The Defenders (Tv) | POPCOKEN


Iron Fist 2.0



Me he visto los ocho capítulos seguidos para hacer esta crítica y… ha merecido la pena, la verdad. Esperaba encontrarme con el descenso sin frenos que parecía Marvel en Netflix, pero me alegro de ver que, sin tocar el cielo, las cosas están mucho mejor ahora de lo que han estado recientemente.



Antes de nada, ¿para verla realmente hace falta ver todos esos capítulos previos? La verdad es que no; no hace falta ver ‘Luke Cage’, e irónicamente tampoco hace falta ver ‘Iron Fist’. Las cosas que definen a Cage ya se intuyen si se ve Jessica Jones, y para entender lo poco que hay que entender de Iron Fist basta con dejarse llevar, que poco a poco lo vuelven a explicar todo, y algunas cosas bastante mejor. En cambio las dos temporadas de ‘Daredevil’ y la de ‘Jessica Jones’ se convierten en imprescindibles para entender el calado de ambos personajes y no considerarlos meros desechos al servicio de la acción.



Una de las primeras cosas que tengo que decir en favor de ‘The Defenders’  es que se agradece que por fin el número de capítulos estén al servicio de la trama principal y que no hayan ampliado el catálogo únicamente para que las subtramas tuvieran más —innecesarios— minutos. Puede que todo esto realmente sea un mezcla de lo anterior y que, para haber hecho diez o trece caps de esta serie, a Netflix le hubiera salido muy caro. Pero yo prefiero creer en las hadas, al menos hasta que vayan pasando los días y esto se confirme o desmienta, pero yo ahora mismo soy feliz creyéndolo.



Sí, tiene ocho capítulos y no necesita más, pero aún así le cuesta casi tres capítulos (dos y mucho del tercero) aunque si algo vamos a ir notando viendo ‘The Defenders’ es que, además de reunir a los superhéroes de Tv en una misma serie, Netflix ha cerrado como ha podido —decentemente sin llegar a brillar— los cabos sueltos de sus personajes, sufriendo Luke Cage el que más por su rápida solución de problemas. Seguido por Iron Fist, que ve suprimido de raíz el continuar con el cliffhanger de final de temporada, que fue de lo poco bueno de la serie. 



Y es que Netflix le tiene como alergia a desatar a Iron Fist. Les da miedo hablar de montañas mágicas que se teletransportan, monjes que hacen kung fu y de dragones con poderes mágicos, pero no les cuesta nada llenar la pantalla de resurrecciones, ninjas y otras grandilocuencias. Eso sí, algo hay que admitirle a ‘The Defenders’ y es que gracias al ir centrando progresivamente toda la serie en él, han conseguido reescribir a Iron Fist. Es decir, lo han vuelto interesante, y eso es un logro que parecía inalcanzable. Vale, sigue siendo un personaje bastante plano, sus historias apestan y las coreografías han mejorado poco, pero al menos no es un desastre andante.



 Ahora no te dan ganas de apagar la tv o saltar escenas cada dos minutos. Igual es porque lo que necesitaba Iron Fist era las reputaciones y popularidad de DD, Jessica Jones o Luke Cage para que le dieran la vez y así poder parecer que brilla por sí mismo. Para mi tenían que aprovechar esta inesperada lavada de cara para construir bien una segunda temporada de Iron Fist, hablar de K’un-Lun de verdad y no omitir nada. No pido que lo pongan tan tonto y obvio como en los cómics originales, pero que no tengan ese celo hacia la magia, por favor.



Ahora llega un punto que despierta para mi amor y odio, que es el personaje de Sigourney Weaver, que, sin entrar en detalles, es guay y al tiempo una total perdida de tiempo. Pero lo que sí que hace que destaque es la tremenda presencia que le da la actriz. Donde otra —o sin su personaje— hubiera llenado la serie de momentos vacíos y faltos de vida, llega Sigourney Weaver para adueñarse del lugar, al menos hasta donde el mediocre guión le permite. 




Y es que esa es otra.The Defenders’ es una serie bastante entretenida pero sin llegar a querer tirar cohetes. Hacia la recta final se vuelve o un ridículo total o una pasada, dependiendo de lo bien que el espectador tolere los decorados de papel cartón más cutres que se han visto en años. 


-Habla DD así que luz roja, pero hay un foco amarillo en Cage porque le da la réplica—


Pero si se obvia eso, la historia sube bastante hasta un clímax que no termina de llegar por su total falta de sutileza a la hora de cerrar la temporada, por muy referencia a los cómics que sea. Y a todo esto no ayuda que tenemos unas escenas de acción que cumplen, entretienen y poco más, dando la sensación de que estas series dentro de diez años se parecerán a como vemos hoy al Equipo A.



Sí, está bien planteado cómo lucha cada personaje por sus diferentes experiencias respecto a las artes marciales, pero ya. No tendremos nada parecido a lo que viéramos en las dos temporadas de Daredevil, donde la acción estaba cerca del punto del culto. Aquí simplemente entretiene y ya está. Ni están particularmente bien dirigidas, ni tienen especial ritmo más allá de lo estrictamente evidente. Algunas veces llegan a ser lluvias genéricas de golpes, pero vista la prisa con la que han sacado la serie tampoco esperaba más en ese aspecto.



Lo que más me ha llamado la atención de toda la serie es su iluminación que es tan sutil como una pedrada en el ojo. Cuando uno de los protagonistas tenga la voz cantante, importancia o la escena se quiera centrar en él o ella, veremos como la pantalla se llena del color temático del personaje; todas y cada una de las veces. Cuando sale Matt Murdock, pues le veremos muchísimo a él y poco a su alter ego (que se ha visto TobeyMaguireizado, ya que cada dos por tres le pica y se saca la máscara), la pantalla se llena toda de colores rojos. Cuando sale Jessica Jones, todas las escenas tienen un filtro de azules y morados, con Luke Cage toda la gama de amarillos y con Iron Fist filtros verdes algo más suaves. 



Incluso hay varias escenas donde estando juntos, en el lado donde se posiciona cada héroe la iluminación está puesta de su color, creando unos planos generales extrañísimos y nada creíbles. Hasta hay una escena donde se ve venir que va a salir Daredevil porque sus colores aparecen en el escenario antes que él. 



Este empeño en pintar del color de cada uno yo sólo lo veo de dos formas: A) La cagada de producción: Por esta teoría Netflix se habría puesto juguetón con las luces y nos habría regalado esta bizarrada, pero me gustaría más creer en la segunda. B) Destellos de individualismo vs Equipo Defensores: Para creer en esta teoría hay que fijarse en que cuando el equipo ya funciona como tal los filtros de colores casi desaparecen y la iluminación es más normal. Esto pudiera ser porque al principio, cuando abundan los tintes lumínicos, es un simbolismo narrativo diciendo que ese personaje busca su individualidad como héroe. Por tanto, cuando dejan de aparecer los colores bruscos, es que ya piensan y funcionan como un equipo y, por tanto, ya no necesitan una atención directa del espectador.




En líneas generales, ‘The Defenders’ me ha gustado, pero no me parece para nada imprescindible. Me gustaría destacar a Jessica Jones o a Matt Murdock, pero salvo en un par de momentos que sí brillan más que los demás personajes, vuelan ambos bastante bajo para lo que cabía esperar, aunque igual es para no desbancar a sus otros dos compañeros menos queribles. Quien esperase algo tan grande como Los Vengadores, pero en la Tv, mejor que siga viendo Los Vengadores, porque Netflix está muy afincado en la Tv y no le interesa ni lo más mínimo realizar un acercamiento al cine, aunque con las deudas que tienen, tampoco me sorprende nada.

Nota: 6,8

Jorge Tomillo Soto-Jove

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