—Los hombres libres de Jones—
Matthew
McCoanughey nos trae finalmente una película por la que, al menos, vale la pena
pagar la entrada, aunque llegue con retraso. En EEUU ‘Free state of Jones’ se proyectó en las salas de cine durante
finales del mes de junio, que de haber llegado a nuestro país en las mismas
fechas, hubiera mejorado la cartelera de un verano desastroso, falto de buenas
películas, blockbusters con presencia y todo atisbo de entretenimiento posible.
Nada
más empezar ya nos encontramos con un problema; el clásico “basado en hechos
reales”, que sitúa la trama de esta historia entre 1862 y 1876. Cuando uno,
henchido de curiosidad, googlea el nombre de Newton Knight y lee el artículo de
Wikipedia, se topa con esto: “Las leyendas
locales cuentan de Knight y sus hombres establecieron el Estado libre de Jones
en el condado de Jones y alrededores en el apogeo de la guerra. La naturaleza y
el alcance de la oposición de la Compañía Knight contra el gobierno confederado
está en discusión entre los historiadores.” Lo cual nos deja bastante claro
ese basado en hechos reales, que están al mismo nivel que en ‘El renacido’ donde se contaban las
aventuras de Hugh Glass. Otro hombre que también tiene más de leyenda y mito
que de realidad. No son del todo comparables, pero expone el rigor y criterio
de ‘Los hombres libres de Jones’.
Nada
más comenzar nos situamos en plena guerra civil estadounidense. La sangre y la
pólvora copan el aire. Entre tanta barbarie, nos topamos con Newt Knight
—Matthew McConaughey y su extraño acento tejano, que siempre es un aliciente si
tenemos la fortuna de verlo en VOSE—, un enfermero en mitad del campo de
batalla, recogiendo a los heridos y falseando su rango para que se les atienda
antes. Es curioso que el papel del protagonista no esté enmarcado en un rol con
tintes épicos y engalanados, pero pronto sabremos por qué: de la guerra como
tal, aquí vamos a ver poco.
Newt recibe la visita de su sobrino que ha escapado
de casa cuando unos soldados la saqueaban. Desde que vemos al muchacho entrar
en escena sabemos qué va a ser de él, pero eso no va a hacer que sea más fácil
de ver. Bajo pena de ser considerado desertor, Newt roba una mula y lleva el
cadáver del muchacho junto a su madre. Es aquí cuando averigua que los
soldados, quienes por ley deberían tomar solamente un diez por ciento de las
propiedades y alimentos de los civiles, están saqueando sin piedad a todos y
aquellos que conoce —y a los que no—. Bajo la condición de fugado desertor y
viendo lo que hay en casa, no le resulta difícil comenzar a desarrollar una
mentalidad rebelde que ya venía gestándose en él.
Para
explicarnos su forma de razonar, se expone con toda claridad que “por cada 20 negros en propiedad un miembro
de esa familia podrá volver a casa y no tener que servir en el ejército” lo
cual, además de todo lo malo que ese planteamiento conlleva, hace de esa guerra
“una guerra de ricos” como dicen los
soldados al fuego de una hoguera. Sumémosle a eso un régimen abusivo y la
condición de fugado. Tenemos un rebelde con causa por protagonista.
Newt,
que por razones que el filme no aclara, no distingue colores de piel, así que va
labrándose ciertas amistades que le conferirán una posición cercana a la seguridad
en un pantano en pleno corazón del Misisipi. Otro problema llega con la
narrativa y el planteamiento del personaje de Newt, que tiene la extraordinaria
habilidad de erigirse líder en cualquier situación en la que se encuentre.
En
la época, que un hombre con un rifle se convierta en el líder de un grupo de
mujeres campesinas, no suena descabellado asumiendo el planteamiento de
aquellos tiempos, pero que de buenas a primeras un hombre blanco se convierta
en el líder de un grupo de negros renegados por que sí, no resulta igual de
lógico. Antes casi de que el propio espectador se de cuenta veremos a
McConaughey dirigiendo y dando órdenes a los renegados negros. Detalle muy
descuidado.
En
la silla de dirección tenemos a Gary Ross, que ya dirigiera —entre otras- ‘Pleasantville’ y la primera entrega de ‘Los juegos del hambre’ y para esta
película ha elegido una forma particularmente errática de narrar. Cuando
estamos en plena —y mal construida— epopeya rebelde, nos vemos transportados de
pronto a un futuro cercano donde uno de los hijos de Newt es juzgado por tener
sangre negra en él.
Esta subtrama, de la forma en que está tratada, es un
relleno innecesario del cual al filme no le habría venido nada mal desprenderse
y que bien se habría podido cambiar por unos segundos de texto al final, que
incluso hubieran tenido más impacto. Pero por el camino será un corte de ritmo
tras otro cada vez que se haga hincapié en la historia del juicio del hijo de
Newt, que al final, no lleva a ninguna parte y aporta muy poco a la película.
‘Los hombres libres de Jones’ es ese
filme donde, sin verse perdido, no nos toparemos con la mejor versión de
Matthew McConaughey, es un trabajo bastante correcto por parte del actor pero
sin llegar a sobresalir en casi ningún aspecto. Es un poco como lo que le pasa
a la película en sí, que comienza con un ritmo y presencia apabullantes para
perderse en discursos trillados y caídas totales de ritmo e interés hasta un
repunte hacia el final que para muchos llegará demasiado tarde en sus dos horas
y media de trama.
NOTA: 6,3
Jorge Tomillo Soto-Jove
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