Hitchcock + retrato Anthony Hopkins


-Alfred 'Hopkins' Hitchcock y el origen de 'Psicosis'-

-Mi retrato de Anthony Hopkins, más AQUÍ

*Crírtica escrita originalmente en 2013

Se sepa cuánto sea del mundo del cine, siempre aparece en nuestras pesquisas, sean grandes o pequeñas, el nombre de una persona, la sombra de una leyenda, el perfil que sella la calidad del excentricísmo en el género de terror. 



Sacha Gervasi trae ante nuestros ojos la leyenda de Alfred Hitchcock, cuyo legado es icono mundial aún treinta y tres años después de su muerte. Es innegable que su gusto, visión y sello personal crearon escuela, colocándose así como referente a derrocar para las jóvenes promesas. El director de 'La terminal' repite una vez más su estilo impoluto y cuidado, convenientemente aderezado con planos siempre abiertos y una especial sensación de profundidad lograda por el buen juego con las luces, aún en escenas de habitaciones cerradas.



Comenzamos esta oda con una intromisión en una de sus películas, que el propio Hitchcock pasa a explicar cargado de ácida moralina y un corte bastante siniestro. Éste viene aportado por la caracterización y actuación del consagrado Anthony Hopkins ('El Silencio de los corderos', '¿Conoces a Joe Black?', 'Leyendas de pasión', 'Lo que queda del día' y tantas otras maravillosas historias), que nos hace sentir a Hitchcock más cerca y más vivo que nunca en pleno siglo XXI. 



Comenzamos esta prometedora aventura con el mítico director en el auge de su carrera. A la salida de su último estreno, mientras él se ocupa de piropear a una mujer rubia, un periodista le sugiere que 'quizás fuese mejor retirarse estando en la cima'. Nuestro protagonista enturbia su mirada y se pierde entre varias contestaciones posibles y, entonces, la memoria le asalta. Volvemos un poco atrás el reloj. Helen Mirren -la famosa actriz que encarnó a la reina de Inglaterra- se nos presenta como Alma Reville, la esposa del director inglés. Su personaje hace las veces de impulso para los lentos apetitos de su marido y, al hacerlos aflorar, provoca como reacción la puesta en movimiento la gran cabeza de Alfred que, airado y descontento, arroja el periódico con rencor y se prepara para sus quehaceres.



Se nos muestra a Hopkins en busca de algo nuevo, sin actores conocidos, con un guión visceral y abrumador lleno de propuestas de libros famosos y posibles adaptaciones que rechaza por no ser capaces de despertar su arbitrario interés. Un periódico -nuevamente- llama su atención. El público está entusiasmado con un nuevo libro llamado 'Psicosis', del que Alfred se enamora casi instantáneamente, proponiéndose de este modo la cruzada de comprar todos los ejemplares para poder hacer una película de la que nadie sepa su final. 



Sus conocidos no parecen estar muy animados con el sadismo de la idea, pero nuestro hombre es fiel a su instinto y eso, para bien o para mal, fue la clave del éxito de 'Psicosis'. Así al menos es como nos es contado. Escenas llenas de debate, tira y afloja, censores que no ven 'adecuadas' ciertas licencias del libro para adaptarlo al cine y la falta de financiación, son los asuntos que mantienen ocupado a nuestro estoico director, pero no por ello falto de carisma. 



Hasta que hace acto de presencia Janet Leigh, a quién da vida la curvilínea Scarlett Johansson ('La isla', 'El truco Final', 'Lost in translation' y 'Los Vengadores') quien, con mucho aún por demostrar, aporta nuevamente su busto, su sonrisa y su espectacular figura en general, llegando a superar las dotes y cualidades físicas de la actriz original con notables diferencias.



Al poco de comenzar las primeras fases del rodaje, 'Hitch' -como acostumbran a llamarle las personas que trabajan junto a él- se ve envuelto en fases recurrentes de paranoia y estrés en las que él mismo llega a verse dominado por 'fuertes impulsos'. En ellos incluso comparte escena con sus propios personajes, protagonistas de llamativos asesinatos, que poco a poco se van mezclando con su particular visión de la realidad. A marchas forzadas la presión va creciendo, cada vez cree que es menor el número de personas en quienes puede confiar. 



Siente que su propia esposa lo ha traicionado. En general se siente traicionado por las mujeres, ya que una de sus actrices predilectas lo rechazó para el rodaje de 'Vértigo', prefiriendo dedicarse a su familia y su hogar.



Anthony Hopkins es indiscutiblemente el centro de la película. Es verdad que deja algo de la trama para Helen Mirren, pero se come a todos los demás, si es que alguna vez los hubo. Bueno, si lo hace tan bien ¿por qué no está nominado al Óscar? La respuesta radica en la actitud de Hitchcock. Hopkins llega a hablar como él, calcado y sumado al arte de los maquilladores. Es como si hubiera resucitado, aunque algo falla aquí. Si vemos con detenimiento una entrevista con Alfred Hitchcock, nos damos cuenta con rapidez. La interpretación de Anthony Hopkins es casi perfecta, pero tiene varios fallos. Su Hitchcock es la respuesta a la mitificación de una persona: nunca sonríe, siempre se muestra altivo y pensativo, algo le ocupa siempre la cabeza lo suficiente como para dar la sensación de estar flotando. 



Da la impresión de que Hopkins, tan enfatizado en convertirse en el propio Alfred, se olvidó de lo esencial. No tuvo en cuenta que era una persona y no un mito, que en su casa podía llegar a sonreír, a enfadarse, y no a ser simplemente un niño grande misterioso y siniestro durante las últimas etapas de su vida adulta.




Como colofón, es preciso  reconocer los muchos méritos de esta cinta de corte optimista. Toda la ambientación está muy cuidada, las reseñas a otras películas del director son constantes, pero lo bastante cuidadas para no destripar toda la trama. Así es, con la única excepción de 'Psicosis'. Pero, en lo que se refiere a las escenas que de ésta se muestran, pese a ser claves, quien no las conociera con anterioridad también habría de desconocer el nombre de Alfred Hitchcock.


NOTA: 7,1

Jorge Tomillo Soto-Jove

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