—Justo en la diana—
He visto en un fin de semana la
nueva temporada de ‘Daredevil’ y, lo
primero que tengo que decir es que resulta agradable ver una serie de Marvel y
Netflix que no palidezca frente a la cifra de trece episodios con la que tanto
se han empecinado siempre. Para diferenciarse de HBO o por alguna otra razón,
esos trece episodios habían supuesto siempre un tropiezo.
Ya fuese para
Daredevil, o Jessica Jones. Ambos tuvieron primeras temporadas rozando la
excelencia pero siempre con el lastre de parecer durar demasiado. No puedo
decir lo mismo ni de Luke Cage, que es mucho menor, o de los completos
despropósitos que fueron Iron Fist y The Punisher. De estos tres últimos he
visto 23 episodios, 10 para Luke Cage, 10 para Iron Fist y… bueno, no hemos
venido aquí a hablar de las bajezas del universo de Marvel en Netflix, si
quisiera eso habría escrito una crítica de la basura de T2 de Jessica Jones.
Para el inicio de esta tercera
entrega ‘Daredevil’ retoma justo al
pie de ‘The Defenders’, así que,
aunque no muy glamuroso, el crossover de Netflix se establece ya como
imprescindible para aquellos que quieran enterarse bien de todo el meollo. Nos
encontraremos con un Matt Murdock sumido en lo más profundo del abismo y a un
Wilson Fisk alzándose hacia el sol a pasos de gigante.
Esa será la premisa de
la temporada, un tira y afloja entre los dos egos más crudos de la serie, pero
esto no vendrá dado de primera mano. Para que el alzamiento de Fisk sea terrorífico
y algo claustrofóbico, primero veremos mucho tiempo el dolor y caída de Matt
Murdock. Porque sin darle valor a la luz, no puede crecer la oscuridad. Es
decir, si puede, pero no de una forma que nos importe.
Sin una buena
construcción de personaje, no se le puede sacar filo. Pero lo interesante es
que, gracias al tiempo que se toman para establecer esta diferenciación, nace a
la sombra de este conflicto uno nuevo, más bien dos. Nacen Dex, que según vaya
avanzando la temporada se coronará como un personaje de peso. Y a su lado surge
Nadeem que es el verdadero punto fuerte de la temporada y hasta donde yo sé, no
tiene ni un pie en los cómics. Su introducción es justo lo que yo llevo
pidiendo ante todas estas noticias de cambios de color de personajes.
Que no
usen el nombre de un blanco para vender a un personaje de color, que no usen a
ese personaje directamente y tengan el valor de crear uno desde cero. Lo
podríamos llamar el síndrome Miles Morales, pero se convertiría en otro
artículo. El caso es que Nadeem, además de ser un buen personaje, balancea la
carga. Que lo hayan planteado como un protagonista más es la clave de su
maniobrabilidad. Así como el que le hayan dado una base que sea interesante y
te pueda llegar a importar es lo que lo hace tan funcional de verdad. Porque si
solo tuviéramos a Dex, seguramente la serie volvería a palidecer frente a esos
trece episodios.
Según empecé a ver la temporada
noté un subidon recorriendo mi cuerpo. Pensé que sería pasajero, porque todas
las series de superhéroes de Marvel hacen eso en algún punto, te colocan
morralla/relleno y te vienes abajo. Pero el subidon duraba y yo temía cada
episodio por venir. Pero en toda la temporada no me he sentido decepcionado con
nada de lo que me ha propuesto ‘Daredevil’.
Es más, han sabido volver al buen camino de la primera temporada, que no el de
la segunda, que estuvo completamente mal manejada aún teniendo el material para
ser la segunda venida de Jesucristo. Y ya en el camino, se han alzado, como
Kingpin.
Para esto y no dar la sensación de estar repitiendo la fórmula de
forma forzada han sido lo bastante inteligentes de meter nuevas herramientas
narrativas, todas ellas heredadas del lenguaje del videojuego, concretamente de
la saga Batman Arkham. Cuando Fisk lee el fichero de Dex y la escena transcurre
en su salón, además de ser brillante —por como establece quien es el
interlocutor, por estar leyendo esa historia y como recrea el ambiente, a
cuentagotas, pues es en esas palabras donde se posan en ese momento los ojos de
Fisk— realza el valor artístico de la serie por arriesgarse a narrar con un
nuevo formato y nuevas herramientas. Es cierto que en muchos simbolismos se les
va la mano con la evidencia y el facilismo, pero no llegan a romper del todo
esa sensación de frescura, la misma que aporta Nadeem.
Otro de los puntos fuertes es el
episodio de Karen y no porque sea especialmente destacable, cosa que no es —aunque
al menos consigue que nos interesemos por ella, cosa impensable hasta ahora e
introduce el tema de las drogas en su personaje. Imaginad a Frank Miller riendo
ahora— Este episodio es importante, porque aquí la serie decide abandonar otra
tendencia que la limita más que la realza que es el presentar la trama de forma
completamente continuada y sin saltos.
Aquí no sólo establecen un salto,
aceptan que puede hacerse y que las demás series de tv también pueden, así que
¿por qué ellos no? Y es este giro, justo en un momento de completa tensión otro
de los puntos fuertes de la narración, porque una vez acabado el flashback,
volver a la historia principal tiene un nuevo peso. Ahora Karen no se siente metida
con calzador, ahora es una protagonista más. De hecho, creo que es la primera
vez que me importan todos los personajes por su manejo justo y sin invisibilizar
a otros.
No sé si es por qué se hayan tomado un tiempo extra para escribir el
guión, pero esta tercera temporada no adolece de gravedad de nada
narrativamente. Todo está en su justa medida y nada se siente excesivo ni fuera
de lugar, quizá se podían haber arriesgado más con Dex a corto plazo y no situarlo
en una posición tan cómoda y obvia para la serie.
Sobre todo después de cuando
prometía su construcción a fuego lento, pero no es algo grave, es una tara
menor y en ningún caso se puede considerar “mal uso” de personaje, por mucho
que la última escena de la temporada tenga tanto de la última escena de la
propia ‘Daredevil’ de Ben Affleck.
Como podéis haber leído, no solo
esperaba menos, si no que me he encontrado con verdaderos puntos álgidos, sufriendo
por los personajes y disfrutando de cada momento. Antes me saltaba diálogos por
parecerse demasiado a la obviedad barata de ‘The
Walking Dead’, pero ahora cada secundario, cada momento contaba.
Es un poco
como la escena de la cárcel, que espero que se haga famosa y se estudie su
montaje. Este —falso— plano secuencia, si lo examinamos argumentalmente, es el
punto más flojo de toda la temporada. De hecho es absurdo todo lo que ocurre en
ella, porque contradice la actitud y personaje de Matt Murdock hasta ahora…
PERO. Y este pero es tan grande que le da la vuelta a todo.
“Cómo” está esta
escena contada y desarrollada. Todo el amor y cuidado que le han puesto al
montaje y planteamiento de cada plano para hacer este —falso— plano secuencia
hace que sí que percibas a Matt como ese hombre al que se le están agotando los
recursos dentro de su nueva realidad de desesperación y existencialismo
mediante la negación. No es sólo que sea una escena digna de estudio y
admiración, es que es la confirmación de que todo lo que está pasando en la
vida del personaje tiene coherencia y valor para la trama. Así derrotan un
punto que, en el papel, en el guión era absurdo llevar a la pantalla y se van a
casa con la medalla de oro porque no se podía haber desarrollado mejor.
Esta filosofía se aplica un poco
a toda la temporada, que examinada desde la distancia y en papel roza el
absurdo, pero bajo el prisma de la serie de televisión, con su normas y
propuesta…Realmente funciona y con la cabeza muy alta. Esta tercera temporada de
Daredevil coge todo lo bueno que tenía la serie y lo vuelve a utilizar a su
favor.
Porque no están reciclando la primera temporada, están trabajando en
paralelo con ella para que esta tercera saque de ese duelo su nueva realidad,
sus luces y sus sombras. Así, al final del día, Daredevil se corona como la
mejor serie de Marvel para la televisión y como un imprescindible de Netflix.
Ya no es sólo cuestión de que esta serie de peleas tenga demasiado drama,
también se ha sobrepuesto a eso mediante el manejo del tono y la distribución
de la acción, que nunca sobra ni falta, ni, por primera vez, se impone a la
historia. Estamos ante la temporada más –y mejor– equilibrada de Daredevil y se
le nota.
Jorge Tomillo Soto-Jove
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