—Del cine de culto a la falsa moneda—
Cuando parecía que el
cine de acción se había dejado llevar por los Bruce Willis de
turno, o los Tom Cruise de turno, haciendo año tras año la misma
película, arrastrado a una liga donde ya sólo parecía poder
competir el cine de superhéroes —que acierta como una escopeta de
feria, tal cual—, llega Keanu Reeves y da un golpe tan fuerte en la
mesa que es complicado no hacerse eco de ello.
“El actor de Mátrix”
ya estaba entrando en esa edad en la que Hollywood decide olvidarse
de que tiene actores con una carrera consolidada y que, de obtener un
guión digno, podrían reventar la taquilla mucho mejor que los
veinteañeros que tanto les gustan.
Keanu Reeves dio un par de
coletazos con —la inefable— ‘Toc Toc’ y una corta participación —en el
templo de la estética— ‘The Neon Demon’ pero un año antes
de la primera ocurrió ‘John Wick’, aunque muchos la
pasáramos por alto. Y es lo mejor que le ha ocurrido al cine de
acción, si descontamos el brutalmente genial renacer de Mad Max.
‘John Wick’
parte de una premisa tan sencilla y efectiva que casi da risa
reconocer lo bien que funciona. Un ex-asesino a sueldo con una gran y
terrorífica reputación en el gremio se jubila para pasar sus
mejores años junto a su querida mujer, que muere por una terrible
enfermedad. Para que John no pierda el contacto con el mundo le
regala un perrito adorable, símbolo del amor entre ambos y
recordatorio para que él no pierda el norte.
Un buen día como
cualquier otro, unos villanos genéricos se interesan por su flamante
coche, John pasa de ellos y estos vuelven, matan a su perro y le
roban su coche. ¿Resultado? John decide matar a todos los
involucrados y quien se interponga. No hay más, de esas pocas líneas
de texto va una de las películas más respetuosas con el género de
acción hasta la fecha. ‘John Wick’ es, en definitiva, un
llamamiento claro a nueva película de culto y eso es casi ineludible
¿o no?
Aquí llega ‘John
Wick 2’ y la ya anunciada futura entrega que, precuela o no,
también va a sumar a esta historia. Y lo más que puedo decir de
esta secuela directa es que, al mismo tiempo, resulta ser
completamente innecesaria y otro pequeño capricho delicioso. ‘John
Wick 2’ es la cosa más continuista que te puedas echar a la
cara, incluso llega a resultar ofensivo en algunos momentos.
Hasta
los lugares comunes del cine de la primera entrega se vuelven manidos
y no funcionan demasiado bien más allá de lo evidente. Porque, si
le vamos a exigir a ‘John Wick 2’ que innove, respetando
unas ciertas bases, es porque su predecesora lo hizo tremendamente
bien y se tiene que notar que venimos de ahí y no que esto se ha
sacado de alguna chistera ilocalizable en toda la trama.
El principal problema
de‘John Wick 2’ es que se olvida de la sutileza de la
primera parte, que tan bien jugaba entre “os presento mis propias
nuevas reglas” y la parodia del típico tópico cine de acción de
machotes. Esta secuela se ha venido tan arriba que se olvida muchas
veces de que, para conseguir esa sutileza, hay que abandonar la
exageración y las acciones injustificadas.
Si algo hacía de ‘John
Wick’ algo tan orgánico y funcional es que, por mucho que
supiera que estabas ante un héroe indomable e invencible, siempre
sabían plantear el tono de los combates para que percibieras a John
como un hombre tremendamente hábil pero que puede caer si se
descuida, porque no está ante una panda de verdaderos inútiles
—como los Storm Troopers de Star Wars, o los sacos de boxeo humanos
a los que se suele enfrentar el héroe de corte clásico del cine de
acción—. John Wick se ha puesto por enemigos a los asesinos de la
mafia y se nota, pero al mismo tiempo es una ilusión, aunque no te
explota en la cara con facilidad.
En cambio, en ‘John Wick 2’
la motivación del personaje está cogida con tantas pinzas, que para
ver la película he tenido que ir haciendo pausas porque no sentía
que fluyese, no me estaban vendiendo bien este re-retorno de John
Wick.
Ahora todo está dedicado a satisfacer el más puro de los
efectismos y la grandilocuencia visual que puedan permitirse sin
romper demasiado el esquema narrativo, aunque hay un par de veces que
lo hacen y te sacan completamente de la película (la pelea escaleras
abajo y el tiroteo silencioso en el pasillo del metro, terrible).
Tanto es así que han cambiado la sutileza y el cine de culto por la
autoparodia y la popularidad, con consiguientes resultados en
taquilla.
Como
franquicia, ‘John Wick’ puede convertirse fácilmente en
una bala perdida, porque, por mucho bien que haya hecho la secuela
sembrando una potente semilla para una tercera entrega y dejado lugar
para posibles precuelas, con la primera entrega estaba casi todo
hecho y quedaba muy poco lugar —o ninguno— para secuelas, que con
tantas ganas nos quieren vender.
¿Que esto se podría remediar con
las siguientes entregas? Cierto a medias. Porque donde uno pensaba
que se encontraría con el sello del Daredevil de Netflix, se ha
topado con el artificio barato de la exageración palomitera
constante.
Se podría decir que John Wick ha perdido el rumbo y no
tiene un objetivo claro, pero esto podría remontarse si se
decidieran a devolver sus pies a la tierra y no dejarse llevar por la
grandilocuencia visual que tanto daño ha hecho a la secuela. Está
ahora en sus manos decidir qué quieren ser: La nueva jungla de
cristal o la tercera venida del cine de acción. La suerte está
echada; confío en ti, John.
John Wick : 7,9
John Wick 2: 5
(Jorge Tomillo Soto-Jove)
No hay comentarios:
Publicar un comentario