Calle Cloverfield 10 | POPCOKEN


—La paranoia de la conspiración—


En el año 2008 llegó a nuestras salas de cine Monstruoso’, una de esas películas destinadas a convertirse en un placer culpable. Tan mala como interesante a nivel visual y con tan poca chicha en su historia como divertida en conjunto. ‘Monstruoso’ es una secuela más de la era ‘REC’, donde el género de terror alcanzaba un nuevo nivel, enmarcado en la invasión de los medios tecnológicos en nuestra vida diaria.



 La sombra de Bad Robot, y por tanto de J.J. Abrams, se cernía sobre el terror que un grupo de amigos experimentaba cámara en mano por las calles de Nueva York, y así lo vuelve a hacer ocho años después —aunque se pueda apreciar que ‘Calle Cloverfield 10’ fue grabada hace algún tiempo, si nos fijamos en el estado físico de John Goodman en la cinta y en la actualidad—.



Con el tiempo a su favor y con todas las miradas de los fans de Abrams posadas sobre el nuevo arranque de la saga Star Wars —y algunas en lo nuevo de Star Trek— Bad Robot ha ido produciendo casi en secreto una secuela/no secuela, o así se anunció en los medios, de ‘Monstruoso’.



 Por mi parte, entiendo que decantarme por afirmar si lo es o no podría implicar el lanzamiento de un spoiler en toda regla, de modo que me limitaré a decir —lo que en realidad es lo que más creo— que ‘Calle Cloverfield 10’ es una película dentro del universo de ‘Monstruoso. A partir de aquí, invito a seguir leyendo esta crítica sin spoilers y a que el espectador decida por sí mismo.



Calle Cloverfield 10’ comienza con la que fuera Ramona Flowers, Elizabeth Winstead, huyendo a todo trapo de su casa sin mirar atrás. Pero pronto nos enteraremos de que el apocalipsis no se cierne sobre ella. De ser una secuela directa de ‘Monstruoso’, deberíamos retomar un escenario devastado por monstruos gigantes y no a una joven dejando atrás su pasado —más o menos-.



 Sin saber ella muy bien cómo, termina dentro de un bunker sellado y acorazado, repleto de provisiones y también de medicamentos, toda un arca moderna. Pero no es libre de elegir su destino. Lo primero que se encontrará nuestra protagonista de grandes ojos y fuerte carácter es que está curada, sí, pero también esposada a la pared. A todas luces vemos cómo este bunker no es ningún paraíso; simplemente, como se nos cuenta más adelante, es la mejor de las peores opciones posibles en la historia de la humanidad.



A estas alturas, John Goodman habrá entrado en escena para establecerse como núcleo central del filme y dueño y señor del bunker en el que ahora nos encontramos. El tipo que todos tuvimos siempre en mente con su presencia afable y accesible, se nos presenta ahora turbado obsesionado con el mundo de la conspiración. Se le ha dado la razón y, con ello, un poder inmenso.



 Con Goodman encontraremos dentro del cine un personaje que está muy de moda hoy en día. Desde que Milenio Tres y Cuarto Milenio relanzasen esa faceta del imaginario español, ha habido un seguimiento de la conspiración y lo desconocido capaces de hacer que podamos sentir más cercano este clásico tópico americano.



 También habrá otro hombre más en el bunker (interpretado por John Gallagher Jr, a quien vimos en ‘Jonah Hex’), junto a los dos pletóricos protagonistas, que obrará de mediador en el continuo y tenso pulso por ver quién de los dos tiene razón respecto al supuesto fin del mundo. 



Por esto es mejor ir al cine sin saber si estamos ante una secuela o una precuela: porque, de base, por lo víctima que parece, lo mona que es Elizabeth Winstead y lo rudo que se muestra John Goodman, empezaremos a sumar y recolectar los datos que la narrativa pura del filme va lanzando, para luego contrastarlos con lo ocurrido en ‘Monstruoso’.



 De esa deducción lógica básica se aprovecha esta película —que casi pareciera una obra de teatro— para, sembrando nuevos datos, hacernos dudar de lo que creíamos saber o de donde creíamos venir. 



El pulso se va diluyendo según avanza el filme y tanto la propia película como el espectador se irán decantando por un perfil claro. Esto no es que sea algo malo o algo bueno, simplemente es hacia donde nos va orientando la línea narrativa del filme que, aparentemente basada en elecciones, nos forzará a dirigirnos con determinados personajes hacia su segundo y final acto. 



La estructura del filme se podría subdividir en dos partes muy claras. La primera, todo el mundo de los personajes que viven dentro del bunker —en constante tensión por sobrevivir— y, la segunda, el acto final. El problema llega en la transición de un acto a otro. Este salto rompe el meditado y elaborado ritmo narrativo y nos planta directamente en un escenario totalmente diferente. 



Al provocar esta casi ruptura —el filme no se llega a romper por los pelos— dependerá únicamente del espectador si se cree lo que está pasando o no. La elección que el filme desearía que tomásemos es creer en su segunda historia, así las emociones se catapultarían a un nivel totalmente diferente y a un nuevo mundo de posibilidades. Pero también es posible que sintamos que ya no estamos ubicados dentro de este nuevo giro radical y que tanto Bad Robot como J.J. Abrams nos han traicionado.




Calle Cloverfield 10’ es ese filme tan aséptico en su planteamiento, casi rozando lo indie, que de pronto decide sumergirnos en un nuevo —y algo mal hilado—  concepto que no termina de asentarse hasta la aparición de los créditos en sí misma. 



Estamos ante una apuesta más sensata dentro del cine de ciencia ficción, que haría bien en divorciarse del blockbuster palomitero para apostar mejor por una línea narrativa —como es este caso— más elaborada y respetuosa con sus propias convicciones. Así podría crecer coherente y fuerte sobre sus propias y singulares bases. 



Nota: 7,7

Jorge Tomillo Soto-Jove



No hay comentarios:

Publicar un comentario