Harry Potter y las reliquias de la muerte (Parte 1) | POPCOKEN


—“Qué lugar tan bonito, para estar con amigos”—


Ya hemos llegado al último curso de Hogwarts y, hay que decir, que fue un acierto total el dividir este libro en dos películas, al margen de la maniobra comercial, claro. Para esta parte tendremos sorbrevolando la figura de Dumbledore, aunque no tanto como debería. Su muerte es el mayor error del mundo mágico y se nota. Todo está sumido en la oscuridad, el último bastión de esperanza ha desaparecido y ahora Harry es el premio. Al menos de esto le costará poco darse cuenta. Bueno, poco; una lechuza y una oreja. Pero parece que este Harry puede que esté despertando hasta que el guión necesite que vuelva a ser un cabezaloca atontado. Para cuando está aceptando su ineludible cargo de figura heroica, surge todo el asunto de la boda y a paseo toda lógica.




El comienzo de la película estaba teniendo el peso que debería, pero la escena de la boda es totalmente innecesaria. O de querer contar lo que se quería resaltar con ella, mejor haberlo hecho de otra forma, porque este exceso de metraje parece un tropiezo antes que un acierto.




El filme va cobrando el tono necesario para el acontecimiento a presentar: el mal toma el mundo mágico. Siempre que por “mundo” entendamos “Gran Bretaña” y que por el mago más terrible de la historia entendamos “Voldemort” y no “Grindelwald”, claro. La batalla con los dobles de Harry era la introducción perfecta. La boda, prescindible pero continúa ese trabajo. Luego llegan dos secuencias problemáticas. Primero la de la incursión en el ministerio de magia. 'Harry Potter y las reliquias de la muerte' (Parte 1) parece empeñada en decir constantemente “poción multijugos” para crear una especie de sensación de globalidad, pero no funciona, simplemente se vuelve anecdótico y algo molesto pero... bueno, el ministerio. Al entrar ahí y ver toda la parafernalia de los actores adultos haciendo “su versión” de los protagonistas de la saga.




 De verdad, estaba pasándolo muy bien y casi me echo a llorar con la escena del obliviate a los padres de Hermione, pero la tontería del ministerio me cortó la emoción. Esa tontería constante del humor inglés de jojojo se han metido por un retrete, riámonos de como estos adultos están haciendo el idiota en situaciones tan disparatadas, jo jo jo. Ninguna gracia. Dentro de toda la secuencia, el único que llega a tener algo de rollo, es el que interpreta a Ron, porque los de Harry y Hermione son anodinos y molestos. Pero bueno, al menos con esta escena conseguimos el primer horrocrux y... sobre unos cuarenta minutos después aún seguimos en ello. Esta es la segunda secuencia problemática. Todo el asunto de renegados peregrinos, funciona cuando Ron escucha la radio mientras ves a los héroes vagar por lugares en ruinas. 




Pero claro, eso son los primeros minutos. Después tendremos que rellenar escenas con la total falta de talento de Harry y Hermione, y con un director atragantado con tanta escena vacía. En el libro, los diálogos internos y todo el tema de plagiar descaradamente al señor de los anillos, funcionaba. Porque los personajes se veían llevados hasta el límite. El horrocrux iba haciendo mella en todos, exponiendo los puntos débiles de la relación, pero en la película tendremos dosis generosas de Daniel Radcliffe poniendo cara de palo mirando al horizonte y siendo behemente con sus amigos del alma.




 Después vuelve Ron, la espada de Griffindor y se enfrentan al horrocrux. Entonces esta película de aventuras, se vuelve una película de terror. Terror, horror y el nuevo sustituto de la ballena en mis pesadillas. Ya sabéis de qué estoy hablando, hasta para Emma Watson fue desagradable rodarla. Sí, hablo de esa cosa, ese beso digital entre Harry y Hermione. Dios mío ¿qué te hemos hecho para merecer algo tan horrible? Gracias a todo lo sagrado la peli sigue.




Luego el viaje sigue y todo va cobrando sentido, los momentos sensibles vuelven a cobrar fuerza y, aunque argumentalmente ni tenga sentido, ni aporte nada, el duelo con Nagini es siniestro y te pega al asiento. Y desde aquí todo sigue un poco en ese tono, algo así como, no entiendo muy bien cómo estamos llegando hasta aquí, pero me está gustando. Luego llega la muerte de Dobby y Harry Potter llega a su mayor punto de desesperación mientras yo sonrío y Daniel Radcliffe no da la talla. Puede que ese sea uno de lo mayores problemas de la película; Harry Potter pasa por una tragedia detrás de otra, pero el nivel actoral nunca está a la altura.




 Aunque eso es algo que no sorprende a estas alturas, pero sí la dirección. Aunque llevemos ya un par de películas con David Ayer a los mandos, uno se sigue sin acostumbrar. Durante varios momentos te mantiene en vilo, pero luego se atasca cualquier ritmo que hubiera y te mete en una pereza permanente. Pero luego el final merece la pena y todo se justifica, pero en 'Harry Potter y las reliquias de la muerte' (Parte 1) no es el caso. Sé que los Potterheads me van a odiar por esto, pero la muerte de Dobby es un final flojo.




 Expone los límites de Harry y la desesperación en la que se ha sumido, se ve superado. Pero luego recuerdas que es una película y no la mitad de una y no da la talla. Al principio te venden que todo se va a venir a abajo y nunca da esa sensación, más bien transmite comienzo. Es como si en el prólogo de una película te metieran créditos y esperasen que colase hasta que saquen la siguiente. Pero hacer eso con Harry Potter es abusar de un fandom demasiado tolerante y necesitado de un final triunfante.




'Harry Potter y las reliquias de la muerte' (Parte 1) es en definitiva una película funcional y bastante efectiva, pero su historia es muy superior a su realización y en muchos puntos se le nota. Aún así es muy disfrutable y cualquier fan de la saga la recordará con añoranza y cariño, por mucho que a los demás se nos haya hecho un poco pesada.




Nota: 6,9


Jorge Tomillo Soto-Jove



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