-Tópico,
tras tópico, Robert Downey Jr. intenta ser un actor fuera de la armadura de Iron
Man-
-Mi retrato de Robert Downey Jr. ,más aquí -
Robert
Downey Jr. se baja de la armadura del héroe más popular de Marvel -en los
últimos años- y al tocar tierra parece haber decidido escoger una forma de
demostrarle al mundo que puede ser un actor. Para ello nada más y nada menos
que un buen dramón familiar típicamente
americano. Un drama familiar alimentado de las leyes de la abogacía,
desarrollado entre tópicos y un pequeño pueblo perdido por los mapas. Uno de
esos pequeños lugares donde todo el mundo se conoce, donde hay una cafetería
por la que han pasado generaciones y generaciones de lugareños.
Esta
historia, puede recordar al recurso favorito de Stephen King; presentar
pequeños pueblos endogámicos donde transcurre un misterio con una tonelada de
personajes y detalles preclaros que nos describen el lugar, pero poco tiene que
ver. Si que tenemos un pequeño pueblo donde se desarrolla un misterio, pero ni
el pueblo ni el misterio tienen la presencia que solo King sabe otorgar, como
si sus pueblos fueran entes vivientes, que respiran y matan. En este pueblo hay
personajes, cierto, pero ninguno merece más de dos segundos de análisis, ni si
quiera los protagonistas.
Robert
Downey Jr. encarna en esta ristra de tópicos -hilados con la decencia justa y
calidad escasa- a un abogado que encarna el sueño americano, hasta que le toca
despertar. Este hombre está en racha, parece no poder perder una sola vez, pero
el buen sabor de boca se acaba cuando se ve obligado a pedir un receso por
asuntos personales, su madre acaba de fallecer.
Al llegar a casa se encuentra
con su hija, que no entiende por qué se marcha y con su mujer, que no comprende
cómo ha averiguado que le ha sido infiel. Con las mismas, y sin explicarle nada
a nadie, Downey se marcha en su coche rumbo al pasado, donde todos sus
fantasmas le esperan con muchas cosas que decir.
El primer personaje en
recibirlo es su hermano, que ocupa el rol de enfermo con problemas de
deficiencia, sumando así otro pobre valor dramático a la trama. El encuentro se
da en el velatorio de la madre, donde Robert Downey Jr. muestra una tremenda y
completa incapacidad actoral, con la misma cara con la que sale de casa es con
la que despide a su madre. Es cierto, que el persona se presenta como
independiente y casi sumido en el solipsismo, por tanto no había nadie mejor
que Robert Downey Jr. para interpretarlo.
Parece diseñado para los personajes
arrogantes, egocéntricos y poco expresivos. Uno espera, en esta situación de drama
excelso, una ruptura en este dique aséptico que conforma el repertorio actoral
de Downey Jr., mas ese momento no llega nunca. Pueden pasar todo tipo de
desgracias que Robert no mostrará nada más que un enfado seco y algo distante.
Tras
adentrarnos en esta historia, no nos vamos a ver decepcionados, aún quedan más
tópicos por venir. Poco tarda nuestro hombre independiente, que presume de
haberse forjado a sí mismo, con la realidad de su padre. Robert Duvall
interpreta aquí a lo que su apariencia aporta a su personaje; un hombre
cansado, un juez de pueblo que, tras una larga carrera exitosa acaba de perder
a la persona que más quería en el mundo.
Como si eso no fuera suficiente, el
hijo no pródigo. En su mirada encuentra sus propios errores -que nunca
admitirá- ve en él la culpa y la recriminación constante de haber sido
estoicamente duro con un hijo, que solo pedía atención a gritos. Por si esto no
fuera ya bastante manido, nos tocará soportarlo durante casi dos horas de una
película, escrita con el viejo molde del topicazo sensacionalista.
'El juez' es como una bola de nieve que
se retroalimenta de sus propias evidencias, cada escena que transcurre o cada
problema que se plantea, es un añadido más a esta montaña falta de
originalidad, que trata de aprovecharse del sentimentalismo de la gente, aunque
es complicado que se den situaciones similares tan rebuscadas. Cuando apenas
acabamos de tocar tierra, tras una discusión en casa de los Palmer, nos presentan
el núcleo trágico que esta historia necesitaba para colmarse a sí misma de
gloria. En un enfurecido viaje al supermercado de la gasolinera, el juez Palmer
-presuntamente- ha atropellado y asesinado a un viejo rival de la familia,
justo la noche del funeral de su mujer.
Renacen así las viejas tensiones en el
pueblo, los lugareños que tanto arroparon al juez y su familia, se muestran
ahora maledicentes y rencorosos con tan solo una presunción entre manos.
Uno
de los detalles más extraños de este filme, es que, aprovecha cada ocasión que
tiene para desmontar la poca tensión creada con innecesarias escenas de sexo
telenovelescas.
Robert Downey Jr. va con su otro hermano, que iba para jugador
de beisbol pero se lesionó y jubiló por el camino -apuntemos otro tópico más a
la lista-, al bar del pueblo, donde se encuentra con la ex pija/snob mala de 'Gossip Girl' Leighton Meester. Leighton
interpreta a este pequeño añadido al avance del feminismo, con su personaje de
chica facilona de pueblo que necesita ser rescatada de sus babosos clientes
-otro tópico y además, de los malos-.
Robert ejercerá de caballero blanco que
la salve y la cabalgue, hasta que descubre que es la hija de su ex amor de
infancia -a la cual abandonó en un arrebato metalero, justo la noche que se fue
de la ciudad yendo a un concierto de Metallica.
Esto
es lo que es 'El juez', una sarta de
tópicos pegados con chicle que se sostiene porque Downey Jr. está diseñado para
el papel, de cualquier otra forma, esta historia no sería más que un guión
refrito para rellenar una mala tarde de domingo y facilitarnos una agradable
siesta. Para los aficionados a Robert Downey Jr. esta película será una
confirmación de lo mismo de siempre, para los demás, un pasatiempo ligero sin
demasiadas sorpresas.
Nota: 5,2
Jorge Tomillo Soto-Jove
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