—¿A quién vas a llamar? A este número no—
Desde
la llegada a las salas de cine de ‘El
planeta de los Simios’ —en 2001— de la mano de un Tim Burton a punto de
perder el rumbo, se podría decir que comenzó la era del remake (reboot,
reinicio o excusa barata para sacar dinero sobreexplotando un producto con poco
esfuerzo y mal resultado creativo).
Puede que comenzase un poco antes o un poco
después, pero con este filme podríamos situar el año 0 de este despropósito tan
recurrente en la industria del cine. No todos son malos ejemplos, ‘El origen del planeta de los simios’ —y
sobretodo su, mucho más acertada secuela— son el lado más positivo de esta
tendencia, que quince años más tarde sigue sin tener un final claro.
Estamos
ya en el año 2016 y le ha llegado su hora a ‘Cazafantasmas’ (y tristemente a Ben-Hur), uno de los
clásicos de los ochenta y una de las sagas que más ha fantaseado con una
tercera parte que nunca llegará. Ahora vamos a ver como se invierten todos los
géneros y ¡Boom! Ya tenemos otra película de ‘Cazafantasmas’ que no da ese ansiado aire nuevo y dinámico a la
saga, ni hace especial hincapié en el progreso de la mujer dentro de la
industria del cine.
En
esta entrega de ‘Cazafantasmas’, si
dejamos la herencia pop a un lado, el filme resulta
desaprovechado y genérico, lo cual lo convierte en una apuesta muy poco arriesgada.
Si inflas de personajes femeninos una película para subir un porcentaje y lo
haces con el remake que podría haber escrito un mono, no te estás arriesgando
para nada, hasta puede que estés dando una mala imagen a todo el movimiento
feminista —del cual pretende hacerse eco sólo para lo que le conviene—.
La
industria debería ser más valiente, más honesta y mucho menos machista, dando
roles importantes a mujeres, pero no por el hecho de serlo; ni insertando
mujeres a la fuerza sólo para que sean un prescindible elemento de relleno.
No
es una cuestión de heredar el rol estereotipado “de un hombre” si no, a la hora de hacer una peli desde
la base, considerar tanto las historias como los personajes a un nivel donde
los sexos y géneros no sean algo que sume en taquilla. De esta forma, sí que se podría llegar a
considerar a la figura de la mujer como un valor de igual calado y peso en el
cine, sin que se vea como un peso que carga la industria a desgana.
En este
caso tenemos ante nosotros una oportunidad perdida de mala manera. El problema,
es que la película no se sostiene a nivel argumental, dando totalmente igual
quién la protagonice, cuando se podría haber diseñado un esquema, un
planteamiento y un guión que fuese mucho más consistente, tanto para el filme
como para las mujeres que lo protagonizan.
En
un principio —y sumada la sorpresa de ‘Escuadrón
Suicida’—llegaba a dar la sensación de que soplaban frescos vientos de
cambio con las nuevas Cazafantasmas; hasta podría salir bien y convertirse en
un nuevo producto de culto que animase a la industria a seguir su ejemplo
(grano no hace granero…), pero habiéndola visto, se comprende por qué Emma
Stone rechazó aparecer en ella.
En forma y estilo, podría ser una de esas
películas muy del rollo de sus primeras comedias como ‘Rumores y mentiras’, pero en el fondo no hay humor —ni gracia— en
un montón de chistes de pedos y muchas luces de colores.
‘Cazafantasmas’ recoge a un sus
personajes de muy bien no sabe explicarnos donde, les sustituye la sangre por
cafeína, sonriendo mucho, con mucho ruido y espera que eso resulte gracioso por
ser lo que se esperaría que hiciera una chica para ser graciosa en una comedia
ligera y sin pretensiones más allá del entretenimiento, como si eso fuese todo
lo que pudiera aportar un personaje femenino al filme.
‘Cazafantasmas’ podía haber gestionado mejor su relevo generacional.
Alguien pensó que no retomar el pie de las viejas aventuras era una buena idea
¡y tenía razón! Lo sentimos inexistente ‘Cazafantasmas
3’. Un grupo femenino es lo suficientemente diferente y al tiempo respetuoso
con el concepto de Cazafantasmas, como para poder haber roto una lanza a favor
de esta generación.
En su lugar, se han conformado con que su producto cumpliese
—de aquella manera— con una corriente, demoledora y pujante, con cuatro
pinceladas de lo que ellos han considerado como “propio de una mujer graciosa”.
Más bien es algo propio de niñas de siete años con unas cuantas armas muy
chulas y muchos actores importantes haciéndoles los coros (apadrinándolas,
aunque eso se haría con los personajes sí o sí, sin tener en cuenta su género),
como si el propio filme se diera cuenta de sus limitaciones y las rellenase a
golpe de la carrera de otros.
‘Cazafantasmas’ está muy enfocada,
sobretodo en su recta final, a satisfacer las expectativas de una generación
pujante por más y más productos nostálgicos, ya que a lo mejor es ahí donde estaba
su nicho y no en tratar de desvincularse de todo su pasado, que es lo que parece
que hace en los primeros cuarenta y cinco minutos. Da igual que hagas una peli
mala voluntariamente (o de un género menos valorado) si haces algo coherente y
con un ritmo estable que fluya estable, pero eso no ocurre aquí.
—Ya—
La dinámica
del filme falla a partir de cuando ya se espera más que un par de chascarrillos
flojos para establecer toda la trama, si a esto le sumamos que los personajes
no están mayormente acotados además de lo puramente físico y presencial, más
nos vale que nos gusten los efectos especiales y las palomitas, porque este
laxante mental llamado ‘Cazafantasmas’
no supondrá desafío ninguno ni a mayores ni a pequeños. Es una de esas
películas que se podrían ver únicamente escuchando los diálogos y efectos de
sonido, sin ver ni un solo fotograma, y ese es el mayor problema de todos.
NOTA: 4,5
Jorge Tomillo Soto-Jove
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