Drácula: La leyenda jamás contada


-La leyenda de Vlad el empalador-


Ante nosotros tenemos la enésima historia acontecida en el abundante imaginario que compone la leyenda de Drácula. Para esta ocasión no es que tengamos una película de orígenes, es que tenemos una mezcla mítica e histórica para deconstruir este personaje desde una base -en principio- histórica. Drácula, técnicamente fue un hombre una vez, un hombre llamado Vlad y conocido como "El Empalador" -por razones obvias- ¿Vlad el empalador era Drácula? No exactamente. El nombre real de Vlad era, Vlad III o Vlad Drăculea (Posteriormente conocido como Vlad Tapes/ Vlad el Empalador) y sí que nació en Transilvania. Su nombre le viene dado por su padre que fue nombrado Caballero de la orden del Dragón en 1431. 



Cuando Vlad Padre regresó a su país natal, la gente ajena a la realeza, desconociendo el título de caballero de la orden del Dragón, y viendo el simbolismo de su escudo -y posteriormente en sus monedas-, lo llamó "Drácula" haciendo referencia a la iconografía ortodoxa en la que se representa al Diablo como dragón. Drácula fue el nombre dado por historiadores y novelistas al hijo de Vlad ya que en rumano en sufijo "a" significa "hijo de". De ahí surge el nombre Vlad Drăculea. Las leyendas cuentan que Drácula se vio fascinado mórbidamente desde temprana edad por la ejecución de criminales en la horca. 



Junto a su educación -supuestamente- basada en la imagen de un príncipe pensado para  ser temido, mejor que amado le otorgó sus conocidos métodos de empalamiento. La leyenda vampírica se mezcla de formas confusas con la leyenda de Vlad y Erzsébet Báthory. De quién se asumió que secuestraba mujeres y se bebía su sangre creyendo en una vida inmortal no concedida. También se piensa que esta reputación fue atribuida a la mujer como excusa para tomar su propiedades.



Toda esta base histórica, la cinta de Gary Shore la da por asumida -al tiempo que se la salta a conveniencia- para sorprender al espectador con la verdadera identidad del personaje que los mitos y la pluma de Bram Stoker magnificaron. Según la oportunamente modificada mitología de 'Drácula, la Leyenda jamás contada', antes de que Vlad se alzara como el Conde Drácula -cosa que nunca llegó a ocurrir fuera de la imaginación de Bram Stoker- ya había un vampiro primigenio.



 Esta criatura se nos presenta como un humano traicionado por un pacto engañoso del diablo. Será  entonces cuando a Vlad se le complique la situación. Repentinamente y sin explicación, conozce a esta criatura oscura, de una forma consciente y completa, acudiendo así en su búsqueda. Este será el inicio de la conversión del hombre, en la leyenda.



Lo más curioso, a la par que falso, es que este Vlad ya ha pasado por sus épocas de guerrear y empalar y ahora lo único que desea es estar en paz con su familia, dejando así el sobrenombre de El Empalador tras de sí. La incorrección es abrumadora.



 Vlad no podría estar retirado en su castillo, ya que el castillo fue erigido sobre las tumbas de aquellos que se opusieron a su palabra. Pero entiendo que esta película necesita partir de un héroe para construir su caída y justificar en este contraste el nacimiento del Conde Drácula de Stoker. Lo que no puede uno pasar por alto, es lo extraño que resulta que un asesino de masas violento y cruel se estandarice como un héroe para releer una historia, releída ya hasta la saciedad. 



Paradójicamente -de nuevo supuestamente- Vlad el empalador es considerado un héroe nacional local en Rumanía. Ahí queda eso.  De esta súbita conversión a la buena fe en adelante, Vlad parece caer en desgracia como héroe y como villano. Resulta muy similar a la conversión de los villanos tópicos en héroes de primera línea en animes y películas varias. Estos arquetípicos nuevos héroes, siempre resultan menos poderosos o afortunados que sus versiones maliciosas y este Vlad El Empalador de Luke Evans, no será una excepción a este topicazo. 



Cuanto más poderoso llega a ser, da la impresión de que más fácil es verlo derrotado. Se sucederán una serie de combates, que al final es lo único que alimenta a este filme surtido de incoherencias.



En definitiva 'Drácula, la Leyenda jamás contada' pese a estar haciendo una taquilla sorprendentemente buena, no es más que una película pequeña con mucho maquillaje para parecer sofisticada. Lo bueno en esta ocasión es que no hace falta demasiado esfuerzo para ver que, más allá de Luke Evans y Charles Dance



 (más conocido por su papel de Tywin Lannister en 'Juego de Tronos', aunque también podemos encontrarlo, casi por sorpresa, si echamos la vista atrás por nuestra filmoteca, en 'Alien 3' o 'El último gran héroe') encontraremos que esta película, si no llevase consigo el presupuesto que posee, no sería más que un pobre telefilme plagado de incoherencias y lecturas confusas sobre la historia en la que se sustenta.



 ¿Qué necesita cualquier historia, por extravagante que sea, para convencerte de que te la creas? Verosimilitud, si una historia consigue eso, puede contarte cualquier epopeya o cualquier mentira, pero si se tambalea y te despiertas de esa dulce ensoñación que supone el buen cine, estará acabada. Nuestra única alternativa será rebuscar a ver si hay más palomitas en el fondo del cubo.



'Drácula, la Leyenda jamás contada' es esa película en la que, si conseguimos olvidarnos de su historia y centrarnos en lo visual y las dosis de acción fantástica, podremos seguir con ella y hasta nos llegará a gustar.



 En cambio, si pensamos en Bram Stoker, Luke Evans no nos va a caer bien. Como colofón este filme cierra con un Vlad que echará su cuarto a espadas con el vampiro que le hizo quién es, dando así inicio a una especie de proyecto Vengadores, pero con monstruos clásicos de leyenda, o eso dicen los rumores.

Nota: 6,6

Jorge Tomillo Soto-Jove 

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