—El Flautista esto, El Flautista lo otro. Vale—
Aquí conoceremos a Richard, esa
alma cándida llena de ideas que huele a sueño americano recién horneado.
Richard arrancará pronto con una idea que, debido a su carácter timorato y con
no demasiada autoestima, no valorará en su justa medida hasta que le estalle en
las narices. Richard es casi como una tabla rasa para que el espectador medio e
inseguro pueda meterse rápidamente en sus pantalones para así hacer esta
historia suya, aunque puede que si no está familiarizado con el mundillo de la
informática nunca se meta del todo en esos pantalones, pero sigamos.
Así
podemos notar la pesada soga del cubículo de trabajo sin futuro, donde un
destino ambiguo igual que el del común de los mortales se tercia una miseria
tortuosa. Vale, puede que la premisa de la serie no funcione —de entrada— demasiado
bien a día de hoy (para un servidor se presenta algo trasnochada), pero es otro fallo que, como la temática de la informática,
se antoja menor una vez se va desarrollando la serie.
El caso es que Richard
tiene una gran idea entre manos y de pronto se encuentra viviendo el gran sueño
americano. Grandes ideas, gran futuro, o eso cree él, hasta que se encuentra
sumido en procesos legales interminables, búsquedas de fondos y casi hasta un
sitio donde vivir.
Una
de las principales bazas de ‘Silicon
Valley’ es que siempre va a enmarcar todo suceso por ocurrir en la
naturaleza intrínsecamente patética de sus personajes. Pero patética en ese
sentido tan de ultranza americano, donde todos podemos decir ji ji y ja ja
mientras vemos series de humor blanco en Netflix. ‘Silicon Valley’ es una serie de humor y para mantener esa dinámica
de vez en cuando va a tratar de “comprarnos” con referencias bastante crudas
sobre personajes reales, sacándoles lustre a base de bien pero sin llegar a
hacer un daño real ¿Me explico? Mantienen esa sensación de humor negro y algo
de hostilidad positiva para causar ese efecto de subidón en sus espectadores,
pero sin arriesgarse a tener que tirar la casa por la ventana.
‘Silicon Valley’ es una serie que parte
desde una base completamente mediocre para convertirse en una serie excelentemente
mediocre. HBO tiene mucho que ver en esto porque manteniendo el perfil de esta
serie bajo -y por bajo quiero decir sin ser lo que pudiera llegar a ser (más
arriesgada)- la hace más vendible y muy fácil de prestarse a una maratón con
los amigos en la que todos terminan pasándolo bien. El núcleo de todo esto, o
más bien, su nucleus, reside en lo diferentes que son sus personajes y en lo
bien diseñados que están para jugar en equipo.
Cuando todo el mundo comience a
creer que Elrich no pinta nada más que darle ese tono calculadamente soez a la
serie, nos sorprenderá como programador y como pegamento de todo el equipo de
El Flautista. Allí al final será siempre Richard el que haga avanzar la
historia, pero serán todos los demás los que le sacarán sus mejores colores.
Así, repartiendo los tiempos entre los miembros del equipo, la serie nunca va a
poder tacharse de monótona e incluso se puede decir que su ritmo es bueno y
funcional, pero tampoco nos extrañará nunca que no haya ganado ningún premio
por muy genial que fuera mandar a Jared a aquella isla con los robots.
Donde ‘Halt and Catch Fire’ se ha arriesgado
siempre, ‘Silicon Valley’ se ha
conformado con su cómoda sensación de rebeldía pasiva. Cuando ‘Halt and Catch Fire’ apostó por volcar
—casi— todo su peso en sus personajes femeninos, ‘Silicon Valley’ le dió un par de escenas a una chica a la que luego
sacaron de la serie fuera de cámara y con una pobre justificación. Lo que esta
comparación saca a relucir es cómo usar e innovar con el mundo de la informática,
aportando aire fresco VS cómo conformarse con algo que está bien y no mejorar
fuera de una clara zona de confort.
Pero, al menos, siempre nos quedará el
extrañamente inteligente recurso de Cabezón, que expondrá con sensatez la
grandilocuencia de las “grandes reputaciones americanas” y cómo todos querrán
asomarse al árbol que más sombra da, incluso si dentro de ese gran árbol vive
un idiota.
‘Silicon Valley’ es una buena serie de
humor que quizá crea tener muy bien definido su público, pero, al menos en
estas dos temporadas, no hubiera sobrado poco más de variedad y de riesgo fuera
de esa sensación general de “contención de daños” que dan sus coletazos de
humor crudo y negro. Para cualquiera con conocimientos de informática será un
agradable pasatiempo y hasta adictiva, pero para los demás será una serie
agradable para poner de fondo y poco más.
Nota: 6,6
Jorge Tomillo Soto-Jove
Nota: HBO tiene la inserción desactivada, así que pulsa AQUÍ para ver el tráiler.
No hay comentarios:
Publicar un comentario