande comercialmente hablando, pero tiene una importante historia que contar.
Lo
único que necesitamos es rebajar nuestro caché personal y escuchar atentamente lo
que nos tiene que decir. Hay cierta poesía en todo ello. Se trata, pues, de un
retrato fiel y no demasiado edulcorado del mundo adolescente preuniversitario.
Veremos sus entresijos, las aventuras y desventuras que genera entrecruzar
elementos muy peligrosos y difíciles de controlar como son el descubrimiento de
uno mismo, muchas ganas de hacerlo todo antes que los demás, y el amor, espada
universal de doble filo que se llevará por delante justos por pecadores.
En resumen, esta no es una
película para la gente que no tenga tiempo o ganas para detenerse a apreciar
los pequeños detalles, las verdades de la vida. En cambio, si se quiere
escuchar, puede que se aprendan más de un par de cosas con estos chicos que
solo quieren 'ser infinitos'
Nota: 6,9
Jorge Tomillo Soto-Jove
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