-Cuando los sentimientos tenían sentimientos-
Julio
es, este año, sin lugar a dudas el mes de la animación. Aunque en nuestro país
‘Inside Out’ se estrene más tarde que
‘Los Minions’, en la cartelera
americana ya lleva un tiempo haciéndose un hueco. Entre tanto dinosaurio
modificado genéticamente aún queda un poco de espacio para Pixar y Disney,
cuyas películas se han convertido en una cita que nadie querría perderse.
-Los dueños de la taquilla-
Puede
que la renovada franquicia Jurásica se haya coronado como el mejor estreno del siglo –superando, finalmente a ‘Los
Vengadores’- pero parece que aún queda un poco de esperanza para la
imaginación. Y es que si algo caracteriza a ‘Inside Out’ es su imaginativa puesta en escena y otros tantos
detalles que ahora pasaré a analizar.
Dentro
de la cabeza de cada persona transcurren cada día millones de ideas, algunas
buenas y otras no tanto. Todo ello influye en nosotros cada día, pero ¿qué
pasaría si pudiéramos echar un vistazo dentro de ese cumulo de sensaciones e
ideas? Ese es el pretexto sobre el que basa su trama ‘Inside Out’.
Para llevar a cabo esta divertida y creativa idea,
Pixar/Disney nos volverán a llenar la pantalla de unos muy carismáticos y
divertidos personajes, que más que nunca están diseñados para calar hondo en
los más pequeños de la casa. Todo es color, ruido, diversión y un ensalzamiento
continuo de la unidad familiar, así como cuanto cuesta mantenerla.
En concreto
y para esta ocasión, la unidad de la familia de una niña llamada Riley. Desde
dentro de su cabecita, y desde fuera contemplaremos sus aventuras y desventuras
de la vida cotidiana.
Si
algo nos ha dejado claro Pixar/Disney en sus películas –es algo en lo que ambos
coincidían antes de ser un solo ser- es que; por muy feliz que algo sea,
siempre va a llegar un pero, un algo, una cosa que hará que todo haga parecer
que el mundo se derrumba. Riley no va a ser la excepción a esta regla, ni
tampoco lo van a ser los amigables sentimientos que dirigen su cabeza.
Al
principio, todo es risa y alegría, pero una fuerte dosis de realidad obliga a
la familia de Riley a mudarse, de forma que todo su mundo quedará trastocado y
ella, al igual que sus sentimientos, tendrá que aprender a adaptarse.
Como
dato curioso cabe recalcar que, la película nos plantea que la familia se muda
por razones económicas, de una casa grande y luminosa con jardín, a una pequeña
y sombría casucha en San Francisco. El problema, es que, en un plano general
del barrio, nos enseñan la famosa calle Lombard Street (esa famosa calle en
cuesta y en zigzag) que resulta ser una de las calles más lujosas de la ciudad.
Puede que ellos se mudasen a cualquier otra parte, pero, por la forma en la que
está presentada la mudanza, da la sensación de que pudieran vivir muy cerca de
allí –lo cual debería ser imposible-. Si no somos muy quisquillosos lo sabremos
dejar pasar.
Con
la mudanza llegan muchas sensaciones a la vida de Riley, que su equipo,
dirigido por la –naturalmente- entusiasta Alegría, no sabrá muy bien cómo
manejar.
Sobretodo, no sabrán muy bien qué hacer cuando Tristeza vaya ganado
más protagonismo. De esta situación surgirá el verdadero nudo y conflicto del
filme; a partir de este momento, Alegría y Tristeza deberán aprender a convivir
la una con la otra y tratar de resolver los problemas que les asaltarán de ahí
en adelante.
Otro
dato no menos curioso, y algo polémico, es, nuevamente el diseño de los
personajes. Esta vez desde un punto de vista puramente estético. Son coloridos,
tiernos y muy especiales cada uno a su modo, pero ese pudiera ser un problema,
debido a su sencillez, el mensaje que mandan indirectamente, calará muy hondo
en las mentes más jóvenes –o puede que ninguno se fije-.
Este problema, viene
precisamente del núcleo central del filme: el contraste entre Alegría y
Tristeza. Esta vez no será de carácter narrativo, no hablamos ahora de los
roces de sus personalidades, si no de su imagen. Alegría es una chica jovial de
grandes ojos y sonrisa perpetua, pero también es delgada y alta comparada con
el resto. Por su parte, Tristeza es bajita, lleva unas grandes gafas dignas de
Harry Potter y no tiene cuello de lo gorda que es.
Este sí que es un problema,
¿Por qué el único personaje principal (de los sentimientos) gordo y con taras
es Tristeza? ¿Acaso ser gordo, bajito y llevar gafas es algo tan malo? Puede
que este debate, este planteamiento, sea sacar las cosas de lugar, pero uno no
puede evitar pensarlo al ver a todos los personajes que lucen una estética tan
estudiada e intencional.
No sería tan problemático si ‘Inside Out’ no fuese una película de un corte tan deliberadamente
infantil. Mejor dejar la conspiranoia atrás, pensar positivo, -que es una de
las lecturas del filme- y ceñirnos a la idea de que, este diseño de imagen está
fuertemente ceñido al contraste entre Alegría y Tristeza.
-Mira Tristeza ¡una bola de dragón!-
Al
final, con polémica o sin ella, lo único que trata verdaderamente de transmitir
‘Inside Out’ es que los polos
opuestos pueden llegar a entenderse y que las cosas por mal que lleguen a
estar, tienen un buen final y una solución.
Puede que sea un mensaje algo
manido y tópico, pero en el valor de sus palabras está la clave. ‘Inside Out’ manda su mensaje alto y
claro, con mucho poder, gracias a su increíble puesta en escena y magnífica
BSO. En algunos momentos, pese a durar hora y media puede hacerse pesada, pero
sus méritos son mayores que su faltas.
Desde
luego, puede que sea la peli más centrada en la infancia de todas las firmadas
por Pixar, pero eso no tiene por que ser algo necesariamente malo. Simplemente,
como los personaje del filme, hemos de entender, que llegado un momento
determinado, debemos aceptar que es tiempo de crecer.
Nota: 6,7
Jorge Tomillo Soto-Jove
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