Blade Runner 2049 | POPCOKEN


—¿Sueña Ryan Gosling con ovejas eléctricas?—

Han pasado 30 años, pero también dentro de la película, así podemos adecuar la trama a la apariencia actual de Harrison Ford. Todo guay, porque además nos permite crear un vacío lleno de lugares comunes que han ido cambiando con el tiempo, así los fans de la original de Ridley Scott sentirán más propios esos cambios que han evolucionado dentro de la trama general de ambas películas.




 Antes de seguir, he de admitir que los tres cortos (‘Blade Runner 2022’, ‘Blade Runner 2036’ y ‘Blade Runner 2048’) son meramente contextuales. Dan algo de trasfondo a todo el asunto y refuerzan determinados personajes —algunos con sentido como el de Jared Leto y otros sin sentido como el de Batista— pero, más allá de lo que mola el de 2022 por ser anime y los demás por su realización, tienen poco interés coral más allá del mero completismo.




La trama cae directamente sobre los hombros de K, interpretado por Ryan Gosling, que será nuestro Blade Runner de turno persiguiendo a los replicantes fuera de la ley. Así, sus pasos le llevarán a toparse en un claro combate abierto contra Batista. Será una pelea cuerpo a cuerpo que estaría mejor sin esos desastrosos efectos de sonido para los golpes. Donde había una buena coreografía, un buen trabajo de planos y de montaje, casi falta añadir carteles de onomatopeyas. Pero eso es un mal tan menor que mueve a la risa cuando vuelves a comentar la peli con alguien. 




Otra de las cosas de las que más se va a hablar es de esas tres horas que te pasas sentado en la sala de cine viendo ‘Blade Runner 2049’. La película en sí dura dos horas y cuarenta aproximadamente, pero como he ido al estreno me he comido los casi veinte minutos que el cine ha tenido a bien colarme antes de empezar la proyección. Aunque esto no es culpa de la película, lo que sí va con ella es su ritmo.




‘Blade Runner 2049’ no tiene ninguna prisa en establecer el diálogo entre película y espectador. Nos va a contar las cosas con ninguna prisa y usando cuantos menos diálogos pueda para ello. A mucha gente este hecho le va a incomodar porque es algo que el cine palomitero había parecido olvidar, o puede que a todos les parezca genial y yo esté pecando de alarmista; en todo caso, ahí queda. Su ritmo es muy lento, pero le va tan bien a su estética y planteamiento que no molesta, es parte de su encanto.




‘Blade Runner 2049’  utiliza una narrativa donde prima la imagen por encima del guión, y esa es la mejor decisión a tomar para una película cuyo guión es el punto más flojo de toda la producción. Denis Villeneuve ha acertado totalmente, porque consigue mucho más que funcionalidad. Muchas veces a lo largo del filme deseaba que los personajes hablasen incluso menos, porque sus escenas se expresan por sí solas.




 Villeneuve y los ojos de Ryan Gosling —y una potente banda sonora— te cuentan sin palabras tantas cosas de una forma tan clara que, aunque se nota mucho su pausa, no molesta, porque la fluidez es —casi— total y así, cuenten lo que te cuenten —si se hace con esta buena mano—, va a dar igual lo que sea, vamos a querer más.




 Lo malo es que a veces este entramado falla, el guión asoma demasiado la patita y uno se da cuenta de que si te empiezas a hacer preguntas fuera de la zona de confort de ‘Blade Runner 2049’ no encontrarás respuestas. Hay personajes que fuera de su estética y poco más —siempre me gusta ver a Mackenzie Davies en pantalla grande— podían haberse ausentado totalmente del metraje final, o puede que simplemente estén ahí para que Ridley Scott le haga el mismo daño a ‘Blade Runner’ que a ‘Alien’ en futuras secuelas. 




Algunas veces tendremos la sensación de que hay personajes pobremente construidos o poco delimitados y eso es grave dentro de un filme que se desarrolla con lentitud para que sus personajes tengan una construcción correcta y elaborada. Y no, no me refiero al personaje de Ana de Armas.




Yo al principio pensaba que la actriz cubana estaba aquí por su cara bonita, para ser el típico florero y ya, que es para lo que suelen considerar a las mujeres en estas películas, pero está un par de escalones por encima de ese concepto. El personaje de Ana de Armas quizá parezca a posteriori que sobra, pero no, porque lo que están haciendo con ella es venderte a K para que el juego de falsa expresividad nula de Ryan Gosling funcione y este androide tenga su contexto y personalidad bien definidos.




 Porque sin él funcionando bien, la película sería un desastre, ya que se centra absurda y totalmente en él. Ni los villanos —ni Harrison Ford— tendrán un tiempo en pantalla como para importar, porque todo está focalizado hacia K. ¿Funciona? De maravilla, ya que ‘Blade Runner 2049’ tiene varias tramas, una hilada sobre la otra, que se van descubriendo mediante K. Aunque si a alguien no le gusta Ryan Gosling o esperaba que esta secuela fuese sobre Deckard, mejor que se la ahorre.




 Habrá muchas cosas tirando de la manta de la anterior película, hasta se volverá a tocar las narices a los más quisquillosos con el tema de si es Deckard un replicante o no.  Básicamente es una secuela en sí misma; no un remake o refrito de la primera. ‘Blade Runner 2049’ coge a la primera ‘Blade Runner’ y con ello te cuenta su propia historia —resulta raro tener que recalcarlo, pero hoy en día es necesario—, y aunque deja mucho en el tintero, además de algunas cosas mejorables, es una de las mejores películas del año hasta ahora. 




La estética es para aplaudir y la realización está a ese mismo nivel, pero el guión a veces las deja colgadas y corta un poco el rollo. Por lo demás, es de esas películas que se deberían ver prioritariamente en pantalla grande. Totalmente recomendable, aún con algunas taras claras en su doblaje.




Nota: 8

Jorge Tomillo Soto-Jove

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