-Esa historia anodina que no encaja, hasta que ¡BOOM!-
Antes
de nada, recomiendo encarecidamente la lectura de esta crítica tras el
visionado de 'Perdida'. Al menos si no
se desea ver la cinta, o no se quiere dar mucha importancia a encontrar
recovecos del argumento en una mera crítica. ¿A qué se debe esta advertencia? Muy
sencillo: el guion de la película merece ser preservado para causar plenamente
el efecto para el que fue diseñado. Quedan advertidos, lectores.
Estamos
acostumbrados a que Ben Affleck nos aporte papeles que rozan el ridículo en
películas de no mayor calidad. Pero en los últimos años -como al principio de
su carrera- se ha ido viendo envuelto en un cúmulo de proyectos de calidad
ajena a su trayectoria, sentenciada y clasificada por 'Daredevil'. Este nuevo Affleck ha tratado de reorientar su carrera
haciendo algo que se le da mucho mejor que actuar: dirigir.
Tras la cámara y
frente al guión, parece desenvolverse en un nivel de profesionalidad agradablemente
inesperado. Sin embargo, Ben Affleck-ya con claros rasgos físicos de su
preparación muscular para encarnar al hombre murciélago- vuelve a ponerse
delante de la cámara sin miedos y más consciente de sí mismo que nunca. Esta
muestra de confianza es el elemento -que pronto olvidaremos- con el que da
comienzo 'Perdida'.
Antes
de su visionado y al acabar, la película huele a Óscar de manera indiscutible.
Todos los elementos que la componen parecen diseñados para dejarse los huesos
en la parrilla de la academia del cine. 'Perdida'
es el nuevo trabajo de David Fincher como director. Quien ya participase,
dejando su particular sello, en películas como 'El club de la lucha', 'La
habitación del pánico', 'Seven' o
'El curioso caso de Benjamin Buton',
entre otras, apuesta con todo en esta ocasión por el compendio entre Ben
Affleck y Rosamund Pike.
Resulta curioso comprobar cómo ambos actores utilizarán
los clichés que les otorguemos inconscientemente, a partir de su aspecto
físico, para construir unos personajes que darán un giro completo a ese punto
de vista. Desde un Ben Affleck que parece comenzar la película jugando al
despiste-como si, aun sabiendo estar en un drama,recurriera al perfil de comedia
para encarnar a este personaje- hasta pasar por una Rosamund Pike que esconderá
cientos de secretos tras esa dulce sonrisa británica, Fincher volverá a hacer lo
que mejor sabe y se recreará a sí mismo en la construcción de una atmósfera que
se va enturbiando por minutos. Lo inesperado aguarda al otro lado de la puerta y
nos daremos cuenta demasiado tarde de que le hemos vuelto a subestimar.Hemos
caído -de nuevo- en su trampa.
Al
entrar en la sala de cine, pensaremos en una primera instancia que nos han
decepcionado. Veníamos a ver esa película de la que tanto se ha hablado y no es
más que otra de esas aburridas películas que le sobran a Ben Affleck.Sin
embargo, la demoledora atmósfera de Fincher golpeará contra nuestro rostro con
una fuerza escondida, como un buen as. Casi de la manga se instaura en la gran
pantalla una avalancha de datos que pronto dejamos de controlar. Ben Affleck se
hace así con un rol ajeno a su limitado catálogo de expresiones faciales: el
rol de villano.
La estructura del film, al principio un tanto deshilachada, va
coronando con decisión a nuestro protagonista como un villano absoluto.Fincher
se aprovecha de la falta de registros de Affleck para crear la confusión en el
espectador; los que lo consideren villano absoluto se equivocarán y los que
confíen en su inocencia, también.
GillianFlynn,
que,como autor de la novela -sorpresa, otra novela adaptada-, se hizo cargo del
screenplay y del guión del filme, aúna sus fuerzas con este David Fincher que –una
vez nos haya introducido en su trampa de pistas falsas y giros que darán al
traste con nuestras teorías- jugará con nosotros de una forma irracional. Todo
lo que el espectador medio pudiera esperar de estacinta sin haber oído
demasiado sobre ella, se verá alterado hacia escenarios donde lo imposible es
solo una palabra más.
**Después
de este punto sí que deberías dejarlo, querido lector. ¿No? Está bien.
Cuando
nos encontramos a la mitad del filme confiados en nuestras propias -y torpes-
cavilaciones que, en realidad,no son más que simples migas de pan para guiarnos
hacia donde Flynn y Fincher quieren, nos topamos con un abismo de cambio. Toda
esta oleada de interés renovado nos despertará del sopor en que la inutilidad
actoral del señor Affleck ha conseguido sumirnos. Estos vientos de cambio
susurrarán un nombre a nuestros oídos: Rosamund Pike. Esta chica, que parecía
dulce, sofisticada e inocente, mudará su piel de niña bien de la alta sociedad
de Nueva York que sufre en silencio el desparpajo y egoísmo de su marido, para
convertirse en una bestia encarnada. La actuación supina de esta joven actriz
arrasará con todo y con todos, cambiando así las reglas del juego hacia un
destino incierto, que se antojará impredecible. Llegaremos incluso a sentir
claustrofobia y terror al verla en pantalla. Prepárate Batman que esta chica va
con todo.
**¡Aquí!
¡Aquí! Aquí es donde ya puedes volver a leer.
En
definitiva, 'Perdida' es una película
de contrastes, donde nada es lo que parece ser, o sí; depende de lo confiados
que seamos y del aguante que creamos tener. Esta historia poderosa y de un gris
visual que espanta si no se está acostumbrado, moverá las fichas de Ben Affleck
y Rosamund Pike en torno a un Neil Patrick Harris que se verá salpicado por
este impredecible torbellino de emociones confusas.
Si todo va bien, quedaremos
prendados de esta historia, para finiquitar la velada con una decepción sin
igual ante un final al que no le sobrarían veinte minutos más y que corta con
todo y todos como si el propio director ya no quisiera saber nada más de sus
personajes. Este espectador, ajeno al final del libro,
espera para sus fans que sea muy diferente, en tono y forma, al de la película.
NOTA: 7,9
Jorge Tomillo Soto-Jove
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