El Maestro del Agua | POPCOKEN


-Russell Crowe, nada más que decir.-




Antes de comenzar con esta crítica sólo me viene una precaución a la mente: el recordar a todo lector cuyos ojos topen con este texto, que, El Maestro del Agua’, nada más comenzar nos condena con la frase ‘basada en hechos reales’. Si de por sí ésta historia ya se iba a hacer difícil de digerir, se atragantará aún más si cabe a recordar, que una parte o la totalidad de lo aquí narrado pudo suceder.



‘El Maestro del Agua’ ha llegado finalmente a nuestras pantallas, y, aunque no vaya a hacer una taquilla ni parecida a la de sus compañeras –Vengadoras- de promoción, no debe ser pasada por alto. No ya, por todo lo que es en sí, que es mucho aún siendo una película menor, si no, ya solamente por puro morbo, por el hecho de poder decir haber visto y disfrutado de la primera película de Russell Crowe como director.



 Puede que este hecho sea el que haga a muchos darse de bruces contra la butaca y la historia de ‘El Maestro del Agua’, pues no es nada parecido a los anteriores trabajos de Crowe, al tiempo que sí que tiene algo muy propio.



 Dentro de ‘El Maestro del Agua’, además de dirigir, Crowe se ha reservado para sí el personaje principal, como si aún no estuviera preparado para elegir entre una de las dos facetas, director o actor. O bien puede que simplemente nos encontremos ante otro caso exacerbado de egocentrismo, ha ocurrido antes y no resultaría raro que Russell Crowe se apuntase ese tanto. Casi al contrario, no nos va a importar que Russell Crowe disfrute de sí mismo, porque, aún cuando la historia flojea, siempre es un gusto tener a un actor como Crowe –aún sin estar en su mejor forma, en todos los sentidos- en pantalla.



Russell Crowe, es uno de esos actores, que, salvando las diferencias –que con los años van siendo menos- puede ejecutar maniobras propias de hombre como Al Pacino, y de esa forma hacerse con películas cojas, papeles vacíos y recorridos irrealizables, para sí y no salir perdiendo. Puede que la película sea mala, que el maquillaje sea peor que la trama o que las arrugas y los kilos de más se noten en demasía, pero, -el que lo niegue miente- es ver un apellido como Crowe o Pacino y es difícil negar aunque sea un mínimo interés por el filme. 



Lo que es una materia distinta es la sutileza de dirigir. Ser un director de nivel y transmitir algo tras las cámaras es una tarea muy muy diferente a la de actuar, no mejor ni peor, pero sí muy diferente. Y cuando se lleva tanto tiempo haciendo cine de una forma, el salto de un lado del foco al otro, puede ser arduo y no siempre exitoso.



‘El Maestro del Agua’ es una película sobre la pérdida y la esperanza del reencuentro o de olvidar, tras la guerra. Un hombre con todo en contra, se lanza al otro lado del mundo con lo puesto a buscar los restos de sus hijos fallecidos en el campo de batalla y si volvemos a recordar el “basado en hechos reales”, sabremos que nos hemos encontrado con un drama de proporciones épicas ante nosotros. O eso pudiera parecer, ante todo, la historia es muy dura, tanto que llega a ser difícil mirar a la pantalla en determinados momentos y no por exceso de vísceras o mutilaciones, simplemente, lo que acontece es demasiado duro para poder mirarlo de frente durante largo rato. 



Y Crowe nos expondrá a ello, nos forzará a mirar, en un estilo que quiere parecerse al de Steve McQueen (el de ’12 años de esclavitud’ y no el de las motos) Crowe no cortará las escenas cruentas, al contario, nos sumirá de lleno en ellas y volverá al final de la película y añadirá más minutos aún. Pero esta sobreexposición dramática, que bien si que dejará al espectador abatido y lamentando el haber visto el filme –en un buen sentido- , no hace de Russell Crowe un buen director. 



Puede que este sea su único recurso válido, además de la presentación de una fotografía impecable y el trabajo del color y otros aspectos técnicos que bien podrían atribuirse a gente como el director de fotografía y no al propio Crowe. El resto del filme, analizado con cuidado, además de unos grandes encuadres, son poco más que lucimiento personal como actor, 



pues como director, nos lleva a una serie de sitios innecesarios y paradas narrativas totalmente vacías, que, aunque no hacen cojear demasiado al ritmo o al argumento, sí que dan un poco la sensación de relleno y pérdida de tiempo. Todo eso es culpa del propio Crowe, que quizá debió centrarse algo más en ejercer detrás y no delante de las carísimas cámaras con las que se grabó este filme.




Esta es una historia imponente, con tintes dramáticos, humanos y épicos, que pierde fuelle vista en conjunto y acaba por parecer una historia de telefilme dominguero con una extraordinaria calidad visual. El ritmo es lento pero constante y se pueden entrever visos de talento entre tanto atardecer de postal, pero si Crowe no asume divorciarse de su ego y asumir que su carrera como actor no está en su mejor año –ni década-, no acabará nunca por liberar esos visos de talento que uno ha creído poder ver en su trabajo.



‘El Maestro del Agua’ es esa película que te hundirá un puñal en el corazón, pero que, al acabar,  sentirás que la podías haber visto un domingo por la tarde en la tele. La visión en conjunto está ahí, pero no ha llegado a cumplir todo lo que propone. Sin embargo es una de las apuestas más sólidas en lo que llevamos de año, en cuanto a trascendencia y entretenimiento. ‘El Maestro del Agua’, cosechará sus aplausos entre un público ya “más entrado en edad” o más acostumbrado a un cine menos comercial, con un ritmo consciente de sí mismo y sin prisas por contarnos su historia.

NOTA: 7,8

Jorge Tomillo Soto-Jove

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