-Marvel renegando de sus propias historias.-
Para
finalizar este mes de abril, podremos disfrutar del estreno de ‘Los Vengadores: La era de Ultrón’. Para
esta ocasión Marvel ha preparado un coctel altamente explosivo, repleto de
superhéroes y un par de superheroínas que le ganarán esta ronda a los chicos
Vengadores.
Todo lector que quiera seguir avanzando en esta crítica, ha de
atenerse a los spoilers que en ella pueda haber.
En esta tan publicitada segunda parte,
partiremos desde el final de créditos de ‘Capitán
América: El soldado de invierno’, el Barón Strucker pondrá sobre la mesa a
la verdadera protagonista de la película y su acompañante, que harán la vida
imposible tanto a Los Vengadores como al propio Ultrón. La Bruja Escarlata y
Mercurio, supuestos hermanos gemelos, serán interpretados por Elizabeth Olsen y
Aaron Tylor-Johnson.
Serán la primera confusión para el aficionado al cine, que
ya los viera en ‘Godzilla’ como
matrimonio, los verá ahora como hermanos gemelos inseparables. Ellos –más la
bruja escarlata que su hermano, Pietro- serán el primer y mayor error de todo
el filme. Trastocar sus historias hacia este nuevo rumbo, olvidando así su
pasado mutante –que pertenece a Fox, gracias a las “astutas” ventas de derechos
de la casa de las ideas- es un desperdicio de proporciones titánicas.
-La verdadera Bruja Escarlata-
Tras esta
reflexión uno se da cuenta del segundo problema; ‘Los Vengadores: La era de Ultrón’ va a polarizar más que nunca a
los dos tipos de fans que ven estas películas –sin contar a los que vienen
obligados o por moda- dividiéndolos en: A) Los que no leyeron los cómics y B)
Los que sí y lamentan los cambios en la trama, así como otras historias desperdiciadas
(véase en Wikipedia “World War Hulk” y “Dinastía de M”)
Pero los fans del grupo
B, no tendremos de otra que mostrarnos comprensivos y recordar, que tanto todo
el sector mutante de los cómics, como los derechos individuales de Hulk,
pertenecen a otras empresas ajenas a Marvel. Que ya parece darse por contenta
con las migajas de Spiderman, que tanto le han costado conseguir.
Sabido
lo dicho anteriormente, trataremos de seguir medianamente en la película.
Solamente nos dejará dos actitudes por tomar: O nos molestamos por los cambios
y collejas argumentales o tratamos de no perdernos entre tanto nombre raro y
multipersonajes. Y es que, este es el tercer problema del filme: la
desestructuración estructurada.
Este problema le da total justificación a las
series de Tv que están surgiendo ahora en el seno del mundo superheroico. ‘Los Vengadores: La era de Ultrón’ es una
película con muchísimo mérito, porque hila con decencia –cayéndose a veces del
caballo- la gigantesca estructura narrativa heredada del proyecto del
multiverso de Marvel en el cine, (Véase en Wikipedia “Multiverso”)
pero una vez
en pantalla resulta apabullante y
abusiva. Uno no acaba de saber con ciencia cierta a dónde quiere ir a parar el
guión o por qué diablos nos conduce a donde nos está llevando. Hay tramas que
carecen de total lógica como el hecho de refugiar a Los Vengadores en la
secreta y ultradefensiva casa de campo de Ojo de Halcón, tras un ataque de
Ultrón, que al final no iba a ninguna parte más que rellenar minutos.
Si no nos
preguntamos de dónde narices surge el cuerpo verdadero de Ultrón, la primera
vez que se muestra en pantalla o de dónde saca Thor la información que consigue
–metida con calzador en el filme- sobre las gemas del infinito (Ya sabéis, otra
vez a Wikipedia)
Al final, seguramente esta segunda parte la lectura que deje
en el espectador es que no se ha enterado de nada pero que era todo muy bonito
y que, ¡cómo molan las explosiones y los golpes¡ Al final puede que eso sea lo
peor, que Marvel, en el fondo es consciente de este factor, por lo tanto da
menos importancia, trabajo y valor a las historias y se centra en hacer de ‘Los Vengadores: La era de Ultrón’ un ‘Guardianes de la galaxia’ pero con mayor
grandilocuencia y número de famosos en pantalla.
El
sentido del humor sigue siendo un sello de la casa, los diálogos, cojos por
definición, terminan o suelen hacerlo, en un buen chiste que deje buen cuerpo
al espectador y cero memoria de lo que se acaba de decir.
-Mark Ruffalo interpretando a Hulk-
Pero al mismo tiempo,
este sentido del humor, hará al espectador adulto sentirse ninguneado al mismo
nivel que Ultrón al final del filme, como si el interés, intelecto o carácter
que se pudiera esperar de tus personajes favoritos no pudiera verse reflejado
en pantalla. Al contrario, se verá mutilado a favor de una taquilla favorable.
Los personajes que tenían que morir no mueren, los desterrados no se destierran
y el muerto de haber creado a Ultrón no recae sobre quien debería (Pues es
creado por El Hombre Hormiga, que por algún casual, ha sido introducido a
deshora en este multiverso)
Todas estas taras nos llevan a preguntarnos ¿Cuánto
tiempo más durará la fórmula Marvel? Este servidor, amante del cine y los
cómics, no tiene esa respuesta, pero sí que siente que ‘Los Vengadores: La era de Ultrón’ no están siendo el soplo de aire
fresco que debía. Por el contrario parece que ya hayamos estado en este lugar.
Ver
esta secuela, que es noventa por ciento prólogo (hilando las historias) y lo
demás, ya, película propiamente dicha, es como ver a su predecesora intentando
ser un poco más profunda, sin mayor éxito que el de sembrar una desagradable
confusión en el espectador.
Apenas tendremos un par de momentos destacables en
el filme –como el duelo entre Iron Man con su HulkBuster y Hulk, que, aunque
corto, es tremendo visualmente- pero por lo demás, no acabaremos de entender
muy bien cómo, esta segunda parte nos lleva a un lugar diferente del que
pudiera llevarnos su predecesora,
metiéndonos en vena personajes nuevos y
protagonismo para quién no lo merece. Decidle adiós a vuestro favoritos y hola
a la lánguida versión de Ojo de Halcón que nos aportará Jeremmy Renner.
Toda
innovación presente en ‘Los Vengadores:
La era de Ultrón’, será un innecesario aporte que no traerá consigo más que
la declarada ansia por el verde billete de dólar. Tristemente, será otro gran
éxito de lo que pudo ser y no es.
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