—Fox lo apuesta todo en la dirección correcta—
Nuevamente
tenemos la oportunidad de pasarle a todo internet, y a Estados Unidos, una mano
por la cara con el estreno anticipado —una semana— de ‘X-Men: Apocalípsis’. El cine de superhéroes vuelve a elevar las
expectativas del mercado norteamericano apostando por el mercado europeo.
Para
esta ocasión tenemos una trilogía entre manos sin que —en apariencia— ni la
propia Fox se haya dado cuenta; ya que el proyecto está destinado a llegar a
otros derroteros, más parecido a un proyecto de larga duración como el de
Marvel.
Lo
que comenzase como un reinicio, por las bravas, en 2011 con ‘X-Men: Primera generación’, culmina en
el apocalipsis con el elemento que les faltaba
—y que ya recuperaron en ‘X-Men:
Días del futuro pasado’- Bryan Singer.
El director que volviese icónicos a
los X-Men dentro de la gran pantalla, arrastra en esta nueva entrega los
deberes sin terminar de las dos anteriores entregas: finalizar el reinicio y
crecer con un nuevo planteamiento. Este planteamiento ha llegado con ‘X-Men: Apocalipsis’, pero a Bryan
Singer le ha salido tan caro que puede que —de cara a la crítica y el público
general— no compense.
‘X-Men: Apocalipsis’ cumple con su
nombre nada mas comenzar. Antes de retomar el estado actual de los X-Men,
veremos forjarse al villano. Nos remontamos al antiguo Egipto, donde un viejo
Apocalipsis y sus jinetes realizan una operación clave. El viejo primer mutante
ha encontrado un huésped al que trasladar su poder y conciencia, que será Oscar
Isaac, quién aportará al villano el poder de la regeneración, logrando así la
ansiada inmortalidad.
La transmigración sale bien, pero una traición condena al
dios a un encierro involuntario en su propia pirámide. El poder de Apocalipsis
no es lo único que van a encontrarse de golpe y porrazo los X-Men, también
veremos cómo toda la estética y apariencia se sume de lleno en los años 80.
La
ambientación de época se ha convertido en un agradable lugar común dentro del
universo de los X-Men. Desde 2011; tanto sus referencias de moda como algún
ligero guiño político, harán las delicias del espectador, más allá de la propia
trama.
‘X-Men: Apocalipsis’ invierte mucho
tiempo en sus bases, quizá demasiado. Esto se transforma en una gran tara. Es
la misma sensación de ir a un buen restaurante, oler las delicias de la cocina y
que tarden una hora en servirte. Eso mismo pasa aquí; asentar a sus nuevos
fichajes y construir a un villano tan imponente como Apocalipsis, desde cero,
sale muy caro.
No es que la historia sea mala, ni visual, el problema está tras
las cámaras. A Singer no parece gustarle seguir teniendo que construir sobre
reconstrucciones. Presentar tanto nuevo personaje sobre el tablero, lo pone en
una situación notablemente incómoda.
Casi la primera hora de metraje adolece de
ritmo, con demasiadas escenas cortas intercaladas a modo de presentación. Una
vez superado este pesado bache, los mutantes alzan el vuelo mediante Michael
Fassbender.
Magneto
vuelve a entrar en escena y su apabullante popularidad, presencia y talento le
dan ese tan necesitado pistoletazo de salida a la Patrulla X. Si uno lo analiza
en profundidad, es por eso —la popularidad y presencia— por lo único que encaja
Magneto en el filme; puede que sea el personaje peor escrito —de esta película—
en toda la saga.
El
verdadero meollo del asunto llega con el resurgimiento y recuperación del honor
de Cíclope y de Jean Grey. Contra todo pronóstico, —ya que toda la publicidad y
posters apuntaban a que iban a ser totalmente secundarios— el alma del filme
recae en los nuevos y jovencísimos talentos. Para esta ocasión, Jennifer
Lawrence ejerce de mentora y cede el testigo como se lo cediera a ella Hugh
Jackman, siendo Jean Grey quien lo recoge de pleno.
Sí, tenemos sobrepoblación
de mutantes, pero tanto Tormenta, como Psylocke (llamada en el filme por su
terrible nombre traducido: “Mariposa Mental”) únicamente le aportan
espectacularidad al filme, —bastante menos que Fassbender— convirtiéndose en
totalmente prescindibles. Si estas dos nuevas incorporaciones no hubieran
aparecido en pantalla, nadie las hubiera echado de menos.
Dentro
de los jóvenes hay más esperanza que la pelirroja mentalista y el lanzarayos
ópticos, pero ya lo sabíamos; Evan Peters es uno de los mayores aciertos y su
escena un placer visual. Haberle dado más minutos y confianza suma muchos
puntos.
En torno a todos se encuentra rondador nocturno, que aporta el “humor
Marvel” a una película en la que nadie lo esperaba. Eso, y un personaje de peso
que bien merece su sitio.
En
la segunda mitad, tenemos la deconstrucción de la línea argumental de Arma X
—ya conocida por el espectador— y un agradable cameo de Hugh Jackman, que sale
lo justo, sin robarle presencia al resto del equipo. A partir de aquí, sólo
queda la increíble batalla final.
James
McAvoy lidera con firmeza a todo el equipo, y todos los mutantes, sean del
bando que sean, tienen su momento para lucirse, aunque destaque más Sophie
Turner y su Jean Grey, toda una delicia para los fans lectores de cómics.
Y es
que esta entrega de los X-Men está mucho más enfocada hacia los fanáticos de
las viñetas, de lo que pueda estar ‘Capitán
América: Civil War’, la inevitable comparada. Pero hacerlo resulta injusto
ya que no se parecen en nada, ni buscan lo mismo.
Su tono narrativo es muy
diferente; el de Civil War es el lucimiento visual y positivismo en su historia
genérica. El de Apocalipsis es construir sobre la reconstrucción y contar una
historia más sombría, con algún tinte sociológico regularmente hilado.
Da la
sensación de que Marvel Studios es la nueva Pixar: Si se hace una película de
superhéroes que no firme Marvel Studios, rápidamente se califica todo como
inferior o directamente basura, y no. Esta afirmación está lejos de ser cierta.
‘X-Men: Apocalípsis’, salvando unos
cuantos tropiezos y sus huecos de guión, es la segunda mejor de la saga y una
candidata muy a tener en cuenta dentro del panorama general del cine de
superhéroes. Como fan de los cómics, he disfrutado como nunca viendo a varios
personajes renovados y, por fin, con su dignidad reparada y su lugar dentro del
equipo tal cual es en las viñetas.
PD: hay escena post-créditos, pero es muy
posible no entender nada.
Nota: 7,7
Jorge Tomillo Soto-Jove
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