-Charlie Cox devuelve a Daredevil la dignidad arrebatada por Ben Affleck.-
En
el año 2003 llegó a las salas de cine una de las primeras incursiones de Marvel
en el medio. Con uno de sus personajes más icónicos, ‘Daredevil’ apostaba por adaptar, con poca mano diestra, las
aventuras del hombre sin miedo al séptimo arte. Al contrario como pasase con ‘The Dark Knight’, ‘Daredevil’ es seguramente la peor película de superhéroes de todos
los tiempos y, en muchos sentidos, el claro ejemplo de cómo no hacer una
película.
‘Daredevil’ es la muestra
de una percepción errada; que los cómics son un producto para niños, así que su
película fue justamente eso, un producto diseñado para vender merchandising y
poco más. Pero si hay dos personajes atormentados y oscuros, son tanto Batman
como Daredevil, así que es un planteamiento lógico el decidir profundizar en
sus historias y desarrollarlas con un tono algo más acorde a los personajes.
Tras
muchos años de silencio y dudas, por fin Daredevil ha vuelto, salvo que esta
vez ha decidido ser uno de los emblemas insignias de esta “nueva generación” de
superhéroes adaptados fuera de las viñetas. Digo nueva generación, porque, si
bien no van a dejar el cine, los superhéroes –y quienes pagan sus aventuras-
han descubierto que el cine es un medio válido, pero que deja mucho contenido
argumental fuera por limitaciones obvias.
Así, con varios años de
experimentación a sus espaldas, era lo lógico que el género se mudase a otros medios,
en este caso el de la televisión. Cuando todos parecíamos cansados de precuelas
y secuelas, la pequeña pantalla –henchida de presupuesto- ha comenzado a ganar
terreno con lo que, un humilde servidor acostumbra a llamar “series película”.
¿Qué sacan de todo esto? Poder seguir distribuyendo su producto, ganar dinero y
disponer de mayor tiempo para contar sus historias, así como una mayor
continuidad.
El problema principal del cine, es, que debido a su precio, una
película recibe su continuación pasados unos dos o cuatro años. En cambio, en
la televisión la continuidad de las historias se vuelve anual, suponiendo así
un tremendo soplo de aire fresco para los fans y por ende, para los que pagan
las facturas de nuestros héroes.
Daredevil
ha vuelto a nacer, -con una estética en ciertos momentos muy lograda, que
recrea muchos recursos del estilo de los cómics- en todos los sentidos. Sus
predecesoras no auguraban nada bueno, la elección del casting no parecía ser
-de nuevo- un punto fuerte, la sorpresa es descomunal.
Antes de que Netflix
decidiera volver al hombre sin miedo un compañero de planta de éxitos como ‘Orange is the new black’ o ‘House of cards’, ya se había intentando
integrar la cultura súper heroica con éxitos –a nivel comercial, aprovechando
el desconocimiento de los cómics del espectador medio- denigrantes como ‘Agentes de Shield’ y la pésima ‘Gotham’. Por lo tanto, que ‘Daredevil’ se sumase al éxito de
precuelas del corte y calidad de ‘Hannibal’,
como ejemplo más alto en la cadena alimenticia de las adaptaciones televisivas,
parecía una posibilidad remota.
‘Daredevil’ no solo es una buena apuesta
en su género, es un lavado de cara justo y necesario, para un personaje
malogrado y vilipendiado en la gran pantalla. En esta historia, se nos vuelve a
contar la historia del niño que, cumpliendo con los vicios adquiridos de sus
creadores, acaba recibiendo sus poderes en un aparatoso accidente. Al mismo
tiempo, el niño descubre que ya no puede ver, su ceguera será lo que potencie
todos sus sentidos hasta niveles sobrehumanos.
La historia se solía terminar
aquí, pero Netflix ha decidido ahondar en el cómic mucho más allá de un par de
nombres que hagan las veces de cameo. Quizá el primer mérito que tiene este
nuevo Daredevil, es que no tiene ninguna prisa por contarnos su punto de vista.
Para esta ocasión, la construcción lenta y bien argumentada ha sido la elección
perfecta, este nuevo Daredevil sin prisas resulta mucho más atrayente que ver a
Ben Affleck en un cuestionable mono rojo de cuero.
Charlie Cox, con ‘Boardwalk Empire’ y ‘Stardust’ a sus espaldas, ha hecho de
este nuevo Daredevil una apuesta viable y una serie digna de verse -si te gusta
el género-, ya que tanto parece un superhéroe como un abogado ciego convincente
y creíble. No todo el mérito es suyo, el haber apostado por enfocar a
Daredevil, pasando por el trabajo que hizo Frank Miller, aporta a la serie la
posibilidad de pasar por unos comienzos mucho más interesantes sin resentirse.
De esta forma, la construcción del personaje se puede llevar con buena mano y
sin apresurarse. Otro punto a favor del show, es que no comete el mayor error
de la película o de la serie ‘Gotham’.
No tratar al espectador como si fuera idiota, es el mayor momento de claridad
de ‘Daredevil’, que no necesita
referencias fáciles y sacadas de contexto para justificar su presupuesto.
No
infravalorando al espectador, ‘Daredevil’
se consigue la posibilidad de ir introduciendo personajes al ritmo que la
historia necesite, sin tener que forzar el engranaje. El método elegido por ‘Gotham’, por el contrario, y para que
todos lo entendamos, es como sacar un reboot para la tv de James Bond, haciéndole
tener veinte años menos y citar a todos sus futuros villanos en personajes
secundarios mal construidos y peor situados.
Los
problemas llegan, no todo iba a ser perfecto con esta adaptación, pero son
problemas menores que el tiempo podría ayudar a solventar. Por ejemplo la
estructura argumental, que siendo uno de sus puntos fuertes durante el primer
arco argumental, palidece al arrancar el segundo. Durante los primeros siete
capítulos de la serie, todo está tan bien planteado y editado, que se podrían
ver estos capítulos de seguido como una película larga. La continuidad es tan
sólida que hasta se permite indagar en los, tan de moda, planos secuencia sin
salir herido de muerte.
Además, deja de lado los tan odiosos recursos
narrativos de los episodios autoconclusivos. ‘Daredevil’, no inicia y acaba una historia en cada capítulo,
dejando de mientras pequeñas migas de pan que hilen una historia global. Con
mucha más sutileza de la esperada, la serie sitúa sobre el tablero un número
concreto de personajes y va desarrollando las historias por medio de estos
personajes. Narra cada historia por medio de sus personajes y no hacia sus
personajes.
Esta cualidad narrativa, hace que sea tan agradable de ver este
primer arco argumental, lo malo, es que al llegar el segundo prácticamente se
derrumba. El bajón viene dado por un innecesario ahondamiento en la
construcción psicológica y el calado moral de los personajes, que no termina
por aportar nada más que rellenar minutos vacíos.
Hubiera sido mucho más
consecuente con la filosofía planteada en un principio, el haber sacado menos
episodios y no tener que recurrir a rellenar minutos hasta poder iniciar el
cliffhanger final, que haga que todos volvamos para una segunda temporada.
Como
conclusión podemos determinar, que este casting capitaneado casi en solitario
por Charlie Cox, hasta que Vincent D’Onofrio aporta su versión de Kingping –que
nivelará el protagonismo, llegando a superar a Cox- es lo que sustentará las
bases de esta serie.
Por lo demás, nos quedan un montón de secundarios que
cumplen, liderados por la bellísima Deborah Ann Woll, que, aunque ha hecho bien
en sacudirse de encima ‘True Blood’,
es poco más que un bonito reclamo.
Además de su más que válido reparto, la
serie también aportará un realista estilo de combate, según el cual nuestro
protagonista tendrá que sudar y sangrar para ganar sus batallas. Todo lo
contrario a lo establecido hasta la fecha, en un género de superhéroes
infalibles y casi invencibles, a menos que el villano tenga nombre propio.
Jorge Tomillo Soto-Jove
-Daredevil T2
-Daredevil T3
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