-Johnny Depp busca en vano la auto-parodia-
Johnny
Depp desembarca nuevamente en las pantallas de nuestro país, esta vez con una
apuesta menos arriesgada, buscando una necesitada originalidad que le pudiera
aportar algo de aire fresco a las horas bajas de su carrera cinematográfica.
Para esta ocasión, en colaboración con Lionsgate –productora a la que no
esperábamos ver produciendo una comedia (o intento de ello)-
Depp encarnará al
personaje literario Charles Mortdecai, protagonista de su propia trilogía
impresa, escrita por Kyril Bonfiglioli. Como no podía ser de otra forma, para
un filme de calado más bien escaso , llega con retraso a nuestro país, aunque
posiblemente, ni los propios fans más acérrimos de Johnny Depp noten la
diferencia de varios meses.
Charles
Mortdecai es un personaje pintoresco, uno más que Depp pueda añadir a su lista.
Se nos presenta como un afamado y querido comerciante de arte, a la par que
pícaro ocasional, cuyo mayor y más impresionante reciente logro es el haber
conseguido labrarse un cómico bigote.
Con su percepción de sí mismo basta para
dar cuenta del alcance del personaje y saber, casi a ciencia cierta, que no
será este el papel que consagre una trayectoria, que generosamente limitaré a
errática. Mortdecai cumple todos los cánones que hace de él un rol ideal para
que Depp lo lleve a cabo.
Es irritante, presuntuoso y un hortera que roza
constantemente un supuestamente cómico amaneramiento. Pero ese es precisamente
el problema que hace que las bases del filme se tambaleen, Johnny Depp no tiene
ninguna gracia, aunque el personaje le vaya como anillo al dedo –y si no la
tiene él, menos la tiene aún Gwyneth Paltrow, que encarnará a su, poco
tolerante al fracaso, esposa-.
Junto a Charles Mortdecai y su esposa,
cariñosamente apodada “piernas largas”, completará este trío falto de acidez su
amigo y sirviente, compañero de noches largas y travesuras varías, Jock.
Interpretado por Paul Bettany –actor diseñado para ser eternamente un villano-,
Jock será la niñera y sirviente del torpe y accidentado Charles Mortecai, a
quién deberá salvar constantemente de todo tipo de peripecias, si su ansiedad
sexual así se lo permite.
Pronto
el filme toma otro cariz con la llegada de Ewan McGregor. El agente Martland del
Mi5, requiere de los servicios de nuestro protagonista para realizar la
búsqueda y rescate de un Goya, que fue robado durante una parada en terreno
Inglés para su limpieza. Con la introducción de este nuevo personaje, el filme
complica más sus puntos ya establecidos;
tanto para Mortdecai, forzándolo a
embarcarse en otra nueva aventura, como para la relación matrimonial, ya que el
agente Martland está perdidamente enamorado de su esposa. Empieza ya a
despuntar el que puede que sea el mayor defecto de todos de ‘Mortdecai’, el tratar de ser una comedia
inglesa, trastocada por el “espíritu americano”. Este hecho resume todo intento
sutil humorístico en una extraña parodia del cine de espionaje.
Si algo no se
le ha dado bien nunca a los estadounidenses, además de considerar la
posibilidad de que haya un mundo más allá de sus fronteras, es el tratar de recrear
el humor inglés, mito que solo saben recrear ellos mismos, pues son ellos los
únicos que comprenden sus bases y por ello, los únicos capaces de llevarlo a
cabo.
La
película, si no capta nuestro interés a estas alturas en la que ya vamos viendo
de qué pie cojean los personajes, poco más va a tener que decir. No es que sea
un enfoque correcto el juzgar ya un filme, pero si tan temprano tiene tan poco
que ofrecer, sólo va a crecer sobre unas bases pantanosas y confusas.
En una
película, que parece empeñada en perpetuar el falso mito sobre el atractivo de
Gwyneth Paltrow, trataremos en vano de agarrarnos a un Johnny Depp cuesta abajo
y sin frenos. Este no parece más que un nuevo intento de resucitar su faceta
juguetona, que hiciera de Jack Sparrow su carta de presentación, aún cuando
previamente había demostrado otros caminos interpretativos mucho más acertados.
No es que no haga de Mortdecai un buen personaje, sin haber leído los libros no
se puede definir a ciencia cierta si es o no interesante, al contrario, puede
que fuera un papel idóneo para Depp, pero hace 15 años. Ahora no parece más que
una caricatura de sí mismo sin gracia.
La
trama no está del todo mal construida, pero sí que está mejor presentada que
desarrollada. Cuando menos cuenta nos demos, entre bostezos y alguna sonrisa de
soslayo, miraremos el reloj con desdén esperando encontrar en su esfera el gran
lapso que sentimos en el cuerpo, mas habrán pasado apenas veinte minutos. La
película resulta tan insulsa y forzada, que puede terminar convertida en uno de
los iconos de Johnny Depp.
Uno de esos iconos de los que solo presumen de haber
visto los fans más acérrimos. Ese icono que sea tan insoportable, que al
haberlo visto puedan afirmar el haber llegado más lejos que ningún otro fan de
Depp. Cuando los confiados fans que adoran la excentricidad gestual de su actor
cliché vean ‘Mortdecai’, querrán
volver a encerrarse dentro de alguna exageración firmada por Tim Burton, que en
pocos casos o ninguno será ‘Ed Wood’ pues requeriría mirar a una zona donde
tanto Burton como Depp, parecían saber lo que hacían, dando hasta sensaciones
de buen gusto y saber hacer.
Todo parecido con la realidad será una mera
coincidencia, al igual que toda risa encontrada dentro del corto –y pesado-
metraje de ‘Mortecai’, será la suerte
de una malograda coincidencia.
Si, ahora, tanto Depp como sus fans, no se dan
cuenta de que es hora de más ‘Quién ama a
Gilbert Grape’ y menos Jack Sparrow, al resto del mundo del cine no le
quedará más que olvidar, cerrar la puerta y tirar la llave. 'Mortdecai' es esa película que tiene lo malo de la pantera rosa y poco o nada, de lo bueno del cine policiaco y de espías.
Nota: 3
Jorge Tomillo Soto-Jove
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