El corredor del laberinto

-Relanzando el cine adolescente. Cube + Divergente + El señor de las moscas-

El verano se ha ido, después de tantas películas vistas esta temporada de calores uno diría que en su última semana no podía volver a ocurrir nada especial. Dar esto por sentado sería un error. Mientras nuestros espectadores se dedican a obedecer lo que casi es una orden directa en forma de campaña de marketing viendo 'El niño', entre las sombras surgió un nuevo estreno.



 Wes Ball se estrena como director de un largometraje con 'El corredor del laberinto', que trae a la gran pantalla las historias del bestseller -otro- escrito por James Dashner. Esta es una de esas películas que divide al público en cinco categorías: Los que han leído el libro y les gusta la peli, los que lo han leído y no les gusta, los que lo han leído y aunque no les guste la ven dejando lo leído atrás y los que no han leído el libro y no o si les gusta. 



Debido a la gran polémica que está surgiendo en la redes sociales, este amago de escritor considera que lo mejor es ceñirse a examinar la película con ojos vírgenes -de todas formas parece que las diferencias, si bien notables, eran necesarias- y unas buenas palomitas a tu lado.



La trama del filme nos trasladará directamente a un misterio tras otro. Comenzamos esta carrera contra lo imposible de la mano de Thomas. Este chico se encuentra confuso y desorientado en un elevador al que no sabe cómo ha llegado a parar. Finalmente llega a la superficie donde un grupo de adolescentes y chicos mayores le dan una bienvenida poco afable. Thomas , como haría cualquier otro, echa a correr en la primera dirección que ve, los otros chicos mencionan por vez primera la palabra clave "Corredor" y Thomas, aún desorientado, da con sus huesos contra el suelo.



 Poco a poco va entendiendo que no está en un lugar cualquiera, aunque no recuerda su pasado ni su nombre. en ese momento ha dado con un lugar habitado por una serie de chicos con unas reglas muy claras y bastante estrictas. Están en un claro dentro de un imponente laberinto, cuyas puertas se abren por la mañana y se cierran al ocaso. Pero el laberinto no es un camino de rosas, hay innumerables peligros en él. Por esto hay una división superior dentro de esta pequeña sociedad de adolescentes, donde los más rápidos y resistentes se convierten en una élite llamada "Corredores". Su función es la que indica su nombre. Corren por el laberinto hasta el atardecer, descubren sus secretos y sus caminos y luego vuelven al claro donde estarán seguros.



Thomas en esta historia obedece a dos fuerzas básicas que casi todos los demás parecen rechazar porfiadamente. Esta insistencia se debe a una orientación básica de la postura del espectador, cuanto más insistamos en un punto ilógico más claro le llevaremos por donde queremos, y funciona. Esas dos posturas que todos eluden, son la lógica y la curiosidad.



 Todos tienen muchas ganas de sobrevivir y de ir más allá del laberinto -en una clara alegoría de la superación de los miedos propios y las limitaciones- pero ninguno parece querer aportar lo suficiente de sí mismo como para poder llegar hasta el final. 



Puede que este final sea una muerte ineludible, pero al menos sería un final ¿Vivir entre las paredes de un laberinto no es un tipo de condena? Cuanto menos, es todo un misterio. Este misterio irá creciendo a tal ritmo que parecerá que los guionistas de 'Perdidos' hayan tomado parte en cada nueva propuesta. La diferencia aquí radica en que, al contrario que esos guionistas, en 'El corredor del laberinto' todo tiene una respuesta. Puede que nos guste más o menos, pero todo lo que se nos antoje como confuso o misterioso será llevado a buen término tarde o temprano.



Reflexionando con calma, puede que uno de los problemas que presenta esta película sea la necesidad de otorgar una respuesta a todo lo que propone antes casi de acabar. No digo que se hagan varias películas de cada libro decente que sale, pero sí que da la sensación, al acabar, de que la historia ha llegado demasiado lejos. De esta forma las partes que te gustaron de todo lo que acabas de ver, te gustaría creer que, de alguna forma no se volverá a repetir.



 Sabes que esta no es una de esas películas que repite un arco argumental concienzudamente para tratar de repetir el éxito de la primera vez o al menos eso es lo que piensas si te ha llegado a gustar. Si no te gusta, verás otro lado de la película. 



En ese lado 'El corredor del laberinto' es una historia que debe y bebe de demasiadas cosas y que además de su sugerente laberinto, poco más propone al espectador que ya está acostumbrado a las intrigas fáciles de resolver, que ha leído bastante más que el adolescente medio y cuya sorpresa, es más difícil de lograr. No es que en este laberinto no haya sorpresas, que las hay, es que se han hecho cosas mucho mejores y más interesantes.




'El corredor del laberinto' aporta un punto interesante a la cultura adolescente en el cine. No trata sobre delirios amorosos o sobre castillos en el aire imposibles de logar, simplemente se suma a una tendencia muy oportuna centrada en la supervivencia y trata de hacerla suya. Para bien o para mal, esta fórmula funciona y muy bien, pues en su fin de semana de estreno ya logró recaudar más que su propio presupuesto -asegurando así su continuidad-.



 Puede que no sea una película para recordar -aunque aporte el primer reparto adolescente que parece saber actuar, en este género- pero desde luego sí que es un buen cierre para la temporada de cine de verano.




Nota: 7,6

Jorge Tomillo Soto-Jove

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