—Spiderman will return—
Esta
semana se estrena en nuestro país la nueva epopeya de la casa Marvel, con siete
días de antelación respecto a EEUU. Los hermanos Russo regresan a nuestras
pantallas tras ‘Capitán América: El soldado de invierno’, donde ya dieron una buena muestra de lo que son
capaces dejando el listón en lo más alto.
Para esta ocasión, y casi por petición
popular, traen a la pantalla el cómic más celebrado de lo que llevamos de
siglo: Civil War. El crossover de Mark Millar (Kick Ass) —entre otros— y Steve
McNiven —entre otros— fue un verdadero hito trasladando un aspecto muy político
y americano a las páginas del cómic.
Pero lo que cualquier espectador debe
saber es que, para bien o para mal, ‘Capitán
América: Civil War’ guarda un parecido tan nimio con su predecesor que su
disfrute y análisis se vuelve completamente independiente. De modo que si estás
esperando leer maldiciones sobre el no parecido respecto a la historia
original, mejor deja de leer justo aquí.
Marvel
demuestra que es más consciente que nunca de sus propias limitaciones haciendo
su propia Civil War, hilando las historias que el universo cinematográfico
(UCM/MCU) ha ido cultivando —con más o menos acierto—. Si algo ha aprendido
Estados Unidos, es a forjar una prevención a posteriori; y la ley de registro,
ley de Sockovia en el filme, no es menos.
Ese es precisamente el mérito —positivo—
del mundo del superhéroe: alzarse sobre lugares comunes de nuestra realidad,
tan palpables como para identificarse con un solo atisbo. Lo ocurrido con
anterioridad marca la diferencia, haciendo especial hincapié en ‘Los Vengadores: La era de Ultrón’,
donde el megalomaníaco robot trató de convertir la ciudad de Sockovia en un
meteorito capaz de aniquilar a la raza humana.
Los Vengadores lo detuvieron,
sí, pero los daños, aunque menores, fueron incalculables y casi irreparables.
Aquí es cuando entra en escena la segunda entrega del Capitán América; con el
retorno de Bucky, Steve Rogers ve más claro que nunca cómo una causa injusta no
puede disfrazarse utilizando buenas maneras y leyes que firmar para contentar a
los cargos políticos. De ahora en adelante, el hombre bandera se volverá un
renegado.
Marvel
ha esperado y ha aprendido de su rival DC, usando su idea de suprimir las
historias de orígenes para poder incorporar con mayor rapidez personajes
pujantes a sus películas. Con la información justa y la correcta utilización de
sus popularidades previas al MCU, han descubierto que solamente se requiere de
unas pocas líneas de diálogo para introducir nuevos talentos.
Y no solamente
hablo de Spiderman —que es el gran acierto del filme— sino de Pantera Negra. Yo
estaba en la sala —abarrotada— cuando el rey de Wakanda entró en escena, y la
sorpresa fue total: nadie se esperaba algo tan grande y tan bien introducido.
El clima cambió radicalmente, y Marvel comenzaba su coronación.
Las historias
no son las de los cómics, hace tiempo que no lo son, pero Marvel ya no trata de
disfrazarlo, más bien hace alarde de ello mostrando su versión del personaje,
que se transforma en lo que uno podría esperar de todo cuanto leyó en las
viñetas.
Los hermanos Russo podrían jugar sus cartas a lo Robert Downey Jr. y
convertirse en imprescindibles, pues en este filme de proporciones titánicas el
manejo de los tiempos y la construcción de tantas historias individuales,
respetando la coralidad, el tono y la línea narrativa del filme, son toda una
hazaña que merece respeto y estudio. Supongo que esto es lo que pasa cuando no
cueces a fuego rápido, con un director de videoclips al mando.
Es
cierto, no estamos ante una película perfecta, ni siquiera dentro del género de
acción, porque, como se puede comprobar, ‘Capitán
América: Civil War’ sufre algún que otro tropezón leve al comienzo de su
trama.
Sin embargo, son pequeños bajones de ritmo o giros algo bruscos lo único
que se le puede achacar. Pero son unos fallos muy leves y perdonables. Además,
si sumamos el hecho de que la peli está diseñada para funcionar en su primer
visionado, estamos ante una fórmula a seguir.
Los únicos momentos donde adolece
su ritmo se producen cuando el espectador ya conoce sus maravillosas sorpresas,
pero el derroche de superhéroes, bien traídos y construidos, hace que sea una
delicia soportar todos esos pequeños defectos.
Y
sí, en mitad de toda esta marabunta de magníficas coreografías, llega el nuevo
favorito de todos. Spiderman era el héroe más popular de la casa de las ideas
antes de que Tony Stark arrasase en las salas de cine, y resulta muy natural
que sea Robert Downey Jr. quien se asome a una pequeña ventana de Queens para
rescatar al trepamuros.
Spiderman es todo un espectáculo (sin olvidarnos de la
sorpresa que supone el hombre hormiga), un placer para la vista que alza el
tono del filme en un momento donde era muy peligroso que decayera.
Su
lucimiento personal sólo engrandece más a cuantos pelean contra él, estableciendo
una línea muy positiva de pensamiento con el espectador para cuando el
lanzarredes deje la escena. De esta forma, el acto final, el más arriesgado y
ambicioso, fluye natural y golpea con dureza al espectador, que debería
quedarse hasta el final; este filme cuenta con dos escenas post-créditos a
falta de una.
Es
curioso que, como el año pasado, sea una película de acción la que se corone
como mejor película del año (por ahora) tan temprano.
‘Capitán América: Civil War’ es la mejor
película de Marvel hasta la fecha, con mucha distancia respecto a la segunda (‘El soldado de invierno’) —aunque se
lleva el bronce el cine de superhéroes bajo, en este orden, ‘El regreso del caballero oscuro’ (errata) 'El caballero oscuro' y ‘Watchmen’—.
Lo que hace de esta guerra
civil algo tan entretenido es el balance entre su visualidad y su ritmo a nivel
narrativo. Bajo ese mantra y con las icónicas personalidades que se reúnen a su
amparo, sólo cabe esperar un tremendo éxito que saque aún más a relucir las
evidentes taras de DC y Zack Snyder.
Nota: 7,6
Jorge Tomillo Soto-Jove
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